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—¿Entonces no lo vas a regresar? —preguntó Taehyun a Beomgyu con las cejas arqueadas. No le molestaba, realmente su decisión lo ponía feliz, siempre rechazaba lo que otras personas le daban y ahora que aceptara quedarse con algo era nuevo.

—No quiero que tu madre crea que desprecio su regalo —respondió simple, pero había mentira en sus ojos.

La verdadera razón por la que no iba a regresar la caja de madera era porque la noche anterior, cuando la sacó de su mochila, se encontró con la imagen de una tapa rota, y definitivamente no podía regresar el regalo en ese estado, así que luego de buscar todas las formas posibles para poder repararla y que ninguna funcionara, su última opción era quedarse con eso. Sin embargo, Taehyun le creyó.

Su amigo lo rodeó en un abrazo, al principio, Beomgyu no reaccionó, se quedó de pie sintiendo ambas extremidades envolverlo, cuando regresó aquel medio de apoyo, rodeando el torso y apretando el cuerpo del más bajo hacia él, Taehyun soltó un pequeño gemido de dolor, pero no se separó de él. Aunque el más alto quiso preguntar sobre aquel quejido, no pudo pronunciar palabra, sus ojos se humedecieron y un nudo en su garganta se formó. Cuando se separaron, solo quedaba este último.

Luego de eso no dijeron nada más, y tampoco tocaron el tema de Yeonjun, lo cual el castaño agradeció, y aunque no lo iba a admitir, Taehyun también agradecía que no hubieran mencionado nada, así no tendría que dar explicaciones sobre porque se había quejado.

Se encontraron con Kai en el salón cuando entraron, el rubio parecía asustado, mirando a todos lados, tenía mechones de cabello a medio cortar que caían sobre su rostro, sus dientes mordían su labio inferior con cierta desesperación, sus manos inquietas y el temblor en su pierna derecha eran evidentes, y aún con esa expresión de temor en su rostro, el chico parecía precioso.  Su expresión se relajó cuando sus ojos miraron los cuerpos de sus amigos, rápidamente se acercó a Beomgyu y tomó su rostro entre sus manos, acercando su cara a la de él, lo miró unos segundos, aún con la preocupación en sus ojos.

—¿Estás bien? ¿Qué te hizo ese cabrón? —el castaño negó con la cabeza tomando las manos de su amigo, retirándolas de su rostro

—No me alcanzó, lo perdí llegando al centro, estoy bien Hyuka —vio las cejas de Kai fruncirse y antes de que pudiera decir algo, lo interrumpió —. Es en serio. Estoy-bien

Kai miró a Taehyun con desasosiego, el bajito le dedicó una sonrisa tratando de darle tranquilidad, pero ni siquiera él se creía estar tranquilo. Un portazo hizo que todos se sobresaltaran.

La figura de Ki Yeonjun junto a sus dos acompañantes, se hizo presente en el centro y al frente de la habitación. Beomgyu no pudo evitar que su corazón comenzara a latir de una manera tan violenta que sentía que se le saldría en cualquier momento. Verlo de pie, con ese aire de seguridad en sí mismo, con la chaqueta de cuero negra sobre sus hombros y los mechones de cabello negro cayéndole sobre el rostro luciendo jodidamente atractivo. Primero sintió una oleada de calor recorrer sus mejillas, poniéndose nervioso al instante, pero otra parte de él, al recordar que probablemente estaba ahí por lo del día anterior, perdió el color de su rostro tan rápido como apareció, y el sentimiento de gusto fue reemplazado por puro y autentico miedo.

Yeonjun lo buscaba entre la gente del salón, él lo sabía, lo sabía porque hacía eso desde los últimos dos años, porque esa mirada, con el entrecejo fruncido —aquella mirada que le gustaba, pero al mismo tiempo, le causaba un enorme terror—, solo era una introducción a lo que sería el trato más cruel y doloroso que podía recibir.

