Único como eres [Boku no Hero Academia]

Mentí

—De acuerdo, pero esta noche a las nueve ven a mi habitación en pijama —respondió al ver cómo se estaba alejando.

—¡Sí, claro! —accedió Denki fácilmente al no tener otra cosa en mente que la hamburguesa que estaba en peligro.

Después de que el rubio se alejase, Ashido se percató de algo que hizo que sonriera por instinto.

Kaminari se había olvidado su teléfono en la cama y la pantalla estaba encendida, concretamente, con la aplicación de WhatsApp abierta.

[...]

El plan de Ashido consistía en dejar a solas a Kirishima y Kaminari cuando fuese de noche, obviamente después de ver películas románticas y divertirse durante la pijamada.

No obstante, ahora que tenía en su poder el móvil de Denki, la curiosidad estaba pudiendo con ella.

Ashido apoyaba mucho a sus amigos, y quería lo mejor para ellos. Pero la joven era muy cotilla, y las ganas de leer las conversaciones entre ambos pudo con ella.

"Solo unos minutos. No es nada malo..." Pensaba con una sonrisa, buscando entre los chats de Denki el que tenía con Eijirou.

Y fue bastante fácil de encontrar. A diferencia del resto, el apellido de "Kirishima" llevaba un corazón al lado.

—¿Qué es esto...? —murmuró la de cabello rosa al comenzar a leer lo que se escribían.

Conversaciones alegres, pero sobre todo muy dulces. Demasiado. Ashido pensaba que pronto le daría diabetes de tan solo leer lo adorables que eran al enviarse mensajes.

Lo peor era que siempre había alguna indirecta por parte de Kaminari, de la cual Kirishima no se percataba. Y, si no era Denki, era Eijirou el que siempre mencionaba algo bastante romántico, pero arruinado por la palabra "varonil" que solía utilizar.

—¿Y se supone que solo son amigos? —se preguntaba para sí, dudando por momentos si de verdad debía ayudar—. Solo falta que Kirishima sugiera que se besen porque entre hombres es varonil y "fortalece la amistad" —agregó, creyendo que pronto solos se darían cuenta de lo que sentían.

—¡Eh, tú!

La repentina voz de Kaminari por detrás, sobresaltó a Ashido.

—¿No ibas... a por tu hamburguesa? —inquirió la joven con una sonrisa nerviosa.

—Sí, pero me di cuenta que me dejé el móvil y... ¡Lo sabía! ¡¿Estabas revisándolo?! —acusó el rubio con un dedo.

—Un poco —respondió, mostrándole la pantalla con una leve sonrisa, dejando ver el chat con Kirishima—. Así que... Le tienes con un corazón, eh.

—No intentes cambiar de tema, Ashido —se quejó Denki, utilizando la típica frase para cambiar de tema él mismo—. ¡¿Dónde queda mi privacidad?!

—Vale, vale. Perdón —se disculpó la chica sin opción alguna y juntando ambas manos—. Pero los dos sois muy obvios —agregó, devolviéndole el teléfono y sonriendo—. A Kirishima también le gustas, así que espero ver resultados esta noche.

—Qué va —negó Kaminari siendo incapaz de imaginarlo—. Lo dudo mucho. Solo es amable conmigo, igual que con el resto —suspiró, cogiendo su móvil y dispuesto a salir del cuarto para cumplir su principal objetivo; ir a buscar aquella hamburguesa que, posiblemente, ya se la habían comido.

Ante esa respuesta, Ashido puso un pequeño puchero y frunció levemente el ceño; estaba claro que, los dos, eran muy idiotas.

Parecía que Eijirou necesitaba un cartel que dijera "Me gustas, Kaminari" y Denki uno de "Me gustas, Kirishima" para que se dieran cuenta.

[...]

Mientras tanto, Jirou ya había planeado varias cosas para el día siguiente. Con el objetivo de ayudar a ambos, pretendía conseguir que pudieran darse cuenta de que era mutuo gracias a un pequeño empujón.

Por lo tanto, esa tarde no iba a hacer mucho más que pensar en el trabajo grupal que les esperaba.

Porque lo haría con Momo, y no podía evitar ponerse nerviosa al saber que podría pasar más rato con ella.

[...]

Tal y como estaba planificado, a las nueve se iban a reunir en la habitación de Ashido para llevar a cabo una bonita fiesta de pijamas, con palomitas y películas románticas. Lo raro era que solo habría una chica, pero los demás ya estaban acostumbrados a que la joven les obligase a hacer ese tipo de cosas.

Las horas pasaron bastante rápido, marcando el inicio de una agradable noche entre amigos y la posibilidad de que, quizás, Kaminari y Kirishima pudieran darse cuenta de lo que sentían.

—¡Eh, ese pijama no es el más adorable que tienes! —reclamó Ashido indignada al ver a Katsuki con uno normal y corriente.

El rubio había tenido suficiente con ser obligado en contra de su voluntad a acudir, para que ahora le reclamaran por no llevar puesto algo adorable. Constantemente se preguntaba por qué era arrastrado a esas situaciones.

—Vete a la mierda —espetó, entrando bastante enfadado—. Una hora y me largo.

—¡Dos!

—Una hora.

—¡Hora y media!

—He dicho que una hora.

—Hasta las doce, ¡porfa! —rogaba la de cabello rosa con ambas manos.

—¡Hey! —interrumpió Kaminari, seguido por Sero y Kirishima—. ¡Parece que llegamos justo a tiempo!

—¡Perfecto, ya estamos todos! —exclamó entusiasmada Mina, dejándoles pasar y frunciendo el ceño poco a poco al ver los pijamas que llevaban—. Kaminari, ¿dónde está el de Pikachu? Y tú, Sero, ¿qué le sucedió al de ositos polares? Y, Kirishima... ¿Por qué no te has puesto el de perritos?

—Por ahí —respondió Denki restándole importancia.

—En la lavadora —siguió Hanta.

—¡No era varonil! —agregó Eijirou levantando un puño.

—¿Y tú cómo mierda sabes qué pijamas tienen estos? —comentó Katsuki, planteándose seriamente que Ashido, alomejor, sabía demasiado—. Mejor me largo.

—¡Prometiste quedarte! —se quejó la de cabello rosa.

—Bueno, Bakugou es un viejo. Por eso tiene que irse pronto a dormir, ¿no? —provocó Kaminari levantando un dedo y haciendo que el otro rubio se detuviera.

—¡¿HAH?!

Había mordido el anzuelo.

—¿Y qué vamos a ver esta vez? —cambió de tema Sero, dejando a un lado los snacks que había traído y acomodándose en la cama.

—Conociendo a Ashido, seguro que alguna película de romance —comentó el pelirrojo, haciendo lo mismo que Hanta.

—Mentí —respondió la joven, cerrando la puerta con pestillo, evitando que Katsuki pudiera escapar—. Esta vez vamos a ver películas de terror —informó con una leve sonrisa, encendiendo la televisión y apagando las luces.

[...]

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