Severiano del Monte vive con sus cinco hijos adoptivos, pero ante un fallecimiento, la vida de sus hijos cambia el día de la lectura del testamento, con la aparición inesperada de Sara, su hermana, de quien no sabían su existencia.
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–Simón y Sofía desayunan en el comedor, con una atmósfera tensa entre ellos. Simón parece distraído, y no le presta atención a lo que está diciendo Sofia–
Simón, ¿te pasa algo? Pareces preocupado. –Sofia le pregunta curiosa–
–Simón mantiene la mirada en el plato– No, nada. Solo estoy cansado.
Mi amor, sabes que puedes hablar conmigo si algo te preocupa. –La chica insiste mientras pone una mano en el hombro de Simón-
No hay nada que hablar, Sofía. Tranquila –Le sonríe leve y se va a su habitación, dejando a Sofía sola en el comedor–
–Sofia suspira y toma un poco de su juego de naranja–
–Severiano llega al comedor y mira a Sofía– Vi a Simón muy extraño, ¿Está todo bien?
Simón está un poco cansado, nada más.
–Severiano mantiene una expresión seria– Eres una buena esposa, Sofía, pero debes esforzarte más en tu matrimonio con mi hijo. Sé que Simón es complicado, pero no te rindas. Necesita una mujer fuerte a su lado, alguien que lo apoye y lo entienda.
–Sofia aguanta las ganas de poner los ojos en blanco y mantiene una sonrisa forzada. Ya que se supone que eso hace– Sí, señor. Entendido.
Recuerda, Sofía, que la familia Del Monte siempre sale adelante. No te rindas con Simón. –Severiano le dice mientras se sienta a desayunar–
–Sofía asiente de nuevo, manteniendo su compostura, aunque por dentro se siente molesta y frustrada por las constantes exigencias de Severiano, que ya llevan años–
•••
-¡Pedro!-Juan llama a su hermano al ver que aunque va corriendo, no logra alcanzar la camioneta en la que van Severiano y Simón- ¿Quieres hablar con mi papá?-
-Sofia, quien está al lado de Juan mantiene la vista fija en su tableta anotado algunas cosas-
-Sí... -Dice actuando casual mientras se mete las manos en los bolsillos-Pero también lo puedo hacer con -Saca las manos de los bolsillos y las alza en su dirección mientras habla- el nuevo presidente, Juan del Monte-
-Bueno, vas a tener que sacar una cita con mi asistente, pero no te prometo nada porque estoy muy ocupado. Te dejo acompañado de mi secretaria, nos vemos en la oficina. -Le da una palmada amistosa y se va-
-Pedro observa que Juan ya está lejos y maldice internamente mientras hace un puño con la mano y se tapa la boca con el mismo-