Escuchó a Kai maldecir y sintió a Taehyun jalar de su brazo, con paso rápido los tres salieron por la puerta de emergencias, directo al pasillo, sin saber muy bien a donde ir.

—¿Qué vamos a hacer con Yeonjun aquí? Beomgyu no puede entrar a clases con Leedo y Chenle vigilando los salones, y ese imbécil lo va a estar buscando por todo el instituto —Kai miraba sobre su hombro la puerta principal del salón, por si el pelinegro salía

—Vamos a la cafetería, él no va a hacer nada ahí —el de cabello platinado dio la vuelta en un pasillo y se dirigió con paso rápido al edificio de enfrente, Beomgyu haciéndole segundo.

No estaba prestando atención a su camino, en realidad, estaba pensando en los mil y un escondites que podía encontrar sin la posibilidad de que Yeonjun lo llegara a ver antes de que también se vieran involucrados sus amigos, cuando un cuerpo mucho más alto que el suyo, lo chocó.

—Lo siento, lo siento, fue mi culpa, no vi por donde caminaba —se disculpó el chico —. ¿Estás bien?

—No es nada, yo tampoco estaba atento —Beomgyu le dedicó una sonrisa, que parecía más una mueca —. Estoy bien, gracias

—¡Tae, Kai, Beom! —un chico de cabello cobrizo y voz gruesa se acercó a ellos, jadeando por lo que había corrido. Tomó aire para hablar —Deben irse, Yeonjun ya sabe que estás aquí

Sin decir nada más y dejando al más alto con la palabra en la boca, Taehyun volvió a tomar del brazo a Beomgyu, comenzando a caminar, con el chico cobrizo detrás de ellos. 

[ . . . ]

Estaban comiendo en la cafetería cuando Yeonjun apareció, la misma actitud arrogante con esa sonrisa ladina que a Beomgyu le gustaba. Lo vieron acercarse a su mesa, con las manos en los bolsillos. Leedo fue el primero en tirar una charola de comida, específicamente, la del chico cobrizo.

—Leedo, no estamos aquí para molestarlos —mencionó Yeonjun con una sonrisa, borrándola al ver a Beomgyu —, solo lo queremos a él.

—Lárgate, Yeonjun

—¿Disculpa? —el pelinegro miró al chico, era un poco más bajo que él, tomó el rostro lleno de pecas con una mano y soltó un resoplido —No te metas, Felix, no te sientas protegido porque estás saliendo con Hwang

Taehyun quitó la mano del rostro de Felix, mirando a Yeonjun —Déjanos en paz

La sonrisa en el rostro de Yeonjun se ensanchó, esa jodida sonrisa.

—¿Quieres que te de otra paliza, como la de ayer? —Kai, Beomgyu y Felix dirigieron la mirada al platinado, en especial, el castaño lo miró con culpa

—Ya te dije que solo eres un cobarde, tienes miedo, tu vida está más jodida que la de nosotros y por eso crees que molestando a los demás vas a sentirte mejor —no pudo seguir hablando porque Yeonjun ya lo había golpeado, un golpe lo suficientemente fuerte en el rostro para que el chico ladeara la cabeza

—No voy a dejar, que ustedes, un grupo de patéticos mediocres, me hable de esa forma —escupió mirando a Beomgyu, que se había levantado en cuanto Yeonjun soltó aquel golpe —. Y tú, mira bien a la gente que te rodea, y pregúntate si merecen esto por seguir escondiendote

No lo merecían. Ninguno de ellos merecía ser golpeado, o amenazado, ni siquiera ser mirado por Yeonjun, o por Leedo, o Chenle. Nadie merecía el trato que le proporcionaban a él. Y no iba a permitir que sufrieran lo mismo. No le había gustado la forma en la que Taehyun se había quejado cuando lo abrazo, no le gustaba ver como lo golpeaban por su culpa, no quería que Felix y Kai pasaran por lo mismo.

Se levantó de la mesa mirando al pelinegro, pidiéndole a gritos internos que los dejara en paz.

Yeonjun, de nuevo, sonrió.

As you pungle daggers into my heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora