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Abrió los ojos con pesadez mientras la muy apenas notable luz del sol se colaba por una apertura de la cortina, su cuerpo dolía y sentía su pómulo inflamado. Hacía frío afuera gracias a la lluvia de la noche anterior, y no quería levantarse, al menos no hasta que el dolor pasara.

Se sentó en la cama con la espalda recargada en la pared y se miró las piernas, tenía varios moretones en ellas, pero lo que más se notaba era el gran raspón de su pierna derecha. Soltó un suspiro volviendo a cubrirse las piernas con las cobijas y se abrazó a sí mismo, la bandita en su pómulo se había caído durante la noche por el contacto de la sábana contra su rostro, así que debía de ponerse una limpia y nueva.

Cubrir su rostro con base de maquillaje era ahora una rutina, era la forma de escapar de los cuestionamientos y evitar que la gente lo mirara mal cada vez que lo veían golpeado de nuevo. Así nadie sospecharía o preguntaría sobre algo, y no tendría que inventar alguna excusa como: "Oh, sí. Me caí en el baño, solo fue leve, algo torpe.", cosas estúpidas para evitar meter a Yeonjun en problemas y luego se desquitara con Beomgyu.

Después de por fin decidirse a levantarse de la cama, bajó a la cocina para poder desayunar algo.

Miró las notas que había en el refrigerador y tomó una de ellas.

"Gyunnie, para comer hice tu plato favorito: Kimchi, puedes comer todo lo que quieras, hice bastante. Recuerda sacar la basura y lavar tu plato, ten un gran día.

—Te quiere: mamá"

Sonrió dejando la nota de nuevo en su lugar y tomó la segunda.

"Por cierto, compré Banana Milk para que puedas llevarte al colegio y compartir con Hyuka y Tyun, no te los acabes o no compraré para el fin de mes.

—Mamá de nuevo"

Abrió el refrigerador, y como lo decía en la nota, habían tres paquetes de Banana Milk, y un gran traste con Kimchi, sacó el traste y dejó la hoja de papel en la mesa.

Antes de que pudiera servirse, alguien tocó la puerta principal, frunció las cejas y se acercó a abrirla. La figura de un chico castaño más bajito que Beomgyu se hizo presente, de inmediato, una sonrisa se dibujó en el rostro de ambos, y el más alto se abalanzó a abrazar al cuerpo contrario.

—¡Taehyun!

—Hola, Gyun, ¿Cómo estás?

Kang Taehyun era uno de los mejores amigos de Beomgyu, se conocieron en primer año de preparatoria, junto con otro chico: Huening Kai.

Los tres iban a la misma clase de literatura, y gracias a un proyecto grupal, fue que comenzaron a hablar. Ninguno creyó hacerse amigo del otro, sin embargo, el destino era completamente indescifrable, como el juego de las cartas; puedes tirar una carta y tener preparada otra para la próxima ronda, pero si cambian el color de la carta, debes buscar otra para reemplazar a la anterior, y aunque tengas el juego asegurado, alguien más podría ganar.

Algo así era lo de ellos, no es que no se agradaran, simplemente compartían ideas diferentes, y los tres estaban seguros de que no podrían hablar entre ellos fuera del colegio, pero el destino, jugó diferente.

—Estoy bien Tyun, ¿Y tú? —se hizo a un lado para que pudiera entrar, Taehyun se dió cuenta de ese gesto, y se adentró a la casa

—También estoy bien, ¿Qué te pasó en la cara? —levantó su mano, tocando el hematoma del pómulo de Beomgyu, rápidamente, el castaño quitó la mano del chico sin ser grosero y soltó una risa nerviosa —. ¿Fue otra vez Yeonjun?

—¡No! No, para nada —comenzó —, me golpee con una estantería en la biblioteca, solo eso, ya está mejor. Anoche ni siquiera lo ví

—Beomgyu, no puedes mentirme, todos sabían que te estaba buscando, Kai y yo tratamos de detenerlo, pero fue en vano

As you pungle daggers into my heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora