Venganza | Style

One

Envidia. Era lo único que Stanley Marsh sentia hacia Craig Tucker.

¿Y como no la iba a tener? Si a los ojos de Stan el tenia todo perfecto, no lo envidiaba por su físico, ya que el mismísimo Stan sabía que era atractivo. Entonces, si no era por esa causa, ¿por cual era?, la respuesta es tan simple como una tarea del preescolar.

El envidiaba su carácter tan desinteresado en alguna ocasiones, envidiaba su relación tan linda y sana con Tweek, ¿porque? Porque su relación con Wendy era una mierda total, era tan toxica, tan invasiva.

Sin embargo su mayor fuente de ese feo sentimiento era que Craig siempre tenía claro lo que sentia, realmente le causaba tanto conflicto. Stan era un idiota con la cabeza hecha líos y lo sabía, pero que más da, su única manera de sentirse más que Tucker era molestandolo, aprovechaba que tenia una fuerza increíble.

Lo golpeaba, insultaba entre otra cosas, y a Craig no podía importarle menos, se dejaba joder ya que no pensaba rebajarse al nivel de inmadurez que su "bully" poseía, y cada que esté lo golpeaba el se defendía muy poco ya que Craig no es alguien con mucha fuerza, y esto se sabe desde que peleo con Tweek en la primaria.

Regresando con Stan, su molesta alarma sonó, le tiro una almohada como intento de darle fin a ese molesto sonido pertubador de sueños, eran las 5:30 am carajo, Stanley se encontraba muy cómodo en su cama con su edredón encima dándole un poco de calor, como la mayoría de las veces en south park colorado estaba el clima frío, pero esa mañana se sentía un poco más frío de lo usal.

Antes de poder moverse de la cama se preparo mentalmente pero iniciar su día. Se quedó viendo un zapato sin su par en la esquina de su habitación, aún no procesaba todo, el sueño parecía querer arrastrarlo nuevamente.

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A esa misma hora en otro lado de la ciudad, en casa de los señores Tweak, estaba Craig con stripe 4 en mano, despidiendose del hijo de los dueños de la casa. Estaba triste pero sabía que el volvería, Tweek iba dos meses a Denver por unos cursos que sus padres habían pagado.

—Nos vemos luego, bonita— Tweek acercó su nariz hacia la mano de Tucker, donde estaba Stripe moviendo sus patitas. Se alejo y miró a su novio, lo vio triste, el igual se sentía así pero pronto volvería.

—¿Puedo abrazarte de nuevo?-—Craig se agachó y dejo al cuy en su jaula para luego cubrirla con un trapito, hacia frío y tenía miedo de que su pequeña cobaya fuera a enfermarse.

Tweek no contesto con palabras, con algo de lentitud se acercó a Craig para rodearlo con ambos brazos y aferrarse un poco a el.

—Te voy a extrañar muchísimo... — Craig susurro mientras enterraba su cabeza en el cuello del rubio, el cual apretó el agarre y se aferro a su novio con más fuerza.

— Yo también voy a hacerlo... pero prometo mandarte mensajes todos los días si así lo quieres — El azabeche quería llorar pero no lo haría, probablemente pondría más nervioso a Tweek.

— Espero que así lo hagas — Ambos se distanciaron un poco rompiendo el abrazo, Tweek se concentro para mirar los bonitos ojos verdes pertenecientes a su pareja, pero fueron interrumpidos por la bocina del auto de su padre.

— ¡Tweek! Se nos hace tarde, despídete ya— El carro estaba ya encendido con el señor Tweak adentro mientras los miraba a ambos abrazados.

Son tan gays.

— Ya tengo que irme, envíame mensajes todos los días porfavor— El  rubio se dirigió hacia la salida de la casa con dos mochilas en mano, Craig cargo la jaula de su cobaya mientras lo acompaba hasta la salida.