uno ─── ¿Creías qué me iba a olvidar de ti?

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❝AUNQUE NUNCA TE LO DIGO, TE HE ECHADO DE MENOS Y PONGO AL CIELO DE TESTIGO❞

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❝AUNQUE NUNCA TE LO DIGO, TE HE ECHADO DE MENOS Y PONGO AL CIELO DE TESTIGO❞

DOS VIDAS PERDIDAS Y VARIAS MANOS MANCHADAS DE SANGRE, ELLOS ESTABAN CONDENADOS Y LO SABÍAN.

La vida es impredecible, nunca sabemos lo que puede llegar a suceder y es que en un solo segundo el rumbo de nuestra vida cambia por completo y el futuro se vuelve incierto. Tratamos de mantener el orden en nuestra vida, tratamos de no tener que lidiar con problemas, tratamos de que las cosas sean a nuestra manera, pero eso no es algo que se pueda controlar, solo el destino sabe lo que será de nosotros al final del día.

Cuando eres adolescente crees que la vida que planeas en tu cabeza será la que tendrás, pero lo cierto es que en la adolescencia, lo único que se mantendrá son los traumas y los errores, esas dos cosas son lo único que nos perseguirán toda la vida.

Pero, en el caso de Carla Herrera, lo único que la seguirá siempre será el homicidio de Ignacio Betancourt.

La noche era oscura, los billetes caían al rededor de Susana Rincón Gallardo e Ignacio Betancourt y el miedo se comía vivos a los estudiantes del colegio Nacional. Carla miraba el cuerpo de Ignacio sin poder comprender como fue que el odio, la rabia y el rencor la dominaron tanto como para hacerla matar a alguien.

Sentía como el viento golpeaba su cuerpo, su cabello estaba inquieto, sentía sus labios arder y sus piernas temblar, pero todo eso le daba igual porque solo podía pensar en que acababa de matar al hijo de alguien y al hermano de sus amigos.

Ella alzó la vista y se encontró con la mirada asustada de Martín, se comunicaron a través de sus ojos, ambos supieron lo que el otro estaba pensando.

Comenzaron a correr en dirección a la salida de la azotea para bajar las escaleras, no se preocuparon de si los demás los estaban siguiendo o no, ellos solo corrieron juntos, con la mínima esperanza de que Susana e Ignacio pudieran estar vivos.

Hubo un momento en que Carla sintió sus piernas flaquear, estaba agotada y Martín pudo notarlo. Se detuvo para tomarla de la mano e impulsarla para que sugiera corriendo. Gaspar venía detrás de ellos.

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ─── control zDonde viven las historias. Descúbrelo ahora