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Después de un rato caminando, ya habían llegado a la dichosa casa, o más bien, apartamento; la entrada, pues, era simple, eran unas pequeñas escaleras que llevaban a la puerta, habían muchos arbustos alrededor, debido a un pequeño espacio de tierra y cesped.

-Que linda entrada. - Halago Argentina. - ¡Gracias! - Agradeció alegremente Venezuela, mientras abría la puerta.

Venezuela tomo de la mano a Argentina, para después seguir un no tan largo pasillo, que al final llevaba a un ascensor, a la derecha una escalera, y a la izquierda, otra escalera, que obviamente llevaban al mismo lugar

- Es el segundo piso, pero me da ladilla subir esas escaleras - Se quejo el venezolano para después volver a agarrar de la mano al argentino y entrar al ascensor, sin siquiera esperar decisión de este.

Una vez que entraron, Venezuela oprimio uno de los botones, de inmediato las puertas se cerraron, y el ascensor empezó a subir.

- Es...¿Cierto que vivís con tus medio hermanos? - Pregunto curioso Argentina, mientras llevaba sus manos escondidas detrás de este, con una pose firme

- Ah, eh, ¿Te refieres a Ecuador y Colombia? Si, de echo, son un dolor de cabeza. - Dijo Venezuela entre risas.

Después de unos cuantos segundos, las puertas repentinamente se abrieron, una vez se abrió, ambos latinos salieron de inmediato, para después Venezuela dirigirse a la puerta que le correspondía, siendo seguido por Argentina.

- Acá es - Dijo Venezuela mientras sacaba las llaves de su bolsillo.

Venezuela abrió la puerta, y entraron con cautela al departamento.

- ¿Tus hermanos no serán una moles- - Antes de que Argentina pudiera continuar su pregunta, un chico de baja estatura (un poco más pequeño que Venezuela) y con ojos marrones, se abalanzó a Venezuela, cosa que exaltó a Argentina.

- ¡Holaa! - Saludo alegremente Ecuador, mientras Venezuela intentaba quitarlo de encima.

-Ah hola, hola, con permiso - Saludo con una sonrisa Venezuela mientras apartaba un poco a Ecuador.

- Hasta que por fin llegas. - Dijo la colombiana, mientras ponía su mano en el hombro de Venezuela. - ¿Y ese quien ese? Ah, Argentina - Intento reconocer Colombia, viendo a Argentina con sospecha, mientras esté simplemente estaba callado firmemente.

- ¿A qué viene? - Pregunto Colombia - A... Venir... A hablar, supongo - Respondió Venezuela

- Aaah, ya entiendo, osea, Venezuela, ¿Argentina es tu novio? ¡Claro! Con razón siempre me hablabas de el.- Opino la colombiana, a lo que Venezuela se avergonzó por lo que dijo Colombia, mientras Argentina ya se estaba enojando, pero no sé notaba por qué literalmente seguía callado y firme.

-Aaah, no, no, no ¡E-Esto es un mal entendido! ¡Argentina es solo un amigo, y lo invite a la casa! - Aclaro Venezuela un poco avergonzado.

- Aah, claro, claro, perdón pues. Bueno Argentina, tu siéntete como en casa, ¡que de ahora de adelante también serás parte de la familia! - Dijo Colombia contenta, mientras rodeaba a Argentina con su brazo izquierdo, cosa que molesto un poco a éste.

- Okay - Dijo sin más el argentino

- Jaja, Colombia, déjalo por favor - Dijo Venezuela un poco penoso, mientras le hacía señas con una sonrisa forzada.

Venezuela y Argentina se dirigieron a la habitación de Venezuela, está era algo pequeña, estaba llena de pósters de Anime, dibujos, paisajes, fotografías, entre otras cosas. El escritorio no se quedaba atrás, estaba un poco desordenado con muchos libros y uno que otro manga arriba de otro, con figuras de acción de animes y series, y su computadora llena de stickers, si, un Otaku en potencia.

«¡𝘋𝘦𝘫𝘢𝘮𝘦 𝘦𝘯 𝘱𝘢𝘻!» | Argvene© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora