Olvido Parte 1

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Un olor dulce emanaba del lugar, los rayos del sol atravesaban las espesas copas de los árboles llegando hasta el rostro dormido de una pelinegra que se encontraba tumbada a los pies de un hermoso cerezo; un ruido estridente alertó a la joven, quién movió sus orejas al toque de la pita, y de un brinco, se incorporó y volvió a la vida. La chica no creía lo que veía, sus últimos recuerdos se remontaban a un gran bosque mágico, y ahora, se encontraba varada en tierras desconocidas. Se hallaba en un lugar muy concurrido, una plaza de Seúl, según leyó en un cartel, repleta de puestos de comida callejera, niños jugando por doquier, y extraños vehículos motorizados causando un molesto estruendo.
—Espera ¿Seúl?¿Qué es este lugar y como he llegado aquí?—Pensó la muchacha, y es que no era para menos, se encontraba en un lugar totalmente desconocido y muy moderno a su parecer; había escuchado cosas alucinantes de Piltover, ciudad del progreso, pero ninguna de las historias que conocía podía detallar una ciudad con tantos rascacielos, vehículos extraños y ese molesto ruido; Ahri tapó sus orejas, mientras miraba con confusión a su alrededor, todo era tan sumamente diferente. La chica zorro caminó si rumbo por la inmensa ciudad, intentando averiguar que es lo que había pasado, y como había llegado a ese lugar. Las horas pasaban y ella seguía sin encontrar algún tipo de respuesta, se había cruzado en varias ocasiones con gente que ella creía conocer, y no se equivocaba, sus voces y aspecto eran los mismos, pero algo fallaba, los sentimientos y recuerdos que hallaba en esas personas no eran los mismos que una vez consiguió sacar de ellos, además de que aunque conseguía percibirlos, no era capaz de absorberlos como hacía antaño para saciar su hambre de conocimientos, algo no iba bien.

Ahri, confundida con lo acontecido intentó canalizar energía espiritual en su mano, pero no era capaz de percibir más allá de lo poco que desprendían los seres vivos de esa gran ciudad; estaba confusa, confusa pero misteriosamente en calma, el no ser capaz de dañar espiritualmente a los demás la hacía sentirse algo más repuesta del terrible dolor que sintió antes de caer rendida y aparecer en ese extraño lugar. Si quería averiguar qué era lo que estaba sucediendo, sabía que debía comenzar por adaptarse a esa nueva situación, pero no sería nada fácil, la joven no conocía nada del lugar, no entendía qué era lo que estaba viendo, ni el funcionamiento de la mayoría de los comercios que se encontraban a lo largo de las calles.
Una hora más pasó, Ahri se encontraba frente a unas grandes pantallas que reproducían unas pequeñas carteleras —'Star Guardian Casting'—comentó en voz alta mientras veía anonadada las pantallas, era la primera vez que veía algo como eso, pues siempre vivió aislada del mundo del progreso.

—Eh tu, chica del cosplay—comentó un muchacho alto, de tez morena al otro lado de la acera. —Me refiero a ti, la de las orejas y cola de zorro— Ahri volteó incrédula hasta quedar frente al muchacho, quién había cruzado al otro lado para dar con la pelinegra. —¿Cosplay, qué es eso?—comentó con cierta incertidumbre la joven.—¿Te disfrazas de kitsune y no sabes lo que es un cosplay?—¿disfrazarse? Es cierto que durante sus largas horas de caminata no había logrado divisar a ningún vastaya más a parte de ella misma, hecho que la hizo extrañar y preocuparse. —Bueno, a lo que iba— comenta el moreno con chacharería —¿Has venido para hacer el casting?—Ahri comprendió rápido que tendría que comenzar lo antes posible el adaptarse a esa nueva situación, si quería conseguir algún tipo de información sobre su paradero, así que amablemente, sonrió y asintió al joven, pues ¿qué podría salir mal? Si era capaz de comerse los sentimientos de los demás, también sería capaz de interpretarlos, pensó.

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Una noche más, había sucumbido ante sus 'amoríos inocentes'; su nueva víctima había aparecido ante ella como un regalo provisto del cielo, un joven algo malhumorado al que habían echado del burdel de Zaun. Evelyn lo acechaba desde las sombras a pocos metros del local, esperó pacientemente a que el muchacho se alejara de las farolas que alumbraban tenuemente el callejón; relamía sus labios con desesperación y observaba meticulósamente mientras pensaba cuál sería su próximo movimiento. Las oscuras calles de la ciudad la tenían a cien, nunca había encontrado un lugar tan apropiado como ese para llevar a cabo sus pequeños 'juegos' de seducción, la oscuridad le permitía moverse con total libertad sin levantar sospechas cuando pasaba a formar parte de su pequeño atisbo de sombra.
—¿Haces algo esta noche?—comentó seductora el súcubo contoneando su voluptuoso cuerpo mientras se acercaba tranquilamente a su presa.
El joven no dudó ni un segundo tras el bochorno que había pasado en el burdel, a paso firme se acercó a la hermosa mujer y la tomó por la cintura. —Esta noche soy todo tuyo—comentó el pelirrojo. Eve sonrió con malicia mientras acercaba su rostro al del muchacho. —Esto fue fácil— pensó. Apuntó de juntar sus labios, la Hacedora de viudas se adentró con su ligue aún más lejos en la oscuridad, momento en el que aprovechó para afianzar aún más su agarre. Ambos pasaron un agradable rato proporcionándose lo que para el chico era un placer muy intenso, pero que para Eve, no eran más que los preliminares para poder llegar al climax, ese que no tardó en llegar, gracias a la agonía que le hacía pasar a su juguete mientras le arrancaba la piel gracias a sus afiladas garras,sintiendo así un éxtasis embriagador; la agonía del joven duró algunas horas más, largas horas en las que la súcubo torturaba su ser hasta que la muerte se apiadó de su cuerpo mortal.

La suerte de Evelynn daría un giro de 180 grados en el momento en el cual intentaba salir del callejón mientras limpiaba con su lengua la sangre contraria en sus manos, se encontraba caminando sin rumbo dentro de una espiral interminable de luz que quemaba su cuerpo sombrío; ahora era ella la que gritaba de agonía hasta caer exhausta en el suelo, para Eve, esto debió durar horas. Con su cuerpo temblando, se levantó apoyándose en la pared más cerca que tenía, respiró hondo y continuó su camino hasta la salida del callejón, pero lo que se encontró no era lo que esperaba; la ciudad deprimente en la que se encontraba, se había convertido en un lugar ruidoso con enormes rascacielos, pantallas y un tráfico que podía triplicar a la cantidad de gente que juraría haber visto en Zaun en las últimas dos semanas. Presa del pánico de encontrarse en un lugar tan iluminado, la súcubo intentó volver en su forma de sombra al callejón del que había salido, pero todo fue en vano, sus poderes no se encontraban, al igual que el callejón que había recorrido minutos antes.

Extrañada por la situación, emprendió el rumbo hacia el centro de la ciudad, tropezando con el borde de la acera y cayendo de bruces contra un charco de lluvia que se encontraba en la misma. Evelynn observó su rostro reflejado en el agua, su cuerpo había adoptado forma humana, tal como ella se mantenía para atacar a sus presas, solo que esta vez parecía permanente, sus garras se habían transformado en uñas insignificantes y las cuchillas de su cola se habían vuelto mucho menos filosas. —¿Qué demonios?—pensó respirando agitadamente mientras se levantaba del frío suelo. La súcubo comenzaba a entrar en pánico, miró con desesperación a su alrededor hasta que divisó una enorme pantalla que ponía 'Welcome to New York city'. Necesitaba información y la pensaba conseguir costara lo que costara; siguió su camino hasta que se encontró frente a un grupo de chicos jóvenes que parecían estar pasándola muy bien junto al alcohol y la música. Eve sabía que de quién mejor podría conseguir información en esos momentos de la noche era de quienes no tuvieran nada que perder, y ese parecía ser el caso.

Las horas de la noche pasaban y Eve seguía acechando al grupo de universitarios desde las sombras, no había información valiosa, todo era extremadamente aburrido, pubertos pasados de droga y alcohol sin nada valioso que sonsacarles; pero algo pasó, la policía llegó de improvisto, y del coche bajaron dos agentes bastante peculiares. La súcubo se quedó impactada, conocía perfectamente a esas dos mujere —Caitlyn y Vi— comentó por lo bajo, eso si era algo interesante merecedor de su atención, si alguien podía saber sobre su situación, era la Sherif Kiraman, así que de un movimiento, salió de entre las sombras en medio de, agetreo y se acercó a la peliazúl decidida a conseguir la información que necesitaba, aunque sabía que no sería sencillo, pues en el pasado, ella misma se encontraba en la mira de la jefa de policía de Piltover, pero poco le importaba en estas circunstancias.

—Ey, cariño, cuanto tiempo—comentó la mayor con aparente tranquilidad, aunque por dentro sentía algo que antes jamás había conocido, miedo, se sentía indefensa sin sus habilidades —Cuando acabes con los críos humanos....¿podrías prestarme atención durante el resto de la noche?—Dijo con su usual voz seductora mientras se encontraba bajo la atenta y enfurecida mirada de Vi. —¿Evelynn? ¿Eres tu?— Comentó una extrañada y preocupada Caitlyn—¿Quién iba a ser si no?, pareciera que hubieras visto un demonio —comentó con una sonrisa maliciosa y extrañada por la reacción de la francotiradora —Ups, mi culpa— .

Caitlyn seguía estupefacta mirando a su contraria, pero en un momento, algo pareció hacer click en la mente de la más alta, la cual corrió y abrazó a Eve, esta se erizó de la impresión, pero no dijo nada, algo estaba ocurriendo y necesitaba la información, así que siguió la corriente a la más alta. Vi seguía mirando a su superior extrañada por lo que estaba ocurriendo, había dejado huir a todos esos críos por abrazar a una mujer que la pelirrosa no podía identificar.

—Evelynn, ven con nosotras, tienes que contarnos lo que te ha pasado— Comentó una eufórica Caitlyn—¿Me ha pasado?—pensó la súcubo extrañada,eso era precisamente lo que quería que la contraria le dijese. —Cupcake, deja que la chica respire y vayamos de vuelta a la comisaría, allí podréis hablar más tranquilas—Dijo Vi, mirando con extrañeza pero cariño a su esposa. Caitlyn miró a Evelynn buscando aprobación para que las acompañara, la mayor no disfrutaba de la compañía humana durante tanto tiempo, pero otro remedio no le quedaba hasta saber qué es lo que estaba ocurriendo ahí, algo extraño debía estar sucediendo, pues en días normales, hubiera sido presa de algún que otro balazo por parte de la peliazul y de algún que otro intento de opresión por parte de su compañera. —¿A que estamos esperando?— comentó intentando que todo acabara rápido.

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