Capítulo I: Ash

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― ¿Puedes al menos pretender que te interesa? Es importante para mí. -Su madre lo miró por el espejo retrovisor del auto. El chico simplemente soltó un pequeño suspiro y miró por la ventana, hacía un día nublado sin embargo el aire estaba tibio. - Sé que no es agradable para ti, pero te lo pido Ashton, esto es importante para mí. Sé que yo no soy tu abuela pero soy tu madre

― Mi nombre es Ash — Corrigió él mientras sacaba su celular sin ánimos y comenzaba a jugar con este para matar el tiempo; se dirigían a la casa de la pareja de su madre, y en cierto sentido nunca se había llevado bien con él. No desde que tenía memoria ― No Ashton. — El de rubios habló con enojo.

Su madre guardó silencio y siguió conduciendo, nunca había sido una madre muy presente para él debido a que nunca se encontraba en casa, siempre se encontraba viajando por distintas partes del mundo para poder, según ella, darle una buena vida a su hijo.

Al cabo de unos cuantos minutos llegaron a su destino, el chico se bajó del auto de mala gana mientras seguido a esto bajó una maleta. En el marco de la puerta se encontraba un hombre de unos treinta y cinco años aproximadamente, a pesar de su edad por los lados de su cabeza se asomaban unos blancos cabellos los cuales resaltaban de su negra cabellera, junto a él había una pequeña niña, de unos cuatro años aproximadamente.

― Ashton, es bueno verte. -Habló el hombre acercándose a ambos con una amplia sonrisa, Ash puso los ojos en blanco mientras su madre daba un corto beso al hombre.

― Mi nombre es Ash, no sé cuantas veces tengo que repetirlo. ― Habló de mala gana, se dedicó a mirar el lugar, era una casa de dos pisos la cual tenía grandes ventanales en el primer piso, dejando ver el interior de la casa. Tenía una pequeña chimenea de ladrillos. La casa como tal se veía normal, era de color crema y tenía un jardín amplio.

― Lo lamento, lo tendré en cuenta desde ahora -El hombre tomó las maletas y caminó hasta la casa, la pequeña niña bajó con cuidado las escaleras y se acercó a Ash con timidez. Ella era la hija que Nicolás con su madre habían tenido hace algunos años.

― Hola -La pequeña lo saludo mientras sujetaba un pequeño papel en sus manos. El adolescente la miró con confusión, ella simplemente le extendió el dibujo con un poco de emoción y nerviosismo. Ash miró el dibujo que tenía en sus manos con una leve sonrisa.

― ¿Lo has hecho tú? ― Preguntó con una sonrisa en su rostro y poniéndose de cuclillas junto a ella. Se le daban bien los niños, siempre había sido alguien que le encantaba jugar con ellos.

La de negros cabellos asintió lentamente, Ash tomó el dibujo en sus manos y lo miró detalladamente. En el blanco papel había un chico y una niña tomados de la mano con una sonrisa en el rostro, el dibujo era de lo más básico sin embargo cautivó un poco el corazón del mayor, por encima de los dibujo había algo escrito >> Bienvenido a casa hermano! <<. El joven simplemente aguantó una pequeña risa debido a la ternura que esto le había generado.

― ¿Puedo enseñarle la casa papá? ― La pequeña niña seguía junto a Ash, sin embargo ahora su vista y atención estaban en el más mayor de ahí.

― Si él quiere puedes hacerlo pequeña. ― La de verdes ojos miró al mayor con una amplia sonrisa. Ash la había visto muy pocas veces en su vida, quizá tres o cuatro para ciertos cumpleaños y cuando nació.

― Está bien, Melly, déjame entrar mi maleta y te dejaré que me enseñes la casa.

― No te preocupes, nosotros la entraremos hijo. ― Dijo la madre del adolescente uniéndose a la conversación, este simplemente asintió con pesadez. La menor sujetó la mano del chico y caminó hacia la casa.

Los hermanos caminaban por la casa mientras la menor explicaba cada detalle con suma inocencia y le mostraba la casa como tal. Las paredes de esta como tal estaban decoradas con distintas fotos de los integrantes que vivían ahí, y junto a la puerta de la cocina había un marco con una foto de un muy pequeño Ash y la que parecía ser la abuela de este.

― No sabía que ella tenía esta foto... ― Ash tomó el marco y lo quitó con cuidado, sintió un nudo en el pecho al saber que no podría verla nunca más.

― ¿Estás bien? ― Melly miraba con una expresión de confusión a su ahora hermano mayor, este simplemente asintió y le dijo que le siguiera mostrando su nuevo hogar.

Al llegar al segundo piso se podía ver tres puertas, una que estaba adornada con muchos dibujos de hadas y castillos y estaba escrito con crayones "Melly" la del final del pasillo tenía un pequeño letrero que decía "Baño" en cambio la tercera puerta se encontraba completamente vacío y era de un color blanco y de picaporte dorado.

― Este es tu cuarto, Papá lo estuvo ordenando un poco porque antes era una bodega de cosas que no usaban mamá ni papá. ― La pequeña le indicó con inocencia.

― Maravilloso.. ― Ash dio un suspiro y soltó la mano de Melly, se acercó a la puerta y la abrió.

Dentro de la habitación había una cama de una plaza y media, tenía mantas de un color verde oscuro y dos almohadas, junto a esta había un pequeño mueble y sobre este una lámpara. A los pies de la cama había un armario de roble, tenía dos puertas y era bastante grande a pensamiento de Ash. En una esquina había un escritorio con una estantería vacía y una amplia ventana con cortinas blancas junto a la cama.

― Es...linda ― dijo el chico finalmente. ― Creo que podría acostumbrarme.

Se escuchó la voz de la madre de ambos desde el primer piso que los llamaba para comer, Melly salió disparada y se escuchó como bajaba las escaleras corriendo. El rubio en cambio simplemente dio un suspiro y se sentó en la cama, miró con tristeza el cuadro de foto que todavía tenía en sus manos.

― A quién quiero engañar, nunca podré acostumbrarme a que ya no estés aquí. ― El joven rápidamente secó unas cuantas lágrimas que se habían escapado de sus ojos.

Se levantó de su nueva cama dejando con cuidado la foto en esta y bajó las escaleras para comer con su nueva familia.

Con amor, AshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora