EPÍLOGO

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Yo pierdo la cabeza, pierdo el sueño.
Yo pierdo la razón, pierdo mi voz.

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Harry se tiró al suelo cuando la última caja de la mudanza de Charles fue colocada en su nuevo apartamento. Charles lo imitó y se sentó a unos centímetros de él, ambos respirando pesadamente tras el arduo trabajo.

Habían pasado dos años, dos largos años desde que terminaron el instituto. Dos años en los que Harry se había transformado de un joven dependiente y atrapado en un amor tóxico a una persona segura de sí misma, alguien que no dudaba en mandar al diablo a quien lo mereciera.

Las cosas con Charles habían resultado mejor de lo que Harry esperaba. El mayor siempre estuvo ahí, esperando pacientemente a que Harry estuviera listo para comenzar algo serio. Después de dos largos años, finalmente lo estaba.

Harry sabía que había hecho lo correcto al dejar atrás a Louis. Sabía que Louis no era para él, y que él no era para Louis. Aunque el dolor del pasado seguía presente en su pecho, era solo eso: pasado. No culpaba a Louis por amar, no podía golpearlo por no corresponder sus sentimientos. Quizás Louis había fallado al mentirle, pero él se empeñó en creer algo que sabía que era una mentira.

Sonrió cuando sintió que Charles dejó un corto beso en sus labios antes de levantarse.

—¿Pizza para cenar?

—Pizza para cenar.

Charles se dirigió a la cocina, buscando algún menú de pizzería en el refrigerador.

—Pediré hawaiana.

—¡Eso es asqueroso!

—¡Me ofendes, lindo!

Harry rió alto y con gracia.

—Solo por esa bonita risa pediré de pepperoni.

—¡Te adoro, amor!

Harry sonrió, y su celular sonó. Buscó en su bolsillo delantero y se sorprendió al ver un mensaje de Louis. Hacía meses que no hablaban, y la mayoría de las conversaciones anteriores eran monótonas, solo para asegurarse de que estaban vivos.

Harry no sintió nada, simplemente se quedó en blanco, pensando si debía contestar o no. Pero frunció el ceño. ¿Por qué no debía contestar? Con valor, entró al chat.

Sonrió levemente y miró al techo, cerrando los ojos. Charles llegó a su lado y lo miró con preocupación.

—Hey, hermoso, ¿estás bien?

Harry asintió y, con voz llorosa, habló.

—Bebé, ¿quisieras ir a una boda conmigo?

Liam sonrió, se puso de cuclillas frente al chico que amaba y tomó sus mejillas.

—Sabes que sí, bonito.

Harry se sintió feliz, porque él y Louis estaban cumpliendo la promesa que se hicieron años atrás: ser felices.

Harry había cerrado un ciclo, había terminado de cerrar un libro. Este no había terminado con un "y fueron felices por siempre" para los protagonistas, y por primera vez en mucho tiempo, no le dolió que Louis no fuera para él y que él no fuera para Louis.

Abrió los ojos y se encontró con los de Charles, preocupados sobre él. En un momento de locura y cariño, saltó sobre charles, aferrándose a él y dejando atrás todo lo malo mientras ambos reían en el suelo.

La historia de Harry Styles no había terminado, claro que no. Pero Harry sabía que en su historia había dejado atrás al chico que amó con toda su alma. Había tachado levemente el nombre que murmuró tantas noches, y siguió adelante. Volvió a extender su corazón y a ser libre.

Entre lágrimas, le sonrió a Charles y supo que, aunque todo estuviera cayendo a su alrededor, él estaría bien, porque se amaba a sí mismo más que a nadie en este y en otro mundo.

Hubo alguna vez un viejo amor, un corazón roto y una nube llena de tristeza. Pero hoy no había nubes en el cielo; solo estaba el claro y reconfortante cielo azul.

Harry supo que hoy era un día para estar feliz.


***
Gracias por leer.

Antes que nada, debo agradecer el apoyo que le han dado a esta historia. Quizás no terminó como algunos deseaban, pero es algo que escribí y de lo cual me siento completamente orgullosa.

Aún faltan los extras. La verdad, no sé cuándo los publicaré, ya que aún los estoy escribiendo. Sin más que decir, les agradezco el apoyo y me despido.

¡Los amo, nos leemos pronto!

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