Devórame en la Noche

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Yuuji siente la cara arder, no solamente por el hecho que ha azotado contra el suelo a Sukuna sin ningún tipo de cuidado, algo que siempre debe de hacer, tampoco porque un par de desconocidos estuvieron a punto de verlos en una posición tan comprometedora, sino porque tiene una erección.

¡Una reacción natural que ha tenido con su gemelo! ¡¡Eso lo vuelve algo totalmente antinatural!!

¡Se siente sucio y avergonzado! ¡¿Cómo se supone que vuelva a verlo a la cara?!

¿Y si Fushiguro se entera de lo ocurrido en esa habitación? Dejando de lado que le debe un suelo nuevo. Su vida adulta apenas ha iniciado y ya tiene deudas, ¿puede su suerte ser peor?

— ¡No des un paso más! —ante la repentina orden, Yuuji hace caso y frena de golpe, gira un poco el cuerpo para ver quien le ha hablado y frunce el ceño al ver un hombre de cabello rubio y bien vestido, el cual se acerca a él usando unas gafas muy particulares— Quieto.

— ¿Perdón?

— No te muevas —abre la boca para replicar, pero un siseo a su espalda le hace enmudecer.

El hombre vestido de traje suspira, se acomoda los lentes y en un parpadeo se encuentra justo al lado de Yuuji, él voltea y mira con asombro al desconocido golpear la cabeza de una enorme serpiente, la cual se queda inmóvil antes de que el área golpeada estalle y salpique un viscoso liquido negro.

Observa el cuerpo caer sin vida al suelo y solo es cuestión de segundos para ver aquello volverse cenizas, la cual incluso se desvanece en el viento. Parpadea repetidas veces sin entender lo que ha pasado, pero no es idiota... Al menos espera que no, pues en ese caso su titulo universitario iba a ser sólo un lindo matamoscas.

No piensa pasar por alto que la "serpiente" ha tenido una apariencia fuera de lo normal, pues carecía de escamas y lucia más como una piel humana en estado de descomposición no como las películas de Hollywood muestran, sino como aquella que los documentales presentan en las autopsias, dejando de lado que era sumamente enorme. Ni en Animal Planet ha visto algo semejante.

— Parece ser que realmente atraes maldiciones —voltea a ver al hombre de cabello rubio y lo observa acomodarse las peculiares gafas, soltando un suspiro—. ¿A dónde tenías planeado ir?

— Yo debo ir a casa —responde bajo, sin apartar la mirada del hombre—, mi abuelo ha de estar preocupado y ya no quiero estar aquí —realmente estaba corriendo sin un rumbo fijo por lo sucedido con Sukuna, pero ve innecesario contar ese detalle—, aunque no estoy seguro cómo voy a lograr eso sin saber en donde estoy realmente.

— El director no te ha conocido todavía, ¿cierto?

— No sé quién es.

— Su nombre es Masamichi Yaga —el hombre se arregla el traje, da media vuelta y Yuji lo comienza a seguir cuando lo ve avanzar—, es el director de la academia. Es un hombre comprensible y listo, así que no te preocupes. Estoy seguro de que te aceptara, aunque no estoy seguro a quien vaya a pedirle ser tu profesor.

— No dije que quisiera ingresar al instituto.

— Hm, es verdad —el hombre desvía un poco el camino recto, cosa que hace a Yuuji ladear un poco el rostro—. En ese caso, te guiare a la parada del autobús.

— Muchas gracias.

— No hay de qué.

Camina en silencio, siguiendo al hombre en todo momento. Es más alto que él, aunque claramente más bajo que aquel sujeto de cabello blanco y venda en los ojos, ¿cómo lo llamaron? ¿Gojo? Sí, algo así.