Brenna pov:
Odio el verano, la estación más aburrida a mi parecer. Mientras todas las niñas del pueblo salen con sus amigas y van al río a nadar, yo simplemente me quedo en mi casa a leer. No es que sea antisocial, simplemente no soporto el calor y el estar todo el día expuesta bajo el sol.
Aquella mañana estaba tumbada en mi cama leyendo un libro con palabras bastantes cultas, lo cogí al azar de la estantería que había en el salón, que está llena de libros que fue coleccionando mi padre a lo largo de su vida, sinceramente creo que ni siquiera él los ha leído todos. El libro el cual estaba leyendo trataba de filosofía, por lo que para una niña de 15 años como yo, era bastante complicado entender el razonamiento de aquellos grandes filósofos, así que simplemente desvíe la mirada del libro y empecé a contemplar el paisaje desde la ventana de mi habitación.
Sentía que se me había olvidado algo, pero no consigo recordarlo, así que simplemente dejé de darle más vueltas y bajé a la cocina a por algo que comer, aunque sea una manzana.
Vivo en Nottferst, un pueblo pequeño cuyo alcalde es mi padre en donde la vida se recobra durante la estación de verano, celebrando festivales, por lo que durante estas temporadas, mi padre siempre está fuera de casa preparando para dar la bienvenida a esta época tan especial para los campesinos de este pueblo, incluída yo. Los festivales son lo único que me mantienen viva durante el verano, si no fuera por eso, seguramente ni tendría ganas de salir.
Vivimos en una casa rural de piedra que consta de dos pisos situada a las afueras de lo que sería el pueblo,a pocos minutos andando hay un río en donde los niños se lo pasan jugando durante el día. Aunque sólo sea un pueblo pequeño sin edificios altos ni carruajes lujosos, para mí el hecho de estar rodeada por la naturaleza me trae felicidad y tranquilidad, no lo cambiaría por nada.Al bajar a la cocina me encontré a mi madre como es de esperar lavando los platos sucios que hemos usado durante el desayuno.
- Hola mamá, ¿papá ya se fue? - pregunté mientras buscaba alguna fruta apetecible en la cesta.
- Sí cariño, salió a ver cómo iba el festival pero ya volverá dentro de poco. - contestó sin apartar la mirada de los vasos sucios.
En la cesta solamente había peras y manzanas, no me apetecía ninguna pero igualmente cogí una manzana y la mordí. - ¿Va a volver pronto? - pregunté extrañada,puesto que mi padre solía quedarse hasta al atardecer fuera trabajando.
Mi madre acabó de lavar los platos y se volteó a mirarme con cara de extrañada - Claro, sobre las 13:00 llegará la familia Smith al pueblo , así que tu papá tiene que volver para recibirlos. Por cierto, ¿ has ordenado ya la habitación que hemos preparado para el señorito Smith? La que está al lado de la tuya.Ah, es cierto, se me había olvidado por completo.
Mi padre me había comentado algo sobre una familia de ciudad que vendría a pasar el verano.Flashback:
- Es una familia adinerada que viene de la ciudad, el padre es un novelista que nos pidió que le dejáramos pasar el verano aquí con nosotros para buscar inspiración para su próxima novela. Es verdad, tienen también un hijo de tu edad, dicen que es muy inteligente, procura llevarte bien con él ¿de acuerdo Bre? - relataba mi padre mientras yo observaba enfrascada a un grupo pequeño de hormigas cerca de la entrada.
- Sí papá sí - contesté vacilando sin darle importancia a lo que había dicho mi padre.
- ¿Me estás escuchando cariño? - la voz de mi madre me hizo salir de mis recuerdos y traerme de vuelta al presente.
- ¡Sí mamá no te preocupes ya voy ahora a ordenarlo! - contesté mientras corría hacia el piso de arriba sin darme cuenta de que había olvidado la manzana en la mesa de la cocina.Al llegar al segundo piso, me paré delante de la puerta de la supuesta habitación y abrí la puerta. En realidad para ser una habitación que no duerme nadie, está bastante bien mantenida, sólo necesitaría poner las sábanas y quitar un poco el polvo que hay en los muebles.
Suspiré hondamente, sinceramente no me apetece hacerlo, pero el señorito Smith tiene que estar cómodo, que viene de la ciudad. Cogí las sábanas que tenía mi madre guardadas en el armario y me puse manos a la obra.Fue una tarea bastante fácil puesto que lo hago a menudo, ayudando a mi madre con sus tareas. Como acabé con todo, me quedé parada en frente de la ventana extrañándome de por qué no está sonando las cigarras, normalmente a esta época deberían estar ya cantando. Bueno, no importa, debería bajar ya para ayudar a mi madre con la comida, que se acerca la 13:00.
- ¿Ya ordenaste la habitación? - preguntó mi madre cuando me vió bajar de las escaleras. Estaba ya preparando la comida, esta vez a una cantidad mucho más mayor de la habitual, ya que van a venir una familia entera a comer.
- Sí, puse las sábanas y quité el polvo que estaba acumulado en los muebles. ¿Qué hay de comer para hoy?- pregunté mientras iba hacia ella para ver qué estaba cocinando.
- Comida - dijo con una cara sonriente.
-Jaja mamá que graciosa - respondí sarcástica. Siempre hace la misma broma cuando le pregunto sobre qué hay de comer, muy simpática.
- Déjate de preocuparte por la comida y vete a poner la mesa, venga.- exclamó.
-Vaaaaleeeeee- cogí los cubiertos y platos que estaban guardados en la estantería y fui poniendo uno a uno en la mesa, procurando que quede bonito y ordenado.
Justo cuando acabé de poner la mesa escuché a mi padre gritando desde la parcela.
- ¡Bre,Helena! ¡Salid que ya llegaron!- a lo lejos se veía un carruaje aproximando por el camino. Una escena bastante impactante, un carruaje lujoso en un campo lleno de cosechas y animales, la verdad es que ambas cosas no combinaban mucho.
Cuando salí, el carruaje ya había llegado y estaba parado en frente de mi casa, me fui acercando poco a poco, mientras, del carruaje salía un señor de unos 40 años con ropa fina que transmitía un aire de elegancia, seguidamente salió una señora delgada de piel clara con su sombrilla blanca. Deben de ser los padres del dichoso señorito.
- Buenas tardes señor Kiran - saludó el elegante hombre al ver a mi padre y le ofreció su mano para estrecharla.
- Buenas tardes señor Smith, es un placer tenerlos aquí - se estrechan la mano con una cara sonriente.
En ese momento salió mi madre y fue corriendo a saludar a la señora Fernández.
Me preguntaba dónde estaba el hijo, aún no salía del carruaje.
Cuando justo iba a preguntar vi a una silueta delgada con cara de dormido salir de la puerta del carruaje. Era Logan Smith, el dichoso señorito educado de la prestigiosa familia Smith.
- Por fin has salido Logan- habla la señora Fernández - Siento por la maleducación de mi hijo, se quedó dormido durante el viaje - justificaba la señora elegante.
- No se preocupe por eso - contestó mi padre con amabilidad mientras tornaba su mirada al señorito - Hola Logan, soy Pedro Kiran, espero que te lo pases bien este verano. - le saluda ofreciéndole un apretón de manos con una sonrisa.
- Buenas tardes señor Kiran, un gusto conocerle, su pueblo es precioso. - contesta Logan educadamente dándole la mano.
Justamente como me había dicho mi padre, el señorito Smith es un muchacho muy educado y sociable. Sin embargo, me parece falso e impropio de un niño su forma de actuar , ¿por qué un niño de 15 años estaba fingiendo ser como un adulto al hablar ? No lo entiendo.
- ¡Ah! Tú tiene que ser Brenna ¿verdad? Que bonita eres - me dirigió la palabra la señora Fernández con amabilidad.
- Jaja sí soy Brenna, un gusto conocerla señora Fernández. Usted es muy elegante también - contesté.
Luego de que me haya hablado, Logan notó por fin mi presencia. Apartó la mirada de aquella conversación adulta que estaban teniendo los padres y se me quedó mirando.
Cuando nuestras miradas se cruzaron escuché el primer canto de las cigarras de este verano.
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𝐄𝐥 𝐝í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐦𝐩𝐞𝐳𝐚𝐫𝐨𝐧 𝐚 𝐬𝐨𝐧𝐚𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐫𝐚𝐬
RomanceA simple vista Nottferst parecía un pueblo aburrido, por lo menos a mi me lo parecía. Hasta aquel verano, el verano en el que empezaron a sonar las cigarras y más adelante a volar los mariposas.