3: 🔆Mente Nublada🔆

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La mirada marrón se pasea por la habitación en la que se encuentra, realmente no tiene nada que destacar pues los muebles e incluso las cobijas que cubren la cama son muy...simples. Monótonas, y si se pone a hacer comparaciones con todas las películas que ha visto en su vida, puede que se asemeje muchísimo a las celdas de The Green Mile.

Gran película, excelente reparto y siempre llora cuando muere John Coffey y el Sr. Jingles, aunque este último no cuenta del todo su muerte porque revivió.

Yuji hace una mueca, él no debería de estar pensando sobre la decoración del lugar ni menos en una de sus películas favoritas, sino en buscar la forma de llamar a su amigo Junpei.

No sabe todavía si se encuentra bien o no, y eso le comienza a preocupar muchísimo, dejando de lado que en realidad no sabe a ciencia cierta dónde se encuentra y quienes son las personas que quieren hacerse con él.

Lo último que recuerda antes de desmayarse es haber visto la misma imagen que soñó por días, cosa que eso le crea más incógnitas que respuestas.

Es obvio que Yuuji siente mucha curiosidad por quien se parece tanto a él, Sukuna Ryomen, pero la idea de que su mejor amigo se encuentre en el hospital lo tiene sumamente distraído y evita que piensa debidamente las cosas. Es por ello de que se encuentra ahí sentado en el suelo de esa habitación frente al sujeto que se parece a él, mientras que el pelinegro, llamado Fushiguro, yace sentado en la cama cerca de ellos.

— Entonces, ¿dices que tienes un pacto de sangre con él? —la pregunta hecha por Fushiguro lo hace voltear a verlo, él realmente no sabe de lo que habla, pero el semblante serio le deja en claro que es un asunto delicado— ¿En serio?

— Tal vez.

— ¿Perdón? ¿Qué quieres decir con "tal vez"?

— Pues eso, "tal vez" —Sukuna se alza de hombros, viendo a Fushiguro con un semblante serio—. Los pactos de sangre conllevan muchas cosas, pero la primordial es que los involucrados estén de acuerdo con ello. No logro entender cómo es que existe entre nosotros —señala el espacio entre ellos, haciendo que le mire por el rabillo del ojo— por qué: Es ridículo.

— Pero posible —el pelinegro señala a Yuuji, haciendo que frunza el ceño.

— Por lo que veo sí —la mirada de Sukuna recae en Yuuji, quien no la aparta y solo observa atentamente a quien le mira—, pero no entiendo cómo. Debería de saberlo, pero creo que decidí que no era importante.

— Eres todo un genio.

— Oye, aquí tu sarcasmo no nos va a ayudar —el peligro suspira irritado, se cruza de brazos y enfoca toda su atención en el rosado de facciones suaves—. ¿Sabes el número de celular de tu amigo? —la pregunta apenas es terminada y Yuuji asiente repetidas veces de manera efusiva, Fushiguro suspira y no duda en buscar el celular en el bolsillo de su pantalón, para después extenderlo hacia el recién llegado— Le puedes marcar desde mi celular, pero no le digas nada respecto a esa cosa que los atacó. Tampoco sobre dónde estás, ¿de acuerdo?

— Sí, muchas gracias, Fushiguro.

Sukuna observa con ojos entrecerrados al pelinegro, pues este se ha sonrojado cuando Yuuji lo ha nombrado y eso le hace soltar un gruñido bajo, cosa que le sorprende lo suficiente como para ver a un punto sin importancia del suelo. ¿Acaso los sentimientos más humanos e irracionales comienzan a abrirse paso en su cuerpo?

Definitivamente eso no es bueno, pues es consciente de que, si los celos han llevado a humanos a cometer locuras, ¿qué haría una maldición bajo las influencias de semejante sentimiento? Le crea mucha curiosidad la idea de que algo tan mundano le de muchísimas fuerzas, ¿sería algo tan divertido como se lo imagina?

Devórame en la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora