CAPÍTULO 2.
"Ella era justo como la hacían parecer las pocas fotos que había visto: rara, extravagante y, no tan sorpresivamente, ingenua de una manera irritante. La había juzgado desde el primer momento en que intercambié palabras con ella, midiendo su carácter con tan sólo una conversación. Tal vez debería sentirme avergonzado de ello, excepto que mi juicio nunca era erróneo. Siempre acertaba de pleno. Pero debía admitirlo: en el instante, en el microsegundo en que simplemente posé mis ojos sobre ella, viéndola por primera vez, viendo ese cabello teñido del negro más oscuro y esos irises claros que parecían verlo todo dentro de mí... en ese momento, antes de que a mi mente arribara una avalancha de críticas, sólo pude pensar que ella era hermosa."
Las fotos familiares habían salido bastante bien. Joanna y su padre no podrían haber tenido sonrisas más brillantes. Los nuevos esposos en el medio, Isa, Nora, Mónica y Serena a la izquierda y los Reyes a la derecha. Mientras la sesión de fotos continuaba, el resto de invitados arribó puntualmente. Ola tras ola de miembros de la clase alta de Monzuana llenaron el recinto, los amigos de su padre un puñado entre la aristocracia. Al terminar con las fotografías oficiales, el espacio designado para las fotografías quedó abierto a todo aquel que deseara tener un recuerdo.
Nora y su familia se sentaron en su mesa respectiva, los meseros moviéndose con fluidez por todos lados. Nora acababa de cumplir los dieciocho, la edad legal en su país para poder consumir alcohol, por lo que no perdió la oportunidad de pedir un cóctel. Sus madres estaban conversando con otra pareja, así que Isa seguro pensó que nadie la estaba supervisando.
―¿Qué crees que haces, niña? ―reprendió Nora al mismo tiempo que le daba un manotazo en la muñeca a Isa, quien soltó un "¡Ouch!"―. Aún no tienes edad para beber estas cosas.
―¡Es sólo champaña!
Nora bufó, arrebatándole la copa. ―Refresco, jugo o agua. Tú escoges.
Isa la miró feo un momento, antes de alzar la mano y pedirle gentilmente una soda a la mesera más cercana. Nora, complacida, bebió un sorbo de su cóctel. Mmm, ni siquiera sabe a alcohol, y es muy dulzón ¡delicioso! Justo cuando estaba a punto de sacar su teléfono y actualizar a Diana, su mejor amiga, sobre cómo iba la noche, su padre se acercó a su mesa, tendiéndole la mano.
―¿Bailamos?
Nooooo.
―Ehh, claro papá, pero creo que Isa...―comenzó a decir Nora, solo para descubrir que Isa se hallaba a varios metros hablando con un grupo de chicas, volviendo añicos la excusa que había comenzado a tomar forma en su cabeza. Nora suspiró internamente, y se puso de pie― Vamos.
Su papá le dio una mueca divertida.
Resultó que ella no fue la única obligada a acudir a la pista de baile. Rodrigo (creo que se llamaba así) estaba bailando con Joanna, su vestido blanco como un faro entre la gente. Y a un lado, Víctor hijo bailaba con su madre el vals. Nora los ignoró.
―¿Recuerdas cómo es? ―le preguntó Javier.
―Algo sobre un, dos, tres ¿no?
―Ya lo tienes.
Nora bailó con su padre una canción, aunque a mitad del acto sintió un peso sobre su nuca. Alguien me está mirando. Su padre la hizo girar, y en medio del movimiento Nora echó un vistazo a su alrededor.
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Ella de negro
Romance'Ojalá nunca te hubiera conocido, porque no hubiera tenido que aprender a arriesgarme.' Nora no puede más que estar alegre al enterarse de que su padre va a casarse, pero jamás pensó que tal hecho significaría soportar todo un verano con Víctor Rey...