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"¿Estás lista para esto?"
Angelique Barnes se miro al espejo. Sacó unos mechones de su trenza, intentando lucir un poco más natural. Revisó su uniforme, una camisa blanca, una tonta corbata de líneas azules y negras, un suéter gris y un saco, ambos con el escudo de la escuela en el lado izquierdo del pecho. Y para rematar, una falda tableada color negro.
"Madre mía, ¿será que las británicas no tienen frío? Estoy congelándome con esto" Suspiró, en México, donde nació y creció la mayor parte de su vida, y en Argentina, donde había estudiando el último año, sí que hacía frío a veces, pero obviamente no está ni cerca de ser el mismo frío de Inglaterra. Cuando su abuela le avisó acerca del congelante clima, no pensó que fuera tan enserio.
Tomó su abrigo y por fin bajó a la cocina, donde se encontró con su abuela leyendo en su Ipad.
-Buenos días querida, ¿emocionada por hoy?- preguntó sin levantar la vista
-Creo que la palabra es nerviosa- se revolvió incómoda jugando con su corbata, aflojandola un poco.
Su abuela la miró con una mirada de pena, que ella evadio. Odiaba cuando las personas la miraban así. La mayor se levantó de la silla y se dirigió a su nieta, acariciando su cabeza.
-Ya sabes que hubo unos problemas con la inscripción cariño...
-Esta bien abuela- la interrumpió, tomando un paso atrás, evitando su tacto. Angelique sabía que esa no era más que una vil mentira, podría ser que su abuela simplemente no quisiera gastar más dinero al inscribirla a Higgs, ya que, al ser familiar del director, está claro que no pago ni una libra. Pero no le importaba saber la verdadera razón, por lo menos no ahora. Su abuela no pudo decir algo más al respecto y suspiró.
-Verás que todo saldrá bien, ¿si? Apuesto a que los chicos no son tan malos como pensamos.
Ambas salieron de la casa, para subir al auto y dirigirse a la escuela. Angie no tenía ganas de hablar, así que simplemente se colocó sus audífonos y respiró profundo tratando de calmar la ansiedad.
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-Angelique querida, recuerda, si alguno de esos chicos es malo contigo...
-Lo puedo golpear
-¡No, no puedes!- su abuela contestó exaltada- Sòlo, recuerda que puedes ir con el director, ¿okey?- suspiró.
-Solo bromeo, abuela- Angelique hizo una mueca- estaré bien, te prometo que haré lo mejor que pueda, solo por ti.- Su abuela le dio una mirada con un poco de lástima por segunda vez y besó su frente. La castaña dio un respiro cuando bajó del auto, el frío aire de enero llenando sus pulmones, haciéndola toser.
