Capítulo 2. (Carla's POV)

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"Veneno".
Samuel seguía tirado en el suelo, el charco que lo rodeaba se estaba volviendo más grande y el olor comenzaba a llenar el aire. Mientras yo lo veía en el suelo, sentía como el miedo me recorría el cuerpo, como electricidad en mis tobillas. Las manos me temblaban en los costados, trataba de mantener mis brazos rígidos, pero no lo lograba, estaba apretando la tela de mi pantalón y no me había dado cuenta.
Me llevo las mano derecha a la boca y comienzo a mordisquear mis uñas.
Esta vez Axel no recibirá perdón de nadie, ni siquiera de los Dirigentes. No como aquella vez en la que le rompió la pierna a Kendall.
De pronto la enfermera entra en el gimnasio con prisa, lleva en su mano izquierda un botiquín, aunque no creo que con un botiquín pueda ayudar mucho en ésta situación. La enfermera se agacha junto a Samuel y con mucho cuidado le da la vuelta, su ropa blanca se mancha de sangre, aún no se como logra no vomitar. Yo siento que las nauseas se pasean por mi garganta, siento la bilis queriendo salir a borbotones de mí.
Con unas tijeras quirúrgicas, la enfermera le corto la playera a Samuel, dejando su abdomen desnudo.
Desde mi punto de vista, Axel se veía nervioso, o más bien tenia miedo de saltar encima de todos, se notaba que aguantaba la respiración como por siete minutos, hasta necesitar de nuevo el aire.

- Hace dos días le dispararon por accidente en su clase de tiro. - explica la enfermera. - Justo en el abdomen, bajo las costillas.

Miro a Axel de reojo, y al parecer escuchar que el no es el culpable le alivia.

- Justo hoy le pedí que no entrara a Defensa, por supuesto no me escuchó. Los puntos se le abrieron, por eso esta perdiendo sangre.
Los paramédicos entran con una camilla, y vienen casi corriendo. Suben a Samuel en la camilla y se lo llevan con ellos.
Entonces todos salen y yo jalo a Axel fuera de aquella horrorosa escena. Me da las gracias y se va.

***

- Carla, hora de irnos. - me dice Axel al termino del día de clases.
Comienzo a seguirlo por los pasillos, me muevo con agilidad entre los cuerpos de los demás alumnos, pero aun así consigo un golpe en las costillas, pero no me quejo, después de un tiempo te acostumbras.
No se a donde vamos, pero no tengo miedo, ni siquiera me preocupo, yo sigo ciegamente a Axel como muchas otras veces lo he hecho. Se que puedo confiar en él, por que él me ha dado muchas razones para hacerlo. No le tengo miedo aunque sea metamorfo, se que no me haría daño.
Además, no es el único metamorfo con el que he tratado, pero los otros han sido más peligrosos, y uno en especial, que vive en una casa abandonada en los límites de la ciudad.
Ya se a donde vamos, estamos rumbo a la casa de Axel, en la que vive con el profesor Daniels, las viviendas están pasando a nustros costados y no puedo más.
- ¿Hay algún problema? - pregunto nerviosa.
- Marc nos ha conseguido la salida para mañana en la mañana. Me avisó hace media hora por el lector. Nos dará instrucciones para irnos temprano, nuestros lectores ya están programados.
Miro hacia mi lector, y dice que ya soy de rango mayor. Tengo permitido salir y no volver.

No volver.

Palabras pesadas que resuenan como un eco, chocando en todas direcciones en mi cabeza. Tendré que dejar muchas cosas aquí.

Al llegar a la casa de Axel, nos metemos en la sala. No es difícil encontrar nada en estas casas, ya que todas son iguales. Me siento junto a Axel en un sillón, y me reconforta sentir su calor.
Axel me ha gustado desde que teníamos catorce años, pero nunca quise actuar diferente con él. No quiero incomodarlo más, así que me despego un poco.
Marc llega a los diez minutos, lo miro con nerviosismo. Él simplemente trata de calmarme con su mirada relajada, es un hombre duro, pero cuando se lo propone puede lograr que todas las facciones de su rostro se relajen.
- Bueno, mañana se van. Esto es lo que harán...
Nos explica el plan de pies a cabeza, y no me es difícil poner atención. Miro de reojo a Axel, y noto como su mandíbula se tensa, se pone derecho y luego se levanta.
- ¿Queda claro? - pregunta Marc.
- Claro. - contesto.
- C-claro. - contesta Axel.
Me levanto torpemente del sillón, me aliso la camiseta y voy con Axel a la cocina. Lo veo de espaldas, su musculosa espalda, es estúpido que piense en esto sabiendo que estamos en un problema más grande de lo normal.
- Axel, ¿cuál es el problema? - pregunto con delicadeza, y el sonríe. A veces pienso que Axel cree que soy una niña débil.
- Ninguno. Bueno... tengo miedo.
- Yo también tengo miedo. Pero, tranquilo, el miedo es solo una perspectiva atroz que tenemos para ponernos en defensa.
- Tienes razón, creo que deberías ir a casa a preparar la maleta. - dice.
- Te veo mañana. - me despido.
- Te veo mañana. - contesta.

***

Se que debo ir.
Por lo menos me tengo que despedir.
Él no entenderá lo que le diga pero... tengo que intentar, por lo menos debo tratar de decirle que lo quiero, que no lo olvidaré, y que siempre...
Son muchas ideas en mi cabeza, ¿cómo puedes lograr hablar con un metamorfo si él no te entiende?
Levanto la cara y me miro en el espejo de mi baño. Mi cabello rizado forma un halo alrededor de mi rostro, es de color negro y me llega a los hombros. Mi piel blanca brilla con la luz que sale del marco del espejo.
Y esas facciones me lo recuerdan de nuevo... tengo que verlo por lo menos una ultima vez.
Tomo un cuchillo de la cocina y me lo meto en la bota derecha. Salgo de mi casa, y solo la Luna ilumina mi camino.
Entonces camino con más prisa, si Axel supiera lo que estoy a punto de hacer me mataría. Por eso es que hago esto sola.
Llego al límite de Metrópolis, camino por la orilla hasta ver la marca de un tridente en la puerta de una casa abandonada. Entonces recuerdo de nuevo el tridente que mi hermanito dibujaba en todas partes, en las paredes de la casa, en sus libros, en sus cuadernos, hasta en su piel. Y luego llega el recuerdo horrible... mis padres fueron asesinados por los Dirigentes, por ser inculpados de ser los Revolucionarios. Nos dejaron a mí y a mi hermano solos, yo tenía a penas nueve años cuando me metieron a la subdivisión.
El agua del lago está inmóvil, se ve el perfecto reflejo de la luna en ella.
Abro la puerta con cuidado, el ruido de las cadenas llega desde el fondo de la casa que está a oscuras.
Mi hermano sale del fondo con el cabello encrespado, su cabello blanco, su piel mortecina.
Mi hermano fue infectado con el virus por los científicos que buscaban una cura, no lo lograron, así que intentaron matarlo, la tarea de asesinarlo se la habían dejado a Marc Daniels. Entonces lo conocí y me permitió tener a mi hermano aquí desde aquel día.
Quiero abrazarlo, pero se que es peligroso abrazar a un metamorfo. Pero es que es mi hermano, mi hermano menor de tan solo diez años. Y conspiraron con su vida, ellos lo hicieron.

- Jonathan, esto es difícil... pero me iré y jamás volveré. - no puedo evitar que la vos se me quiebre.
Jonathan esta frente a mi, y parece una estatua.
Entonces no puedo más y lo abrazo, el niño no entiende lo que hago pero se mantiene ahí, inmóvil como por tres minutos, luego...

El grito sale desde el fondo de mi garganta, el veneno entra en mi torrente sanguíneo, y siento como se mueve por todo mi cuerpo. Suelto a Jonathan y me lanzo a la calle, me arranco un pedazo de tela de la playera y la amarro a mi hombro, justo por encima de la mordida, pero ya es my tarde. Ya no puedo hacer nada, ya está pasando.
Corro.
Corro a toda prisa por el vecindario de Axel, entonces me tropiezo y un anciano que estaba cerca me ayuda a levantarme.
De repente pierdo el control. Salto al cuello del anciano y la sangre baja por mi garganta con lentitud, el sabor me llena a los pocos segundos.
El terror se apodera de mi.
El anciano aún esta vivo y lo seguirá estando.
El anciano comienza a retorcerse en el suelo, no por haber perdido sangre o por el dolor, es el veneno actuando. Miro mis manos y el color de mi piel es tan blanco como la luna.
Camino hasta la puerta de Axel y llamo con los nudillos.
Axel abre con los ojos saltados, me mira de pies a cabeza y yo vuelvo a verme, el color normal de mi piel ha vuelto.
De pronto todo se comienza a desvanecer y solo alcanzo a decir unas palabras antes de desmayarme.
- Axel, ayuda.

METAMORFO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora