Mi mano tiembla mientras sujeta el tenedor y realmente quisiera que fuera por los nervios de la cena, por estar enfrente de las personas con las que trabajaré para este proyecto importante pero no...
Mi mente vaga todo el tiempo en lo que ha sucedido hace tan sólo dos horas. Y trato de buscar alguna explicación lógica para aquello sin embargo, sigo sin encontrar nada. Todo pasó tan rápido que ahora que lo recuerdo pareciera que sólo lo he imaginado.
—¿Señor Kanawut?—levanto la vista con rapidez cuando escucho a alguien llamarme, veo al señor Sombun que parece que me ha llamado más veces de las que alcanzo a escuchar. Gulf idiota, concéntrate.
—Perdone, ¿Qué?—parpadeo muchas veces mientras me regaño a mi mismo que debo poner atención en cosas más importantes que lo sucedido hace un instante.
Intento convencerme de que todo lo que pasó tiene una explicación bastante simple y que tal vez yo estoy sobre pensando las cosas. Sí, eso tiene que ser.
Nunca he visto a Mew de otra forma que no sea el odioso compañero de oficina en donde trabajo, mi propia afirmación de que él es heterosexual parece que es la que me hizo poner una barrera entre nosotros dos y ahora que él se me ha acercado así me siento extraño.
—Sólo quería saber si la comida ha sido de su agrado, no ha comido nada.—bajo de nuevo la vista hacia mi plato de pasta y es cierto, no he comido ni un bocado, el plato está intacto.
—Ehh, sí, yo... Sólo no tengo mucha hambre.—contesto cortésmente. Él sonríe y asiente mientras me ve fijamente por lo que yo quito mi mirada, me da miedo el hecho de que si alguien me queda viendo mucho tiempo descubra todo el remolino que hay en mi cabeza en este instante.
—Bueno, con un proyecto así dudo mucho que algunos tengan hambre.—bromea mi jefe mientras me sujeta del hombro y lo aprieta levemente. Sé que ese simple gesto es un recordatorio de que debo ser seguro de mi mismo y que él cree en mí pero yo simplemente me he quedado distante en toda la cena. No es justo, no quiero decepcionarlo o hacerlo quedar mal por confiar en mí.
El resto de la mesa se ríe levemente y asiente, desde que llegué he notado que todos me ganan en edad, soy el más joven en trabajar en este proyecto y no sé si eso me hace sentir orgulloso o inseguro. Creo que lo último. Todos aquí parecen tener más experiencia que yo y eso no me hace sentir bien, siento que cada vez que me miran sólo ven a un niño. Me siento tan pequeño aquí.
—Tranquilo, Gulf, ninguno de nosotros muerde.—replica Andy, una diseñadora de treinta y seis años y con la única que he podido llevar una conversación no tan tensa desde que inició la cena. Sonrío levemente mientras niego con la cabeza.
—No es eso, créeme, sólo estaba pensando en... un cliente un poco... confuso—respondo tratando de que no toda la atención siga en mí. Bueno, lo que digo no es muy alejado a la realidad. Se supone que en la mañana yo creía que Mew y yo nos odiábamos a muerte y justo hace dos horas estaba a punto de besarme. No es un cliente pero sí es confuso.
—¡Ahg! Lo sé son los más molestos, los que son impredecibles, piensan una cosa y crees que entiendes que es lo que quieren pero después te dan un portazo cambiando todo el esquema.
Vaya, qué acertada situación.
—Sí, es sólo eso pero creo que ya lo tengo resuelto, no hay ningún problema.
Ellos asienten, hoy sólo se han presentado dos diseñadores aparte de mí, tres arquitectos, el señor Sombun, Nathan, el jefe de proyectos de la misma empresa de donde son los otros diseñadores y el jefe de los arquitectos. Por lo que a pesar de no ser muchos, se han tocado temas importantes, los demás que faltan se irán acoplando a lo acordado aquí. Ya veo porque mi jefe quería que asistiera hoy.
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Querido novio, ¡como te odio/te amo!
FanfictionGulf nunca ha tenido un romance pasional ni cautivador, todas las relaciones en las que ha estado han terminado en total desastre y la razón principal es porque su mayor prioridad es el trabajo, a pesar de la presión de su círculo social por consegu...