Eyes [senses #1]

XX: tatuajes

A la mañana siguiente, el rizado se levanta con un dolor demasiado fuerte de cabeza y muchas ganas de vomitar, así que se levanta rápidamente, yendo al baño.

Unos segundos después llega Louis, recogiéndole el pelo y acariciandole la espalda, mientras le alenta a seguir vomitando.

Cuando termina, se sienta al lado del vater, como lo hizo la noche anterior, solo que esta vez con Louis al lado, sujetando su mano.

—Anoche bebiste demasiado.

—Y ahora me siento en la mierda.

—Te voy a traer un paracetamol—El castaño se intenta levantar, pero una mano tirando de su brazo se lo impide.

—Quédate conmigo por favor.

—Pero si no te lo tomas no se te va a pasar el dolor de cabeza.

—Da igual, quiero estar contigo—el rizado apoya la cabeza en el hombro del ojiazul y comienza a jugar con su mano.

—¿En que piensas?— pregunta el castaño.

—En que anoche seguramente me comporte como un idiota.

—No te creas, solo ibas gritando que me extrañabas— Louis ríe suavemente.

—Dios que patético.

—Hazz.

—¿Hmm?— ambos se miran, sintiendo incluso más sensaciones que la primera vez.

—¿Por que lo hiciste?

—No lo se Lou, estaba demasiado sobrecargado, no quiero hablar de eso.

—está bien, sabes que no te voy a presionar amor— Louis acaricia la mejilla del ojiverde con cariño.

—¿Dije algo extraño ayer?

—No, nada— dice el ojiazul, riendo un poco. 

Hoy el rizado se tatuará una mariposa, la cual tiene muchos significados para el, los cuales llegan desde la abstinencia a las autolesiones hasta renacer, pero todos ellos son igual de especiales para el.

Ahora se encuentra sentado en la cama de Zayn, con Niall al lado riéndose como siempre, y Zayn deseando morir, ya que, Liam, al que ha estado intentando hablar tanto tiempo, esta enamorado de él.

—¿Estas seguro que le dijiste Zayn Malik?— Zayn está de los nervios, ¿que debe hacer?

—Estoy un noventa y nueve por ciento seguro.

—Pero como te vas a acordar Harry, estabas muy borracho— replica Niall.

—Ahí todavía estaba consciente, dejo de acordarme en la quinta copa.

—Harold, un poco más y te nos mueres— contesta el rubio. 

—No creo, yo soy fuerte— el rizado enciende un cigarro de su bolsillo, dándole una calada, disfrutando la sensación del jumó llenando sus pulmones, hasta que siente la mirada de desaprobación de sus amigos —¿Qué? ¿Queréis?