III

552 81 77
                                    

—Shifu, ¿usted ha visto alguna sirena?—preguntó con interés una voz infantil interrumpiendo la meditación del único adulto entre el grupo de niños.

El hombre abrió los ojos, mirando al pequeño problemático con una ceja alzada.

—Lan JingYi, deberías estar meditando en lugar de pensar en esas historias fantasiosas.

—Pero shifu,—se quejó el pequeño haciendo un puchero.— hemos estado escuchando con atención sus enseñanzas y entendimos su punto de cuál es nuestro papel en este mundo. Debemos proteger a todos, ser amables y continuar alimentando nuestro cerebro con conocimiento.

—Parece que realmente has estado escuchándome. Si sigues por ese camino, te volverás un gran cultivador.

—Pero shifu, usted cómo nuestro profesor está obligado a responder nuestras dudas para que podamos seguir aprendiendo.—Lan Qiren asintió a eso, era su deber iluminar cualquier duda de esos niños.—Entonces, ¿ha visto alguna sirena?

JingYi volvió a preguntar con una amplia sonrisa, causando que las cejas del hombre se apretaran.

—Sé lo que hiciste ahí, Lan JingYi. Debes dejar de pasar tanto tiempo con Wei Wuxian.

El niño solo rio tontamente.

—Por favor shifu, cuéntenos sobre las sirenas.

Esta vez rogó otro pequeño discípulo, siendo seguido por el coro de otras pequeñas voces, quienes imploraban al hombre que les hablara de aquellos seres mitológicos.

—Por favor, hasta Sizhui quiere saber. —JingYi señaló a su amigo, quien a su lado bajaba la mirada con algo de vergüenza de admitir que le interesaba aquel tema.

Lan Qiren suspiro mientras seguía escuchando a los pequeños suplicar.

—Ya que todos han tomado su entrenamiento en serio, les contaré pero solo por hoy. —advirtió lo último con seriedad.— No quiero que crean que solo por cumplir con sus entrenamientos debo de darles algo a cambio.

Los niños festejaron en voces bajas, no podían ser demasiado ruidosos o su profesor se molestaría.

—¿De dónde escucharon sobre las sirenas?

—Un libro que Zewu-Jun nos leyó.—Un niño de ojos verdes respondió al momento, comenzando a relatar con simpleza la trama de aquel libro.—Era una historia de amor donde una sirena se enamoraba de un príncipe que vivía en la tierra. Pero nosotros queremos saber más sobre las sirenas, sin todo ese tema del amor.—Hizo una mueca de fastidio lo cual hizo reír a los otros pequeños.

Lan Qiren pasó la mano a su barbilla, acariciando su barba oscura mientras elegía cuidadosamente sus palabras.

—Es difícil que aprendan sobre las sirenas o la gente del mar, ya que no son más que musas para artistas o personajes de cuentos infantiles. Así que, respondiendo a la pregunta de JingYi. No, no he visto a ninguna.

El grupo de niños bajo la mirada, claramente decepcionados que se tratara de una fantasía.

Lan Qiren podía ser un hombre estricto, pero tras prácticamente criar a sus sobrinos se había vuelto débil ante los niños. No quería ver a los pequeños discípulos desanimados, así que siguió hablando.

—Pero el que no haya pruebas de su existencia, no quiere decir que a lo largo de los años no haya habido rumores sobre estos seres.—Los niños volvieron a alzar sus rostros con un interés renovado, escuchando atentamente a su maestro.— Algunos de estos rumores dicen que las personas del agua cuentan con una belleza indescriptible. Otros que sus voces son como el melodioso canto de un pájaro. Y unos cuantos más desconfiados creen que su naturaleza es vil, que usan esos atributos para que las personas caigan en sus encantos, logrando que se acerquen a ellos en el agua y ahogarlos para que sean su alimento.

I could feel my life begin - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora