¿Le gusto?

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Decir que se sentía feliz era poco, no ha dejado de sonreír desde que estuvo con Kacchan.

Después de cenar y dar las buenas noches a todos, no pudo soportarlo y corrió a abrazar a Kacchan para darle las buenas noches, y huyó antes de ver su reacción, ¿Por qué huyó? Pues porque aunque lo haya besado momentos antes, fue un impulso frente a todos y moría de vergüenza, así que se fue a su habitación.

Casi no durmió por repasar una y otra vez lo que había pasado, y los sentimientos que tiene.

Era el ser humano más feliz en la tierra ahogando gritos de emoción en su almohada, chillando y pataleando, acariciando sus labios de vez en cuando, y volviendo a chillar y patalear.

Todo un chiquillo enamorado.

Las palabras de Kacchan le llegaban a su mente, y volvía a sentir ese hermoso cosquilleo en sus oídos y en su pecho.

Y aunque ha dormido solo un par de horas, es como si hubiese dormido mejor que nunca, por sus mejillas coloradas, sus ojos desbordantes de brillo, y su aura llena de destellos y flores.

Se encaminaba al salón de clases, ansioso por lo que podría pasar ese día, y las cosas que podría hacer con Kacchan ahora que todo está mejor que nunca.

Se detuvo en la puerta del salón, se preparó arreglando un poco su cabello y su uniforme, y decidido entró. Sus ojos se posicionaron inmediatamente en el rubio hasta el otro lado del salón quien estaba observando hacia la ventana. Un saludo general a todos sus compañeros y una sonrisa como de costumbre, y luego caminó en su dirección.

–¡Buenos días Kacchan! –Era el ser más deslumbrante y lleno de alegría.

Pero cuando el saludo llegó a oídos del rubio, este volteó a verlo de pies a cabeza, y gruñendo solo soltó. –Nerd.

Desconcertado, la sonrisa se borró del rostro de Izuku, haciendo que pasara de una sola vez a sentarse en su lugar. Viendo nada más que sus manos sobre la mesa, frunció el entrecejo.

Pensó que tendría un saludo más cálido debido a lo que ocurrió un día antes, pero solo obtuvo un gruñido y esa mirada...  Esa mirada era de desagrado.

Negó con su cabeza esparciendo toda la negatividad.

Es de Kacchan de quién hablamos, él no es alguien que demuestre afecto, y aunque lo miró con disgusto, al menos esta vez le respondió el saludo. Volvió a sonreír con eso en mente mientras el profesor se hacía presente para dar inicio a las clases.

De seguro no es nada.

[•••]

Sin notarlo, la hora del almuerzo llegó y el timbre de la escuela sonó.

Izuku detuvo a Katsuki antes de que este se levantara de su asiento, y con la sonrisa más dulce y mirada más tierna, se atrevió a hacer una petición.

–Kacchan ¿Podemos almorzar juntos?

Silencio...

Un silencio prolongado recibió no sabe exactamente por cuánto tiempo, pero cada segundo lo sentía como una tonelada de cuchillos clavándose en su pecho, así como también la mirada distante que el rubio le daba.

–Hoy no puedo, Deku.

Fue lo que respondió mientras se levantaba y salía del salón.

E Izuku, Izuku tenía ganas de llorar.

"¿Estará enojado conmigo por el abrazo que le di frente a todos? ¿Tanto lo avergoncé? Quizá no estaba listo para demostrar afecto en público... quizá me precipité demasiado."

Operación "Bakugo confesión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora