Capítulo 26

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Sabado 26 de abril del 2018.

08:08 a.m.

Miro su cama arqueando las cejas.

—¿Eso es una bolsa? —Pregunto curiosa. La verdad ya no me sorprende las cosas que hace Noah, no sé si eso es normal o no.

—Es especial para llevar cuando uno sale —Dice mientras teclea en su computadora—. Y traje mis propias mantas, no pensaba usar nada directamente de este lugar.

Suspiro y me cruzo de brazos.

—Pero Noah... la idea es que...

—No me mires así, para mi esto ya es un gran progreso —Dice levantando la mirada. Esta sentado en el borde de la cama mientras parece estar trabajando. Decidimos esperar juntos al Fiscal Jean, ninguno de los dos se anima a verlo a solas así que decidi venir a su habitación para esperarlo aquí—. No me imagine que podría dormir en un lugar que no sea mi casa o la casa de mis padres por decisión propia.

Quiero recordarle que ha dormido en mi sofá pero me mantengo callada cuando el vuelve a teclear en su computadora portátil. Con algo de curiosidad camino hacia él que parece estar muy concentrado porque no se queja de mi cercanía aunque yo respeto esa línea de espacio personal que él ha dibujado entre nosotros. Cuando lo veo que está mandando mensajes arrugo el ceño.

—¿A quién le escribes tanto? —Mi pregunta parece asustarlo porque pega un brinco y cierra el portátil de golpe.

—¿No sabes lo que es privacidad? —Gruñe volviendo a abrir el portátil—. A mi hermana, tiene un descanso de la Universidad y quiere pasar unos días por casa.

—Oh... —Me alejo para dejarlo teclear tranquilo y me siento en uno de los sillones de la habitación—. ¿Ella también tiene la misma condición?..

—No —Dice por fin dejando el portátil de lado, se sienta mejor y me observa. Al menos esta vez no gane una mala mirada ya que me había cambiado de ropa por unos pantalones negros y un top violeta, no quería llenar mi mochila así que traje todo lo que fuera más ligero para mí.

Ya no estaba tan acostumbradas a usar tops, en España siempre me veía más morenita por que tomaba sol a menudo pero aquí ni siquiera salía así que mi piel se puso pálida y no tenía mucha seguridad en usarlas por eso me traje un cardigán ligero para ponérmelo encima. Pensé que Noah haría algún comentario sobre mi atuendo pero no hizo ni uno, ni siquiera me miro más de la cuenta lo cual me hizo sentir tranquila. La mayoría de los hombres son unos idiotas cuando ven a una mujer mostrando un poco de piel pero Noah... es Noah.

—¿En serio? —Es sorprendente escuchar eso, sus padres parecen ser demasiados estrictos.

—Ella siempre fue más libre, mis padres pasaron por muchos dolores de cabeza debido a ella —Dice con una media sonrisa—. Por eso mi madre estaba tan angustiada de que Kathia fuera a la Universidad, allí no podría controlarla. Siempre fue inteligente así que fue a Harvard, mi madre ya la ha amenazado varias veces con ir a visitarla de sorpresa para ver como vive... apuesto que su habitación de la residencia debe ser un asco —Finge tener un escalofrío pero sonríe.

Puedo notar que le tiene mucho cariño por la forma que habla de ella.

—¿Entonces cuando llega? —Pregunto por curiosidad.

—Lo más probable es que llegue el lunes... ¿Por qué tanta curiosidad? —Pregunta cauteloso.

Me río, no es como que esté planeando nada raro. Solo que de repente me entraron ganas de conocerla, una versión femenina del Señor Nieves totalmente opuesta a él debe ser algo divertido de ver.

¡No me toques!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora