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Un fuerte viento y nubes nubladas acompañaban la zona, parecía que iba a llover, sin embargo, eso no impedía seguir con las “aburridas” clases en aquel salón tan ordenado y limpio, a excepción de las mesas rayadas, claro.

¡No entiendo nada! — Se quejo el chileno, mientras frustradamente, golpeaba su cabeza con la mesa.

— Vos cómo siempre de burro. — Bromeó Argentina, mientras anotaba rápidamente lo que escribía el profesor en la pizarra en su carpeta. Chile le hizo una mueca.

Repentinamente, la campana sonó, indicando que era hora del receso, una vez el aula escucho este sonido, rápidamente salieron amontonados al aula como si se tratara de niños de primaría.

Argentina y otros cuantos se quedaron en el salón, guardando o sacando algunas cosas, Argentina, finalmente termino y se fue tranquilamente a la salida, bajando las escaleras con cautela. Una vez llegó al patio se quedó parado por unos segundos viendo a su alrededor, de pronto, se exaltó mucho cuando sintió a alguien chocar en su espalda, a lo que inmediato volteo atrás.

¡Hola! — Saludo alegremente Venezuela.

Hola. — Saludo con una sonrisa Argentina, mientras agachaba su cabeza para poder ver a Venezuela.

¡Parece que va a llover hoy! — Dijo Venezuela, mientras que por alguna razón se ponía de puntillas para poder ver el cielo, tapando la luz con su mano.

Si. — Dijo Argentina, sin importarle mucho el clima.

Hm... Venezuela, ¿te gustaría acompañarme hoy en mi regreso a casa? Si no es molestia. — Pregunto Argentina bastante nervioso por la respuesta del contrario, mientras miraba de un lado a otro.

¡Claro! — Dijo Venezuela.

Argentina asintió con la cabeza con tranquilidad. Después de una pequeña charla, la campana sonó, dando a entender que el receso había cesado. Algunos subieron las escaleras tranquilamente, y otros corrían.

Argentina después de subir las escaleras, entró a su aula para después sentarse en su asiento con tranquilidad, para después ponerse a escribir en su carpeta de inmediato.

Después de unos minutos, ya todo el salón estaba sentado, escribiendo o leyendo lo relacionado a su clase.

Argentina estaba bastante concentrado escribiendo, tanto que se exaltó cuando su compañero de mesa, Chile, le tocó su brazo para llamarle la atención.

¿Ajá? — Pregunto Argentina mientras apartaba su vista de su carpeta.

¿Y que paso? ¿Te dijo que si para que te acompañe? — Preguntó impaciente Chile, mientras hacía movimientos repetitivos.

Dijo que si. — Respondió Argentina sin importarle mucho la situación, para después seguir escribiendo en su carpeta.

— ¡Uuuy, bacán! ¿Y que harán? — Pregunto Chile.

Caminar a casa, supongo. — Dijo con ironía Argentina, sin apartar su vista de su carpeta.

Cómo sea, igual, ¿No que te caía mal? — Pregunto Chile con curiosidad, mientras escribía a escondidas en la mesa “A + V”

«¡𝘋𝘦𝘫𝘢𝘮𝘦 𝘦𝘯 𝘱𝘢𝘻!» | Argvene© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora