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Mumbai era un lugar exótico que Alesya jamás creyó que visitaría, al menos no en la actualidad. Muchos supondrían que al tener miles de años habría recorrido el mundo entero, pero eso era una mentira enorme, pues era imposible visitar cada rincón de cada ciudad de la tierra.
Estaba parada justo detrás de Ikaris, Sersi y Sprite, viendo el número musical que estaba siendo filmado para la nueva película de Kingo. Los colores, los vestuarios armoniosos, la melodía rítmica de fondo, todo llenaba a Alesya de novedad y extrañeza. A pesar de ya haberlo visto en televisión, esta no le hacía justicia a lo bello que era en la vida real.
Sus compañeros, por otra parte, no se mostraban tan fascinados como ella, sino más bien confundidos, con excepción de Sersi, pero a ella todo le parecía asombroso.
A decir verdad, Alesya no sabía que les resultaba sorprendente o raro, si siempre estuvo más que claro que de todos, el que estaba destinado a ser una celebridad era Kingo.
─Bienvenidos─Alesya volteó hacia la voz que escuchó a sus espaldas, algo asustada. Un hombre moreno de complexión robusta se acercó a ellos y unió sus manos en forma de saludo─. Yo soy Karun Patel, el asistente de Kingo.
La castaña miró a sus compañeros a ver si ellos lo saludaban, pero no mostraron intenciones de hacerlo, así que ella le ofreció su mano al humano con una sonrisa amigable.
─Soy Alesya, con y griega.
─Se quien es─expresó Karun, aceptando su mano en un amistoso y corto apretón─. El señor Kingo ha hablado maravillas de usted.
Alesya alzó sus cejas con sorpresa y asintió levemente, algo curiosa de que le habría contado Kingo a su asistente sobre ella.
Metió su mano a los bolsillos de su pantalón de tiro alto, al tiempo que Karun se giraba hacia el resto de eternos con una sonrisa que mostraba pura admiración hacia ellos.
─Es un honor estar en presencia de los grandes eternos.
Le sorprendió de sobremanera que el asistente de Kingo supiera su secreto. Durante los años todos siempre trataron de mantenerse ocultos, pero parecía que su compañero se lo había tomado más a la ligera.
Kingo dio el corte al rodaje una vez que la escena estuvo lista y los alentó a todos diciéndoles que podían dar más. Al reparar en la presencia de los eternos, el moreno soltó un grito que bien pudo ser oído hasta afuera de las instalaciones.
─Son mis amigos de la universidad─dijo a un grupo de actores que pasó al lado suyo, justificando su euforia─. ¡Hola jefe!─saludo a Ikaris con voz extraña debido a la emoción y se acercó a ellos para darle un fuerte abrazo con efusividad─. ¡Justo a tiempo! Bienvenido al set de "La leyenda de Ikaris"─Alesya arrugó el ceño al escuchar el título de la película, cuyo nombre estaba en Maratí, pero ella lo entendió al saber la rama prima de este, que era el Hindi─. ¡Yo te interpreto!─siguió hablando Kingo, sin reparar en los demás─. ¿Te gusta el traje, jefe?
