( ・ั﹏・ั)

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Un día tranquilo, en aquella secundaria se manifestaba como siempre, todos hablando, bromeando, y otros...¿Fumando? Bueno, en el comedor, entre toda esa multitud, se encontraba Argentina, Bolivia, y Venezuela conversando.

¡Y me dió vuelto de más! ¡JAJA! — Comentaba Bolivia mientras bebía una bebida energizante.

Increíble. — Dijo en un tono seco Argentina mientras leía un libro

¡Q-Que suertuda! A mí solo una vez me pasó. — Comento con una sonrisa nerviosa Venezuela, mientras se tocaba su brazo derecho constantemente, se le veía muy distraído y desesperado.

— Oigan, ustedes dos son muy entretenidos, ¡En especial sus chistes, tan ingeniosos! — Comento la boliviana, mientras miraba a Argentina y a Venezuela con una sonrisa.

Pensaba que el único chiste que dije que dió risa en mi vida fue el que hice en tercer grado, pero creo que se estaban riendo de Perú, ¿O Canadá? Ya ni me acuerdo. Pero si vos crees que soy entretenido, piola. —  Comento Argentina mientras dejaba de leer repentinamente para recordar si se estaban riendo con el, burlándose de otro país, o quizás nunca pasó.

Oh, interesante. — Dijo Bolivia mientras comía su  Sandwich.

Ah, eh. O-Oigan, chicos, v-voy al baño, regreso en un momento. — Dijo nervioso el venezolano mientras sostenía con su mano izquierda la derecha, con una sonrisa bastante forzada.

— Claro, Venezuela, Pero, ¿Estás bien? Te notas bien nervioso. — Pregunto con curiosidad Bolivia, mientras detenía a Venezuela del brazo, sin embargo, noto un líquido rojo en su manga, que al parecer era sangre.

V-Venezuela, ¿Q-Que es eso? — Pregunto intrigada Bolivia.

Ah, ¿Esto? ketchup, jaja, adiós, ya regreso. — Aclaro Venezuela, para después irse corriendo. A lo que Argentina y Bolivia miraron extrañados.

— ¿Estará en sus días? — Pregunto con incredulidad la boliviana, a lo que Argentina la miro con rareza.






   — Ay no...no, no, no,no, no. — Volvía a decir una y otra vez Venezuela, quejándose, mientras entraba al baño con rapidez, para después cerrar la puerta bruscamente y dirigirse al espejo. Se miró unos segundos a este, para después mirar con cautela su cuello, su rostro, y por último, mientras se subía su manga, su brazo, todas estas partes mencionadas estaban llenas de grietas, pero la más grave estaba en su brazo, era tan profunda que hasta salia sangre.

Venezuela busco desesperadamente en su cartera, si de casualidad habría traído vendas, sin embargo, no estaban.

¡Carajo! — Maldicio, para después agarrar una buena cantidad  de papel higiénico, e intentar amarrarlo a su brazo, cosa que no funcionó del todo bien, ya que la sangre traspaso el papel, aún así, apretó con más fuerza para que no siguiera saliendo sangre.

Esto no es justo... — Dijo Venezuela cortante.

¿Por qué tengo que lidiar con esto? No es justo, los demás países no tienen que soportar esto, ellos no merecen eso, ¿Por qué yo no puedo ser como ellos?  — Dijo, en un tono triste, evitando llorar, fallando en eso, intento tapándose su boca, pero aún así no pudo hacer silencio, los sollozos cada vez se hacían mas fuertes.

— ¿Por qué yo no?... — Dijo entre llanto, no solo por la tristeza, sino por el dolor que le provocaban sus grietas, tanto físico como mentalmente.

«¡𝘋𝘦𝘫𝘢𝘮𝘦 𝘦𝘯 𝘱𝘢𝘻!» | Argvene© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora