Izuku Midoriya es el hijo del sultán y esta acostumbrado a ser mimado, agasajado y recibir placeres sexuales de su harem de hombres y mujeres, sin embargo, siente un vacío que necesita llenar. Cuando es obligado a casarse; caprichoso rechaza a toda...
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نسيني الدنيا
hazme olvidar el mundo
نسيني العالم
hazme olvidar la gente
دوبني حبيبي وسبني اقولك احلي كلام
derríteme amor mio y déjame decirte las cosas mas hermosas
لو الف الدنيا لو الف العالم
aunque hubiera mil mundos y miles de gentes
مش ممكن زي غرامك انت الاقي غرام
no seria posible para mi encontrar un amor como el tuyo.
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Para la mañana el viento caluroso que entraba por la ventana había secado la humedad del sexo en sus cuerpos y los había regresado a la normalidad. Katsuki despertó y se encontró de frente al desconocido que había gritado como un adicto al placer que sería su esposa y que lo embarazara con su semilla. Recordar eso lo sonrojó y sacó de un brinco fuera de la cama que estaba en el suelo.
—Creo que no debí mezclar tres drogas a la vez —dijo arrepentido por acostarse con un desconocido a quien todavía no había preguntado su nombre.
El rubio se tocó la cabeza, aún sentía los estragos de fumar shisha. Al mirar el cuerpo de su amante en la claridad de la mañana, estaba lleno de mordidas, marcas rojas de besos y su trasero aun tenia la marca de sus dedos al ver el suyo estaba hecho un desastre. Prometió que no volvería a acostarse con desconocidos entonces le llamó la atención que el cuerpo de su amante era más pequeño de lo que imaginó ayer tampoco había notado las cicatrices en su piel y las lindas pecas sobre sus hombros. Se había perdido muchos detalles por el frenesí. Ahora tenía ganas de explorarlo de manera consciente. Suspiró y aprovechó que el chico seguía dormido para limpiar con un trapo húmedo cualquier rastro seco de su semen, limpió de manera gentil su abdomen, sus ingles y su trasero al que dio ligeros toques en su entrada que hicieron gemir al pecoso.
—¿Ah? No me digas que aún quiere más ¡Qué insaciable! —se sorprendió de su libido y se acercó para robarle un beso dormido.
De pronto oyó unos gritos en los cuartos del piso de abajo.
—¡Estamos buscando a un tal Bakugou Katsuki! ¡Un ladronzuelo que robó el dinero de la esposa del jefe de la policía e hizo ayer un disturbio en el mercado!
Katsuki se le erizó el cabello recordando al tipo que estafó en las luchas y al tendero.
