7. Enfrentamiento

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- Theseus... - susurró Lally, emocionada. Theseus llevó su mano a la arrugada blusa que la profesora llevaba y empezó a desabrocharlos.
- Párame... éste no es el momento ni el lugar... pero no puedo evitarlo - siseó el auror. - Si no eres tú quién me pare... yo... Eulalie...

La forma en que su novio pronunció "Eulalie" cautivó de tal forma a la profesora que por un rato, olvidó sus precauciones, su sentido común. Tiró de él hacia la cama, quitándole el abrigo de que su hermano le había prestado, mientras él le quitaba la camisa.

El auror se dejó llevar hasta la cama, terminando de quitarle la blusa mientras avanzaban hacia allí. Locos de pasión el uno por el otro, olvidaron la peligrosa situación en la que se encontraban.

- Eulalie - repitió Theseus, con la voz ronca de deseo. - Eulalie... te amo... - le susurró al oído, empezando a darle pequeños besos y mordiscos en la oreja, y bajando por su cuello.
- Theseus... - Lally empezó a quitarle la corbata, que tiró a un lado junto con el abrigo del auror. - Theseus... Theseus... - jadeó mientras su novio la besaba por todos lados.

Acabaron de quitarse la ropa mutuamente, que cayó en un montón al lado de la cama, mientras disfrutaban del cuerpo del otro. Inconscientemente, sabían que podría ser la única oportunidad para estar juntos... si los sorprendían, si descubrían el engaño de Theseus, los matarían a ambos. Aquella inconsciente seguridad provocó que la pasión entre ellos aumentara de nivel; los besos del auror se hicieron más profundos, más ardientes. Lally chilló de placer sin poder evitarlo.

El amanecer los encontró aún en la cama, sin haber dormido.

- Deberías haber vuelto hace rato a tu habitación, Theseus - murmuró la profesora, apoyada en el pecho del auror. - Si no lo haces y se despiertan...
- Puede que sea una locura, Lally, pero no me voy de aquí sin ti - dijo Theseus con firmeza. - Aunque me tenga que enfrentar a Grindelwald y a todos sus malditos acólitos. - La besó dulcemente en los labios y se levantó de la cama para coger su ropa. - Vístete,  les enviaré un patronus a los demás para que estén preparados.

Lally asintió mientras veía como de la varita de su pareja salía una luz plateada, la cual fue hacia la ventana y la atravesó, perdiéndose entre las escarpadas laderas de los alpes.

Ya vestidos, Theseus abrió la puerta con cuidado y empezaron a bajar las escaleras lentamente, en silencio y cogidos de la mano. El auror tenía su varita preparada, pero la fortaleza parecía desierta; nadie parecía haber despertado aún. Por un momento, creyeron que iban a conseguir, aunque no creían que fuera tan fácil llegar hasta el patio y salir del castillo sin que nadie los detuviera.

Consiguieron bajar hasta llegar al vestíbulo de la entrada de la fortaleza, pero se encontraron la puerta bloqueada por la presencia de una forma oscura, delgada y alta; un hombre de cabello corto estilo militar y una larga gabardina gris oscura. 

- Helmut - siseó Theseus, haciendo que Lally se echara para atrás, aunque ella le dio un pequeño manotazo como advertencia.

- Theseus - pronunció el alemán, con marcado acento. - El gran auror héroe de guerra... y ahora sólo el niño bonito de Albus Dumbledore. 

- Mejor ser el niño bonito de Albus Dumbledore que una sucia rata que ataca a chicas indefensas en medio del bosque  - manifestó el auror, con rabia. - Sal de en medio, Helmut... antes de que te vuelva a dejar en ridículo como hice en Bhutan.

El ex-auror alemán sonrió con maldad, levantando su varita hacia Theseus.

- Sabía que había algo raro en cuanto te vi por aquí, fingiendo ser tu hermano - contestó Helmut. - Por eso le pedí a Grindelwald ser yo quien te vigilara; no sabes que satisfacción más grande he tenido cuando he visto que mi deducción era correcta. 

3. Animales Fantásticos: El auror y la profesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora