Habían pasado más de setenta y dos horas desde que desperté en el calabozo. Me dolían los brazos y mis muñecas probablemente estaban magulladas bajo los grilletes de hierro oxidado, mis manos estaban moradas, el lado derecho de mi cabeza estaba ensangrentado y dolía como nunca antes lo había hecho. Me encontraba en, al parecer, el calabozo más repugnante y asqueroso de todo Mëlhindor, las paredes de piedras tenían hongos gracias a la humedad, en una de las esquinas había telarañas gigantes y en un rincón había una rata muerta con gusanos. El olor era putrefacto. El olor más asqueroso que había presenciado en toda mi vida. En frente de mí se hallaba una rejilla de hierro negra y luego de la rejilla, se encontraba la puerta de madera, que por el lado de afuera estaba reforzada con un gran candado. O eso era lo que yo suponía. Tenía hambre, pues aquí sólo me alimentaban con migajas de pan que lanzaban por una ranura que había en la puerta, las cuales a veces caían a mis pies y yo tenía que tomarlas del piso con mi boca, puesto a que la cadena de los grilletes no era tan larga y no me dejaba tomar las migajas de pan con las manos. También me daban agua, pero eso sucedía sólo en las noches, me tiraban un balde de agua fría encima y yo aprovechaba para tomar todo lo que pudiera para no morir por deshidratación. "Ya está atardeciendo, de seguro están por venir". Pensé mientras observaba a la pequeña ventana que estaba en lo alto de la pared izquierda.
Eso sin mencionar que ahora mi cuerpo se hallaba más adolorado que antes, pues con cada una de las visitas de los caballeros para 'alimentarme' venía con una paliza de regalo. Recuerdo que después de la golpiza que me dieron la noche anterior, gritaban cosas como;
'¿Fue divertido matar a nuestro rey, eh? Pues más divertido será humillarte frente al reino entero mientras mueres, maldito bastardo'
Yo lo negaba, todo lo que podía, a cada hora que alguien venía, lo gritaba, pero cada vez que habría mi boca, me golpeaban más y más hasta que no tenía las fuerzas suficientes ni para abrir mis ojos. Y me sentía triste e impotente, moriría sin tener culpa de nada, mientras que el verdadero asesino había escapado.
Todos los días me preguntaba sobre mis padres y mis hermanos menores. ¿Ellos sabrían esto? ¿Estarían decepcionados ellos? ¿Ó me defenderían? ¿Los tendrían a ellos bajo prisión también?
Esas eran pocas de las millones preguntas que me hacía a mí mismo el tiempo en el que estaba consciente. Y todas tenían una misma respuesta: No lo sé. No sabía si mi familia estaba bien, y eso era otra de las cosas que me desesperaba y me carcomía por dentro. La culpabilidad y la tristeza no dejaban mi cuerpo ni por un segundo.
Había pasado un largo rato, ya era de noche cuando logré escuchar un par de golpes secos que luego fueron acompañados por el sonido de llaves. Me encogí en mi lugar y traté de cubrirme todo lo que pude. Vendrían a tirarme agua helada como cada noche que había pasado aquí, para luego golpearme hasta dejarme inconsciente de nuevo. O tal vez vendrían para darme la muerte humillante y dolorosa que tienen planeada para mí.
La puerta de madera se abrió, dejando entrar la luz de las antorchas que había del otro lado de las paredes del calabozo. No pude distinguir quien había abierto la puerta al instante, ya que mis ojos apenas se estaban adaptando a la poca luz que entraba por la puerta. El tintineo de las llaves se hizo escuchar mientras un caballero abría la rejilla. Me percaté que el caballero no tenía armadura color carmesí, la de él era completamente negra. El casco de su armadura cubría su rostro, pero la visera de éste estaba arriba, de todas formas estaba oscuro y la luz del pasillo no era suficiente como para poder tener algún contacto visual con el caballero de armadura negra. Pude ver como tomaba la empuñadura de la vaina donde su espada descansaba. ¿A caso este iba a ser quien me torturara para vengar la muerte del Rey?Yo sólo murmuraba; "yo no lo hice, lo juro por Dios" repetidas veces. Este era mi fin, iba a ser asesinado de la manera más injusta posible.
El caballero desenvainó la espada. Era fantástica. Yo seguro estoy loco por halagar el arma que iba a ser la responsable de mi homicidio. ¿Cómo será morir? Voy a averiguarlo ahora mismo.

ESTÁS LEYENDO
Historias antiguas de Defhelstar
FantasyLa historia narra los acontecimientos en la vida del joven William Alexander Blackstone en el antiguo poblado de Mëlindhor. Will creía que nada interesante pasaba en aquél poblado, hasta que descubrirá un secreto muy valioso en medio de una conspira...