Capítulo 4: Marcas.

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Me levanto de la cama y me dirijo a la regadera, me quito toda mi ropa para después dejarla caer en el piso, ahora sí estoy tan cansada que siento que mi cuerpo explotará en cualquier momento. Abro la llave de agua fría y comienzo a tallarme la piel; no entiendo él porque ayer me pusieron de nuevo los sacos de arena pero ahora con veinte kilos de cada lado y para colmo mío también me pusieron la mochila de arena que pesaba diez kilos «¡Siento setenta kilos demás en mi cuerpo!» A éste paso moriré en una de las prácticas.

Ni siquiera sé cómo es que pude regresar a casa ayer si literalmente no podía caminar y Sana no se regreso conmigo está vez «¿Por qué no lo hizo?», mínimo me hubiera apoyado en ella al momento de caminar pero no ví ni sus luces «Aunque no debería sorprenderme, terminé a las tres de la mañana, ella seguramente ya estaba por su quinto sueño» me gustaría pero no lo puedo negar, realmente la extrañé ayer. Toco mi abdomen y veo un especie de sarpullido por todo mi abdomen «Ahora entiendo la comezón en la madrugada» pero ¿Por qué salió?.

Cerré la llave, salí de la ducha, me seque el cuerpo para después cambiarme, ropa y nada llamativa; regreso al baño para desenredarme el cabello, al pasarme el cepillo una gran cantidad de cabellos se quedaron en él, volteo a ver el piso de la regadera también hay cabello ahí «¿Por qué está pasando esto?» empiezo a sentir una pequeña sensación algo inquietante que a cada segundo aumenta, respiro hondo y trato de tranquilizarme «Debe ser la edad» ¡Sí, la edad! No debo porque preocuparme.




—¡Tzuyu, te buscan!—. Grita Dahyun desde la sala.




Agarro una gorra para taparme la cabeza y que nadie note mi perdida de cabello «Aunque francamente sé que a nadie le importa», salgo de la habitación y camino en dirección a la sala, Sana y Dahyun platican pero se detienen al verme «¿Por qué siempre hacen eso?» me molesta que se callen cuando estoy en la misma habitación que ellas. Sana se levanta y se acerca a mí sonriendo.




—¿Cómo amaneciste?—. Pregunta.

—Bien—. Me limito a decir.

—Lia me dijo que ayer cargaste más de cien kilos—.

-¿Lia?—. «¿Itzy?».

—Lia Kim—. Dahyun se levanta y ambas me ven con rareza. —La chica que te está ayudando y nos pondrá la nueva coreografía..—.

—Aaah Lía—.  «Siempre se me olvida su nombre, con eso de que sólo tengo que decirle “Unnie” se me olvida». —Sí pero no es para tanto—. Volteo a verlas bien y me doy cuenta de que no está Chaeyoung. —¿Y Chae?—.

—Fue a acompañar a Mina a su seción de fotos—.

—Tendremos que hablar con ella lo antes posible—. Suspiro.

—¿Por qué?—. Pregunta Sana.

—Tenemos la pequeña sospecha..— trato de decir.

—Muuuy grande sospecha, muuuuuy—. Recalca Dahyun.

—Bueno, la muuy grande sospecha de que Chaeyoung se está creyendo su shipp con Mina y le tememos a las infinitas cosas que puedan pasar—. Explico.

—Creo que todas sabemos que esto es sólo trabajo y son sólo fantasías de los fans, ¡Qué estupidez tomárselo en serio!—.  Volteo a ver a Dahyun algo nerviosa y enojada.

Miro de reojo a Sana y está levemente sonrojada. —Cierto, muy absurdo de nuestra parte— Sana ríe con nervios «¿?». —Pero volviendo a el tema principal, Honey ¿Tienes planes hoy?—.

—¿Honey?—. Dahyun tiene el ceño fruncido.

—Sí, HONEY—. Resalta Sana y Dahyun se ríe.

—Mis prácticas empiezan más tarde, ¿Por qué?—.

—Oye ¿Por qué te están quitando todos tus horarios?, Eras las más ocupada de las tres que vivimos aquí—.

—Es parte de mi castigo por el bajo rendimiento en el baile, lo recuperaré de cualquier modo—.

—Ejem—. Tose Sana. -Sin que nadie me vuelva a cambiar el tema principal—. Fulmina a Dahyun con la mirada. —¿Quieres ir conmigo a tomar un café? Como antes lo hacíamos?—. «¿Por qué está sonrojada?».

—Iiiiiiiiiiih—. Exclama Dahyun con burla.

—¡Te dije que no me dijeras “iiiih”!—.«¿?x2».

—No lo sé—. Sana voltea a verme. —Tengo que concentrarme en el baile—. Se acerca y me toma de las manos.

—¡Sólo un café!, Además te la debo, ayer no me regresé contigo, ¡Pude haberme dormido en lo que salías y esperarte!—. Sus ojos son realmente tiernos.

Volteo a ver a Dahyun y me susurra “Ve con ella”, suspiro y retiro sus manos lentamente. —Está bien, sólo un café—.

—¡Sí!—. Festeja. —Bien, vayamos rápido antes de que empiecen tus prácticas—.




Asiento con la cabeza, Sana agarra mi mano y ambas salimos del dormitorio, ella se agarra de mi brazo lo cuál no es molesto sólo que me hace recordar al pasado y eso es realmente triste, ninguna de las dos dice nada pero eso el lo bueno, aparte de que así no me dolerá la cabeza las dos no necesitamos tener largas charlas para estar cómodas con la otra. Sana se detiene y se pone frente mío.




—Déjame te pongo esto—. Me coloca un cubrebocas negro como la vez pasada y me acomoda la gorra para que nadie pueda reconocerme.




Volvemos a caminar en la misma posición, miro a mi alrededor y todo es como siempre, ahora que lo recuerdo por eso no me gusta salir últimamente, todo se torno de un color gris, no.. más bien todo es monótono blanco y negro, sin color y sin vida tanto el lugar como las personas de alrededor, me hacen recordar de cierta manera a mí porque realmente estos lugares son hermosos pero están vacíos y no tienen emociones.

Llegamos a la cafetería, Sana me jalo del brazo hasta la que en ese entonces era nuestra mesa; conocimos este lugar hace mucho tiempo creo que fue un año después de que debutaramos, veníamos aquí después de cada práctica, a veces con alguien de las miembros y otras veces solamente nosotras dos, siempre escogimos la mesa de hasta el fondo ya que es la que más alejada está, podríamos hablar de todo sin que nadie nos escuchara.

Sana empieza a pedir una cantidad considerable de postres para ella, yo sólo me limito a pedir sólo un café negro, mi estómago no aguantaría algo dulce a esta hora ni siquiera desayuné. Volteo a ver Sana, está feliz tomándole foto a cada postre que le traen y se emociona al probarlos como si fuera una niña pequeña, ahora que la observo bien; ella es una mancha de arcoiris en mi mundo gris, la única que tiene un hermoso color brillante en este mundo tan grisáceo.

Sana me invita de sus postres pero niego, no creo que sea buena idea hace mucho que mi estómago no toca comida de verdad, manzanas y galletas no cuentan como comida de verdad; ella pone un trozo de cheesecake enfrente de mi boca, no lo negaré sí se me antoja pero me da miedo si es que vomito o algo, después de tanto insistir abro la boca y comienzo a comer «Sabe rico» al momento de pasarlo no me sentí tan bien, siento que voy a repetirlo.

Sana me sonríe y empieza a decirme lo emocionada que está por el tour que haremos este mes en Japón, hace tiempo que no vamos y ella realmente está emocionada, vera a sus amigos a su familia, a su gente, me gustaría ir a mi país o tan siquiera poder mencionarlo.




—Honey, debiste pedir otra cosa, yo pago—. Me sonríe.

—No te preocupes, en realidad no tengo hambre—.

—¡Oh vamos!, A tí te encantaban los postres de aquí—. Me toca un mechón de cabello pero al hacerlo se cae con facilidad. —¿Ho-Honey?—. Su rostro.. está preocupada.





Tomo el mechón largo y lo tiro a la basura, yo tampoco sé él por qué está pasando esto pero tampoco se lo diría.


















Monotonía | Satzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora