Eso suena a una cita

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—¡Ah, ahora todo tiene sentido! —respondió Eijirou con una sonrisa—. Entonces por eso estabais actuando tan raro… —finalizó, sintiéndose mejor por alguna extraña razón. 

Porque, en el fondo, estaba celoso. Había estado celoso al pensar que podía haber algo entre Jirou y Kaminari. Sin embargo, estaba muy equivocado. 

—En fin, ¡vamos a divertirnos! —exclamó Denki, dedicándole nuevamente una de aquellas sonrisas que tanto le gustaba.

[...]

La experiencia en aquella montaña rusa había sido mejor de lo que Kaminari esperaba. Al principio pensó que terminaría vomitando, pero no fue el caso. 

El hecho de poder compartir un momento tan divertido junto a aquel pelirrojo que tanto le gustaba, hizo que la experiencia fuera aún mejor. 

—¡Ha sido increíble! —Exclamó Kirishima después de salir de la atracción con gran satisfacción. 

—¡¿Verdad?! Me gustaría subir otra vez, pero no me apetece esperar una hora en la cola —respondió el rubio, echando un vistazo atrás y observando la fila tan larga de gente esperando.

—Eh, pues a mí no me importaría esperar una hora si es para volver a subir contigo —comentó Kirishima con una sonrisa y un leve rubor en sus mejillas, sin darse cuenta de que estaba siendo muy sincero y, quizás, un poco cursi. 

"Ah… A lo mejor sí que debería decírselo." Pensaba el rubio, sin poder evitar pensar en lo mucho que le gustaba Kirishima y en cómo aquella respuesta le había dejado sin palabras. 

—¿A qué atracción quieres montar ahora? 

La voz del pelirrojo le hizo negar aquel pensamiento y reaccionar. Denki prefería dejar de pensar en ello y centrarse en divertirse con Eijirou. 

—Pues… creo que me apetecería comer algo antes —respondió el rubio al localizar un puesto de helados muy cerca.

Y eso hicieron. Todavía tenían mucho tiempo para disfrutar del día en el parque de atracciones, así que primero optaron por comprar dos helados que Kirishima insistió en pagar, pero que Kaminari negó en aceptar. Al menos, al principio. Luego, el rubio terminó cediendo ante la insistencia del pelirrojo y al ver que le iba a salir gratis. 

Disfrutando el día, intercambiando sonrisas y riendo juntos, montando en diferentes atracciones y probando distinta comida, las horas habían pasado y se empezaba a ver el atardecer. 

En ese momento, Denki deseó poder detener el tiempo. 

—¡Kaminari! 

La voz de Kirishima le hizo reaccionar y buscarle con la mirada. Y, para su mala (o, quizá, buena) suerte, aquel pelirrojo se hallaba cerca de una casa del terror, lo que significaba que quería entrar. 

[...]

Al principio, ambos aparentaron estar perfectamente bien. Obviamente, no les daba miedo. Qué va. Sabían que todo era mentira y que era una casa del terror normal y corriente. Aquella mujer vestida de blanco que se arrastraba por el suelo y les perseguía era una actriz muy buena. Sí, corrían porque sus instintos se lo decían, pero no daba miedo. 

Al menos, así intentaron engañarse mentalmente. 

Kaminari fue el primero en ponerse más nervioso de lo normal y gritar, seguido por Kirishima, el cual parecía haberse olvidado de lo varonil que era pretender no estar asustado y había empezado a correr junto a Denki al verse perseguido por un señor con un machete y una máscara. 

Los ruidos de la casa, el crujido de la madera al ser pisada y la música tétrica de fondo habían conseguido inquietar e infundir miedo a ambos jóvenes desde el principio. 

Y, ahora, tanto Kirishima como Kaminari se hallaban gritando y corriendo lo más rápido que podían hasta alcanzar la salida de la casa. 

—¡¿Pero has visto su cabeza?! —se quejó Denki fuera, aún recuperando el aire e intentando tranquilizarse—. ¡Una persona normal no la puede girar tanto! —prosiguió, recordando perfectamente el rostro de aquella mujer.

—A lo mejor era su quirk… —respondió el pelirrojo, intentando restarle importancia. 

Aunque era cierto que no había sido una bonita experiencia, no podían negar que se habían divertido. 

Pasar todo el día juntos, subiendo a diferentes atracciones e intercambiando sonrisas, hizo que el tiempo les pareciera que pasaba demasiado rápido. 

Kirishima se mantuvo pensativo un momento, dándose cuenta de lo mucho que le gustaba estar junto a Kaminari. Lo mucho que amaba ver esa sonrisa. Lo mucho que adoraba oír su voz. 

—Hey, Kirishima —llamó el rubio, haciendo que el pelirrojo reaccionara y le mirase. 

Todavía tenían tiempo para una atracción más. 

[...]

A lo mejor había sido una mala decisión, pero, por el momento, Denki se había dejado llevar y había invitado a Eijirou a subir a la noria antes de volver a casa. Juntos. Únicamente ellos dos.

Normalmente, a la noria subían parejas, familias o grupos de varios amigos. Era raro que dos amigos, solos, decidieran montar sin segundas intenciones y a esa hora. 

Pero Kaminari se había dado cuenta muy tarde de ello y, ahora, se hallaba dentro con Kirishima, viendo el atardecer desde la altura de la noria y en un silencio que le ponía cada vez más nervioso. 

Ninguno decía nada. 

Denki era consciente de que si hablaba, el pelirrojo se daría cuenta de lo nervioso que estaba. A lo mejor se le trababa la lengua. Probablemente.  

Eijirou, por otro lado, parecía algo pensativo. Sentados uno al frente del otro, aquel joven estaba perdido en sus pensamientos.

Y es que había sido muy divertido. Demasiado. Si fuera posible, le gustaría volver a pasar otro día así junto a Kaminari. Solamente ellos dos. 

—Kaminari.

La voz del pelirrojo sobresaltó a Denki, el cual deseaba que su amigo hablara de alguna tontería para que pudieran reír como de costumbre, pero que se puso todavía más nervioso por el tono de voz serio que había notado. 

—Volvamos otra vez en alguno de nuestros días libres —comentó decidido y mirándole a los ojos con una leve sonrisa.

Ante aquel comentario, Kaminari sintió cómo sus nervios desaparecían al instante. 

—¡Sí! —asintió con una gran sonrisa y un leve rubor en sus mejillas. 

Definitivamente, estaba enamorado de aquel pelirrojo. 

—Aunque… —continuó el rubio, desviando su mirada pensativo—. Eso suena a una cita —finalizó con una sonrisa traviesa. 

Aquello pilló desprevenido a Kirishima, el cual sintió su rostro arder y se vio incapaz de responder. 

No obstante, para su buena suerte, el tiempo en la noria había terminado y ya podían bajarse, por lo que no tendría que dar una respuesta.

Había sido un buen día para ambos.

Kaminari había confirmado todavía más lo mucho que amaba a Kirishima, y este último estaba empezando a ser consciente de que, quizá, lo que sentía por el rubio no era simple amistad. 

[...]

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Al final, lo de escribir un poco cada día antes de dormir ha funcionado y he podido actualizar sin tardar mil años cjdjkf

Único como eres [Boku no Hero Academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora