IX

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Cuando Sizhui despertó, aun no podía creerse todo lo que había sucedido la noche anterior. Distraído comenzó con su rutina, aseándose y vistiéndose antes de comenzar con su meditación pero por mas que intentara concentrarse en esta, su mente le llevaba a todos los acontecimientos de la noche y la madrugada.

El regreso de sus padres había traído consigo la respuesta a todas las dudas que había tenido acerca de LianHua y sobre Yunmeng.

Saber que su A-Niang, venía de una tradición de guardianes de sirenas le fue una gran sorpresa, aunque lo que no le fue tan extraño el saber las razones por las que no cumplió con aquellas obligaciones. El amor entre Wei Ying y su padre era genuino, y significaba todo para ellos.

Admitía que mientras crecía le había parecido extraño que Wei Ying no hablara sobre su infancia o sobre aquel anciano cultivador quien supuestamente le había cuidado tras la muerte de sus padres, porque todos conocían lo hablador que era Wei Ying aunque Sizhui se lo atribuyó a que eran recuerdos que su padre no quería rememorar o lo hacía en privado. Era como con su A-Die, la razón por la que este no hablaba sobre sus padres, aún tenía una gran herida a pesar que les amaba tanto.

A pesar de la insistencia de sus padres había decidido volver a su habitación como una manera de poner algo de distancia entre ellos.

Como había descansado y meditado un poco, pudo pensar las cosas con la cabeza fría.

Comprendía el motivo y las razones por las que sus padres jamás le contaron la verdad. La existencia de las sirenas, y la localización de estas en el lago de Yunmeng, debía ser un secreto. Ya eran problemáticos los rumores sobre estás, en poemas e historias que habían llevado a cultivadores y a personas normales a obsesionarse con estas. Todos sabían que la búsqueda de las sirenas había sido el principio del fin de los Wen. Por ello entendía que hubiesen decidido no contarle cuando la situación se volvió peligrosa.

Su meditación le ayudó a perdonar un poco a sus padres, aunque el ser un adolescente hacía que las cosas fueran más difíciles y aun tuviera un ligero dolor aunque sabía que esto pasaría. Solo era cuestión de darle tiempo.

Pudiendo sentirse relajado sobre el tema de las sirenas, ahora debía pensar sobre Jin Ling.

Desde su infancia Sizhui había sentido algo por el tritón, no necesitaba que Wei Ying le recordara sus momentos vergonzosos como sus afirmaciones de desposar al tritón, era algo que Sizhui había presentido desde que se volvieron a ver cuando su corazón latió con tanta fuerza y comenzaba aquel anhelo de estar al lado del tritón. Seguramente cuando eran niños no era algo tan serio, pero ahora esos sentimientos habían escalado tan rápidamente para saber que estaba enamorado.

Y sus sentimientos eran correspondidos.

Jin Ling casi le había besado.

El recordatorio le puso de buen humor, saliendo de su habitación con energía y encaminadose hacía el Jingshi donde desayunaría en compañía de sus padres. Había salido un poco mas tarde de lo usual por sus distracciones, pero de todas maneras sería castigado por sus escapadas nocturnas así que pensó en tomarse las cosas con calma.

Una sonrisa se formó en sus labios cuando cruzó los jardines, el picante olor de las especias ya llegaba a su nariz, pero confiaba plenamente en su padre quien sabía controlar el uso de estas y solo preparar un plato lleno de picante para su A-Niang.

En ocasiones Sizhui se sentía mal por poder consumir la comida que hacía su padre, y no tener que comer la de los otros discípulos. Por ello varías veces había invitado a JingYi y a Zizhen pero tras la segunda vez estos se negaron a ir, alegando que no valía la pena comer algo tan delicioso si después iban a devolverlo por las muestras de afecto tan intensas entre Lan Zhan y Wei Ying. Ahí Sizhui comenzó a preguntarse qué tan acostumbrado estaba a ver eso, que ya no le causaba repelús.

I could feel my life begin - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora