MY ENEMY. -Vi .arcane.

𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻

Piltover.
Syel.

Ahora que madre se había ido, Mel había tomado su lugar en el consejo, la más joven de la mesa.

Estaba en la habitación con las mucamas amarrando el corset a su cuerpo, veía sus gestos y escuchaba sus quejidos.

Lo peor es que de ella seguía yo.

Cuando por fin terminaron con ella, me llamaron a mi, el doloroso y ajustado corset me corto por unos segundos la respiración.

Ni siquiera sabía porque tenía que ponerme uno, yo no iba a ir a ningún lado.

Caitlyn tenia problemas en casa, y le tenían completamente prohibido salir, o siquiera llamar, su madre era buena en cierta forma, estaba para Caitlyn cuando ella lo necesitaba y estoy segura que haría lo que fuera por ella.

Pero la sociedad la tenía comiendo de la palma de su mano.

Y cualquier cosa era razón de exaltación.

Llevaba ya más de cinco horas intentando dormir, pero el maldito corsé no me ayudaba mucho, no cene y solo me fui a mi cuarto, Jayce era mi amigo, y tal vez podría invitarlo a mi cuarto a hablar de química y ciencia molecular.

Pero estaba muy ocupado intentando salvar al mundo con sus inventos.

A parte, estaba segurísima de que ya era de madrugada, y no quería molestar.

Pequeñas piedritas que cayeron en mi suelo me hicieron alertarme, tenía la ventana abierta y no podía ser Caitlyn la que hiciera tal cosa.

Me levanté y asome solo un poco, pero lo único que ví fue a un montón de pelo rosa detras de un árbol.

Violet estaba tirando piedras a mi ventana, claramente había fallado porque cayeron en el suelo, pero se apreciaba su intención.

Tome un suéter que tapaba todo mi cuerpo y baje por las piedras de la casa.

—Hola Vi —hable una vez que ya estaba abajo.

—Tu casa es gigante, llevo casi una hora aquí, ¿que acaso tú ventana es contra sonido?.

Tome un mechón de su cabello y le sonreí.

—Tu me vienes a buscar ¿Y ni siquiera me saludas?.

—Hola.

Mi interior grito cuando Violet tomo mi mano y camino llevándome con ella.

Por alguna razón, no había guardias.

Me llevo por medio Piltover sin decir absolutamente nada, y nadie nos vió.

—Espera, espera, espera — Al ver qué estábamos a nada de cruzar a Zaun la detuve.

—¿Que paso?.

—¿Como que que paso?, ¿A dónde me llevas?.

—A mi casa —Vi me insinuó a saltar.

—Pero, ¿vamos muy rápido no crees?.

—¿Disculpa?.

Violet pareció reiniciarce por un segundo.

—Ni siquiera me haz besado y ya me quieres presentar a tu familia.

Me acerque más a Vi y puse mi mano en su cadera, para que ella fuera tres años mayor que yo, estábamos casi de la misma altura.

Tal vez solo eran unos centímetros, pero me sentía superior de muchas formas.

—No, haber, no es para eso —a pesar de la poca luz, note lo rojas que estaban sus mejillas.

—¿Entonces para que más me quieres llevar a tu casa?, Que no se te olvide que soy menor de edad.

Vi se alejo sin ser muy brusca y volvió a tomar mi mano pero la soltó en el momento que deje de tomar su cadera.

—Vamos.

Violet saltó, sin decir nada más, y yo, con mi sonrisa de tonta triunfadora, salte detrás de ella, aunque por el incomodo corset era más complica de lo normal.

Todo lo demás de el camino fuimos en silencio, en ocasiones la tomaba de la cintura para poner la nerviosa.

Aunque me ponía más nerviosa yo.

La verdad, es que, no sabía lo que me gustaba, lo hacía en broma la mayor parte de el tiempo.

No me gustaba Violet.

Creo.

Era una mujer, tal vez si fuera hombre, tal vez le hubiera declarado mi amor el maldito primer día que nos conocimos, por más ridículos que fuera.

Nunca podría de verdad estar enamorada o si quiera gustar de ella, ¿que diría mi hermana sobre ello?, ¿que dirían las personas de las que dependía ahora sobre eso?

Llegamos a un Bar llamado la última gota, se veía tétrico y tenía vibras de "entra y yo te digo si sales", pero se supone que íbamos a la casa de Vi y por alguna razón confíaba en ella.

Antes de entrar, volvió a colocarse la capucha y se giró par verme a mí.

—Pontela —Apunto a la capucha.

Entramos al lugar, nadie nos noto, o al menos eso creo.

Por alguna razón, Violet se alejo mucho de mi, tanto que ella estaba en un extremo y yo al otro, logré alcanzarla antes de que entrara a otra puerta.

Cuando creí que había sido todo, bajando las escaleras, un tipo gigante nos intercepto.

Y creo que era su papá.

Mierda.