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Jeong YunHo tenía 7 años cuando dejó caer un ladrillo sobre la cabeza de su padre abusador desde el techo, y 10 cuando empujó a su madre alcohólica de las escaleras, el sonido de su cabeza y el cuello romperse de sus padres se quedó intacto en su memoria.

Tenía 15 años cuando conoció a JaeHui, mirando con sus ojos cansados por la ventana, su padre iba a recoger la correspondencia. YunHo suspiró, no pensaba que el niño iba a ser tan pequeñito. Tenía los labios abultados en un puchero y moretones en toda su carita, se veía demasiado cansado para ser aún un niño. Y siempre lo escuchaba gritar, escuchaba los golpes y sus suplicas.

Una tarde, salió de su casa y la curiosidad lo llevó a asomarse por una de las ventanas, encontrándose con la escena, lo que explicaba esos desesperantes gritos. Debió imaginarlo, un montón de bestias atacaban su pequeño cuerpecito, lo lastimaban y profanaban.

Regresó a su casa sintiéndose por primera vez espantado, confundido. ¿Qué le estaban haciendo a ese niño? ¿Debería llamar a la policía? ¿Salvarlo?.....

Ese es el pensamiento que se suponía que debía tener. En cambio, YunHo pensaba si es que era correcto regresar y ver un poco más.

Y eso hizo. Regresaba, una y otra vez, para asomarse y ver como destrozaba al más pequeño. Se preguntaba cómo se sentía.

Pasó como un año. 16 tenía cuando vio finalmente al pequeño salir de su casa decidido a escapar. Era su oportunidad de tenerlo.

Tenía que "salvarlo", si lo hacía, entonces el pequeño JaeHui le debería algo. Su propia vida.

Le pertenecería, entonces ninguno de los dos estaría solo, nunca más.

Pero a pesar de eso. JaeHui se atrevió a abandonarlo.

Al cumplir los 20, cambió su identidad a Shin JooHyuk. Y desde entonces buscó a su niño por todas partes. A los 23 lo encontró, tenía 15 años y estaba triste porque su novia había terminado con él, tenía ganas de correr a abrazarlo, de decir que lo había extrañado y que se olvidara de esa perra. Pero antes de ir a por él, una mujer estrechó en sus brazos al menor.

Una madre.

Se quedó mirando la escena, curioso, atento. Su JaeHui se veía feliz al estar con ella. Hizo una pequeña mueca y se retiró. Pero no se rindió, siempre estuvo a la sombra de él, en cada esquina, cada mañana, tarde y noche. Lo observaba.

Y a sus 25 años, finalmente se reveló. Pero desafortunadamente, alguien más había tomado lo que era suyo, y claramente iba a recuperarlo a toda costa.

Era egoísta, y muy posesivo. Además, en todo este tiempo, JaeHui ha sido el único sustento de vida que ha tenido.

El amor de su vida.

Marcó con rabia uno de sus contactos, aprisionado el teléfono entre su oído derecho.

- Oye... idiota.... Tienes que ayudarme.... Ahora... - Sonó como una orden, una fuerte, decidida.

Y es que JooHyuk tenía sus propios contactos, había estado en reformatorios y centros, a los que solía asistir una o dos horas al día mientras dejababa JaeHui dormir en casa, después de su abandono, conoció gente, extraños, desconocidos, quienes le enseñaron muchas cosas.

Tales como ocultar toda pista en una escena de crimen. Cosa que el solo sabía como eliminar huellas y por eso de sus crímenes había salido impune y al ser un niño pequeño nadie sospecharia de él, pero ahora era un adulto, no podía dejar que su vida se tratase de una ruleta, estaba obsesionado con organizar sus ideas, crear planes una y otra vez. Su mente de dividía en diferentes posibilidades, y cada final ya sea malo o bueno cambiaba con cada ruta que tomaba y debía extenderlo y abrir más posibilidades para no acabar evadiendo sus propios beneficios. Porque los planes no están hechos para un todos en general, son para él y nadie más que él. Incluyen gente, si. Pero son lo menos importante.

Aunque la única prioridad que podía decirse que tiene a parte de él, es su JaeHui. O bueno.... SuYeol.

Su SuYeolie.

Suyo y de nadie más.

Así debe de ser, así debía de ser desde un principio. Es su destino y no puede cambiarse. No dejará que cambie.

[♡]

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