Martes
—¿Julia?
—¿Puedo pasar al baño?
—Sí, claro—él sabe que algo anda mal—Del pasillo a la derecha, segunda puerta.
—Gracias.
Corrí y me lavé la cara. Una dos. Tres veces.
Caí rendida y lloré.
— Julia, despierta...
Todo se mezcló, mi cabeza fue un menjunje de recuerdos y pesadillas. No sabía que era qué. Que era un recuerdo y que un sueño. Nada estaba claro.
— Abre los ojos por favor.
¿Dónde? ¿Dónde había escuchado aquella voz? Por favor, anda, recuerda. No es la primera vez, hazlo, esfuérzate.
—¡Julia! ¡Reacciona!
—¡NO!
Estaba tan abstraída, encerrada en mi misma, que una fragancia dulce y familiar me sacó de mis cavilaciones.
Lo miré. Sonreía, sus ojos azules iluminaban más que nunca. Me abrazó, y en ese momento se me olvidó por completo que él era mi psicólogo, solo pasó a ser una persona consolándome. Me dejé envolver en aquellos brazos anchos y lloré con más fuerza.
—Fue Jon—grité entre llantos—Jon me salvó, él…él recibió La bala por mí....
—Así es—frotó mi espalda y me susurró—. Lo hiciste bien. Un paso a la vez, vamos al siguiente.
Silencio. Un silencio sepulcral. En el baño. Uno al lado del otro. No quería hablar, no me importaba si estaba en el lugar menos adecuado, pasamos del encierro, al aire libre, acabar por hoy en un sanitario.
—Llegó tu madre—musitó poniéndose en pie.
Lo frené de la muñeca y él volteó a verme. Me dio electricidad y un salto a mi corazón aquella pequeña acción, ese diminuto contacto.
—No le digas nada—pedí—, no le…no le digas que lloré ni que....
Volvió a agacharse hasta quedar frente a mí.
—Este es un espacio personal, lo que pasa aquí, se queda aquí.
<<¿Y si te besa?>>
—No es profesional, ni adecuado romper la relación...paciente y terapeuta.
<<Crack>>
Ya.... ojalá fuera otra la relación.
—Nada de lo que pase o se diga sale de mi boca sin tu consentimiento.
Se levantó nuevamente y ahí lo dejé marcharse.
Me miré al espejo frente al lavamanos y me arregle un poco, hasta convencerme que no levantaría sospechas.
—Hola, hija—dijo mamá cuando subí.
Me mantuve callada.
— Adiós, Sebastián.
Él también se despidió.
Llegamos a casa, una vez que ambas estábamos adentro, y mamá dejó el abrigo en el perchero, me colgué a sus brazos. Sorprendida ante esta reacción, no supo que hacer por unos segundos, jamás la había abrazado, no con esta intensidad al menos.
—Perdón. Perdón. Perdón. Te quiero mucho. Eres la….
—Oye, oye, oye- me separó de ella buscando mis ojos—Julia, veme, Julia- obedecí—Cariño—secó una de mis lágrimas—¿Qué sucede?
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Hasta Siempre ✅
Подростковая литератураDicen que no hay mal que por bien no venga. Que después de la tormenta siempre sale el sol. Pero ya habían pasado dos meses y seguía esperando. Había tirado la bandera... Y entonces, apareció él. © Todos los derechos reservados Queda totalmente pro...