Capítulo 5

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El esperado y llegado viernes está diciéndome que el fin de semana vendrá más rápido de lo esperado. Hoy es el último día laboral de la semana, y nada me alegra más que eso. Necesito un descanso. Recostarme en mi sillón y quedarme allí hasta el domingo por la noche. Estoy agotado, y aunque mi trabajo es lo mejor que puedo tener, a veces necesito tiempo fuera.

Ya casi es hora de terminar, sólo faltan dos horas más y me iré a descansar, principalmente del horrible compañero de trabajo que tengo. Que ahora me está intentando atinar un golpe con las ligas con las que atora los lápices en su cajón. A veces es así de insoportable. Hay veces en las que no tiene nada que hacer—porque entrega todo antes de tiempo al punto en que da miedo—y cree que puede molestarme mientras yo sigo trabajando. Una de las tantas razones por las que odio que no haya un cristal completo dividiendo nuestras oficinas. O una pared para así ya no verlo más.

—Lanzas otra y llamaré a Anissa.—contesto volteando a verlo por milésima vez desde que comenzó con su juego de niños. Sé que realmente no me ha querido pegar, porque si fuera así, ya estaría quejándome porque alguna de sus ligas me ha dado en la cara. No tiene pésima puntería he de admitir, hubo una que dio justo al lado de mi cabeza y rebotó en el ventanal que tengo detrás de mí. Todo para querer hacerme enojar. No entiendo su comportamiento desde lo de la cafetería, siento que está más odioso conmigo. Sin embargo, prefiero dejarlo pasar, no me voy a mortificar por sus actitudes raras.

—Arruinas la diversión a todo, Kanawut.—me dice mientras se recarga en el respaldo de su silla, hoy, como es viernes, no trae un traje como lo demás días, siempre el último día laboral de la semana trae algo más informal, en esta ocasión, su ancha y firme espalda se ve más notoria por el suéter negro que trae encima de la camisa blanca que sobresale por el cuello de ésta, también un pantalón negro justo a su figura y que hace que me sea imposible juzgar su apariencia porque realmente cualquier ropa que se ponga le queda muy bien.

Es todo lo contrario a mí, yo por lo general venía con algo más informal, la mayoría del tiempo traía algún pantalón estilo Capri de vestir, a veces de un solo color o con algún estampado simple como cuadros o líneas, me llegaban a las pantorrillas y siempre lo complementaba con algún par de tenis blancos, alguna camisa o camiseta que combinara con el conjunto de ropa—casi siempre más grande de mi talla—o había veces, casi siempre a fin de mes cuando había juntas importantes, venía con algún traje formal, mi favorito era el azul marino, o ya cuando tenía pocas ideas sobre vestirme, decidía un conjunto de ropa completamente obscuro, botas y una chaqueta de cuero.

Los colores que por lo general ocupo son cálidos y fuertes, al contrario de Mew que sólo era gris, azul marino, negro, blanco y ya arriesgándose beige. Aunque hay algo que siempre hace la diferencia en su forma de vestir y era que siempre traía algún complemento amarillo, siempre.

En este caso, trae de una pulsera amarilla en su muñeca izquierda, lo he visto desde que comenzó a lanzarme ligas. Contrasta demasiado con todo su conjunto pero... lamentablemente para mí, ni siquiera eso se veía mal. 

—Pareces un niño, ¿sabes?—contesto blanqueando los ojos. Al menos en esta ocasión me había dicho de forma más decente que soy aburrido a su parecer, hay veces que es más brusco. Siempre me ha repetido que soy aburrido, o cero atractivo porque según él, me arreglo como un adolescente. Aunque si soy sincero, el que se está comportando como un puberto de dieciséis es él cuando comenzó a lanzarme esas ligas. Además, dejé que las opiniones de los demás, principalmente de chicos heterosexuales como él, no me importaran desde hace mucho... mucho tiempo.

—¿Yo? ¿Quién fue el que metió a Anissa en la conversación?—bufo y vuelvo a voltear hacia mi monitor. No me ha dejado de molestar desde la mañana. Y mi único argumento es llamar a Anissa Fishman, la mujer de recursos humanos a la que hemos sacado de quicio desde que nos conocimos. Sí, ambos, yo también me culpo al respecto, nuestra mala relación ha llegado a oídos de todos y Anissa realmente ya no sabe qué hacer con nosotros. No la culpo. Nuestra mala actitud sobre el otro muchas veces ha sobrepasado un límite, algo que me avergüenza como nadie tiene idea. No me gusta comportarme como un niño inmaduro en mi trabajo pero con alguien como Mew, las cosas se vuelven difíciles.  

Querido novio, ¡como te odio/te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora