Introducción

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Una vez más nuestra querida Sultana Hürrem lo había logrado, había logrado obtener lo que quería, había logrado que nuestro Sultán la lleve al viaje de caza junto con el príncipe Mustafa y el primer hijo en común que tenían Hürrem Sultán y el Sultán Suleimán, Mehmed, había logrado vencer a mahidevran... Pero, eso no debería sorprendernos ¿verdad? Al fin y al cabo estamos hablando de Hürrem Sultán, la criada rusa que llegó para revolucionar el Imperio otomano y ganar el corazón de nuestro querido Sultán... Continuando con los hechos de nuestra hermosa Sultana, ella llegó a disfrutar unas horas en el Palacio de caza, tal vez un día y medio pero no más debido a la muerte de 2 bellas aves pertenecientes a Hürrem Sultán, regalo de su amado Suleimán, creando así un sentimiento de sospecha hacia el príncipe Mustafa, hijo de Mahidevran Sultán, la peor enemiga de Hürrem. Claro las miradas de sospechas que Hürrem le daba no pasaron desapercibidas por el príncipe Mustafa, pidiendo así a su padre, el Sultán Suleimán, volver con su madre, Suleiman frente al pedido de su primogénito aceptó volver al Palacio, para el descontento de Hürrem claro.

En el viaje de regreso la pelirroja se encontraba molesta con el heredero al trono.

El viaje fue tranquilo dentro de todo... Pero cuando llegaron al Palacio se vieron con los verdadero problemas, parte del Ejército Jenízaro se encontraba en las puertas del Palacio peleando con la Guardia del Imperio, Hürrem al querer bajar del carruaje fue detenida por un soldado protector del Palacio.

Le contó que los jenízaros estaban realizando un motín debido a la falta de conquistas.

Le dijo que no bajara de dicho carruaje, que tendría que ir al Palacio de la Sultana Hatice y de Ibrahim Pasha.

Le ordenó al conductor del carruaje dar la vuelta e ir al Palacio de Ibrahim Pasha.

Al mismo tiempo en dicho Palacio se encontraban sufriendo la furia de los jenízaros, con la diferencia de que a este Palacio lo atacarían hasta obtener la muerte de Hatice sultán y de todo aquel que se encontrara ahí.

Cuando llegaron al Palacio se encontraron con Hatice Sultán, Gülfem Hatun, Leo el pintor y Nasuh Effendi.

Hatice y Gülfem solo atinaron a abrazar a los príncipes, para luego entrar y tratar de resguardarse en las paredes del viejo Palacio. Su intento fue en vano debido al afán de los jenízaros por quemar el Palacio, siendo así que las mujeres, príncipes y el encargado de pintar al sultán fueran guiados por Nasuh hacia un tipo de "sótano" que había en los palacios por si ocurrían este tipo de ataques o ataques de enemigos.

En el viaje, que consistía de cientos de escaleras para poder descender al lugar que esperaban sea su salvación, Hatice sultán sufrió un accidente.

Debido a la poca visión que provocaba el humo creado por el incendio que provacaron los jenízaros, Hatice tropezó cayendo por un largo tramo de escaleras quedando inconciente en el camino.

Leo la cargo para poder seguir bajando, luego de unas cuantas escaleras el pintor salió lastimado por el impacto de una botella hacia una de las tantas ventanas que había en el camino hacia el dichoso sótano.

Las mujeres siguieron bajando junto a los príncipes y Nasuh Effendi que cargaba a Hatice sultán, mientras la preocupación crecía en una rusa pelirroja.

Al llegar al lugar Effendi dejó a Hatice sultán en el suelo siendo atendida de inmediato por Gülfem Hatun, Effendi volvió hacia las escaleras para ir a buscar a Leo el pintor.

Minutos de tortura después, en los que la Sultana Hatice no despertaba, el miedo crecía en cada persona que se encontraba ahí, Effendi volvió con Leo en brazos sobresaltando a los presentes en dicha habitación.

A pesar de que al notar que solamente era Effendi, eso no los calmo, el miedo seguía tan presente y latente como al principio.

Al fin y al cabo eran personas que no tenían la culpa del capricho por el que realizaban dicho ataque los jenízaros, eran solamente gente que quería pasar un día tranquilo, disfrutar de la nueva vida que crecía dentro de una de las sultanas ahí... O que estaba creciendo, lastima que por un estúpido capricho ya no llegaría a disfrutar de la vida.

Había niños ahí, dos príncipes que no merecían ese miedo que estaban pasando, eran pequeñas mentes inocentes, y más aún porque una de ella apena tenía conciencia de lo que pasaba, el pequeño Mehmed era el que menos merecía eso, tenía miedo obvio, pero era por lo que le había pasado a su tía, notaba la angustia que sufría cada persona de ahí y sobretodo su madre...

Y ahí es donde entró Yo, nadie se mete con MI ŞEHZADE.

Mi Şehzade Donde viven las historias. Descúbrelo ahora