¡Holis! ¡Al fin viernes! Aquí les dejo dos capítulos más.
38 horas antes de la tragedia
Eran las seis de la mañana, hora de levantarme. Martes. Un día horrible, nublado y frio, pero nada peor que anoche. Una noche que me hubiera encantado soñar. Que nada hubiera pasado.
Pero vería a papá, luego a mi novio y a mi mejor amiga, estaría bien. Por el momento, mi madre es lo último que me importaba.
Papá me llevó a desayunar a una cafetería cerca de la universidad. Hablamos de todo, pero no de lo sucedido, fue un tema que jamás tocó, y yo no lo haría tampoco.
—¿Aún sigues con Cole?
—Sí.
—¿Le hablaste del intercambio?
—Obvio no, esa universidad ni siquiera me contestó, sigo en lista de espera, hasta que no me digan nada, esto debe quedar entre nosotros. Ni Ari lo sabe.
—Eso es grave.
—¿Lo ves? Para que yo no le cuente nada a esa morena...
—Debe ser muy importante.
Luego de acabar aquella dona con ese frapuchino delicioso, me llevó a la universidad. No lo vi por cinco meses, teníamos mucho de qué hablar y el recorrido era corto, así que lo que no se pudo seguir anoche, lo haría más tarde, porque...
—Independientemente de cómo siga todo con tu madre, aún queda temas pendientes. Ahora vete, que se hará tarde.
Luego de saludarlo, me adentré a aquel lugar que adoraba tanto. En la puerta de nuestra primera clase, estaba Ariadna.
—¿Qué haces aquí afuera?
—Miss. Racismo, regresó—se cruzó de brazos mirando los casilleros de al frente.
—¿El profesor Hemsworth?
—¿Quién si no?
—¿Y porque te sacó?
—Mi vestimenta no era la apropiada.
—Debe ser que no pudo verte por tan buen gusto que traías.
—No podré tomar la clase—profirió aún de brazos cruzados.
—Eso lo decidirá el rector. Vamos a decirle.
—Te encanta armar caos.
—Eso no es verdad, solo que no dejaré que te saquen de clases por esto. Alguien debe frenarlo ya.
—Mientras no pase a mayores—se encogió de hombros.
Luego de hablar con la "autoridad suprema" de la universidad, y exigir respeto, regresamos a clases. Sacaron al profesor unos segundos para hablar de algo que no le gustó, de lo contrario, al ingresar, no nos habría mirado de aquella manera.
Al concluir la clase. Todos comenzamos a salir, cuando el profesor me dijo:
—Señorita Renner. Debería elegir mejor sus amistades.
—Y usted, debería procurar no perder su trabajo. Porque de hacerlo, no conseguirá en ninguna otra parte, el racismo es un acto poco ético, y más aún para alguien como usted. Su nombre quedara manchado, por los siglos.
—De lo siglos—completó Ari.
—Manga de insolentes.
Ambas nos miramos y salimos de allí rápidamente. No podíamos dejar de reírnos.
—Júrame que habrá más de esto—retomaba aliento.
—No lo dudes.
—Agradece que el rector tiene mucho aprecio hacia ti y tu familia.
—Vámonos—reí—, muero de hambre—concluí.
Nos dirigimos a la cafetería y luego de sentarnos junto a Cole, que estudiaba para la siguiente clase, le contamos lo que hicimos.
—A ustedes dos de verdad no hay quien las frene.
—Grazie—contesté orgullosa.
—Necesito hablar contigo, y sin ¿Podemos hablar?
—Claro—fruncí el ceño luego de su voz tan...diferente.
—Yo...debo irme.
—Gracias, Ariadna—la miró.
—No hay de qué.
Me confesó cabizbajo que no había comenzado con ningún terapeuta, que lo había comentado con su padre, pero él le dijo que eso era para locos, y él no lo estaba.
—No necesariamente debes estarlo para ir. Solo quieres que te ayuden a sanar ese dolor por lo que pasó—extendí mi mano hacia la suya.
—Si, pues— la quitó poniéndose de pie—, quizá él tenga razón— se fue.
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Hasta Siempre ✅
Подростковая литератураDicen que no hay mal que por bien no venga. Que después de la tormenta siempre sale el sol. Pero ya habían pasado dos meses y seguía esperando. Había tirado la bandera... Y entonces, apareció él. © Todos los derechos reservados Queda totalmente pro...