Los Soldados De La Eternidad: El Pergamino De Los Lamentos

La encomienda Real

Las horas fueron pasando y poco a poco Baldo, Charlie y Aldo fueron adentrándose en el desierto, el calor sofocante era algo que podían sobrellevar el tipo fuego y el humano pero el Rowlet con mucha dificultad podía mantenerse estable

- Lo siento por ser una carga - se disculpo el tipo planta al terminar de beber el quinto vaso de agua

- No eres una carga, cualquiera que no esté acostumbrado a los calurosos días del reino del desierto puede sentirse deshidratado rápidamente - respondió el charmeleon

- Pero...

- Escucha Aldo, si lo que te preocupa es el agua no debes estresarte, mi hermano es capaz de encontrar sitios escondidos donde fluye el agua

- ¿En serio? - cuestionó el Rowlet sorprendido

- Sí, te debemos la vida, así que bebé o moríras de sed - declaró el humano

- De acuerdo - respondió el tipo planta más tranquilo

El carruaje se detuvo abruptamente, Baldo por poco estuvo a punto de atropellar a un sujeto que había aparecido frente a él

Charlie y Aldo se percataron que el carruaje se había detenido así que ambos fueron a ver qué estaba pasando

Cuando el charmeleon vio aquel sujeto que tenía en el pecho el símbolo de un flygon supo quién era...

- Buenas tardes tenga usted Caballero Kevin - dijo el mago haciendo una reverencia sentado

- Buenas tardes tenga usted también Caballero Baldo - respondió el otro devolviendo la reverencia

- ¿A qué debo el honor de su encuentro conmigo? - cuestionó

- El rey a solicitado una audiencia con usted

- ¿Estoy en problemas?

- Si usted estuviera en problemas habría venido con un grupo de soldados para llevarlo prisionero, aunque usted y yo ya sabemos cómo habría terminado eso

- Comprendo, ¿Cuánto tiempo tengo para llegar con el rey?

- Yo mismo lo escoltaré al establo real, para que pueda dejar su carruaje, ya que el asunto que tratara con usted es urgente y compete a la ciudadela dorada

Mientras Aldo y Charlie se sobresaltaron ante aquellas palabras, Baldo ni se inmutó

- Lo que necesite nuestro rey lo he de cumplir - dijo el Heraldo de la magia

Con esas palabras el sujeto llamado Kevin sacó un báculo ostentado con piedras preciosas

- ¡Turas e purun! - exclamó el caballero

Fue entonces que un círculo se formó alrededor, este rodeo al caballero, al carruaje y todo lo que estuviera en el mismo

Luego de que el círculo desapareciera se dio cuenta Aldo que se encontraban en otro lugar

Cómo había anunciado Kevin, estaban afuera de un establo

- Puede dejar sus cosas aquí caballero Baldo - autorizó el otro caballero

- Gracias

Luego de eso el Heraldo de la magia entró con su carreta, la dejo y por último, tanto él como Charlie y el Rowlet siguieron al caballero Kevin

En cuanto todos salieron del establo el tipo planta pudo observar un castillo tan alto como en el que alguna vez vivió, solo que este era de color anaranjado y tenia una forma diferente al de su tierra natal

Todos se adentraron al castillo, cuando las puertas principales se abrieron se pudo observar al soberano de aquella tierra: era un hombre de edad media, este vestía un traje amarillo, con una capa que lo cubría casi por completo de color beige, tenía una corona modesta y estaba sentado en un trono de color rojo