⚠Capítulo 26

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'Cause every night, I'm talking to the moon

Still trying to get to you

In hopes you're on the other side talking to me too

Or am I a fool who sits alone talking to the moon?

-Bruno Mars

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Me despierta el frío chocando sobre mi rostro; Entreabro los ojos, frunciendo el ceño.

La ventana de Daniel está abierta, llueve, el ambiente es tan frío que se siente como mil agujas clavándose en mis huesos.

—¿Daniel?—Bostezo mientras me levanto y me coloco junto al borde de la ventana con él.—¿Estás bien?

—Sí...—Contesta él con la voz más firme y clara de lo que me esperaba.—Aunque probablemente se debe más a los antidepresivos que a cualquier otra cosa.—Deja ir una pequeña risa con un aire triste.

—¿Qué ocurre?—Digo apoyando la barbilla en mi mano.

—Una vez mi padre, cuando era mucho más pequeño, me contó que cuando morías ibas al cielo.—Más que hablar conmigo, parece que está pensando en voz alta.—Nunca entendí sus mierdas religiosas... Pero el punto es que una vez le pregunté a Sophie a que parte del cielo le gustaría ir.—Explica, pensativo. Se me hace hasta raro oírle hablar el tema con tanta calma y tranquilidad.—Ella dijo que le gustaría poder ir a luna.—Mi vista se desvía hacia el cielo, en un claro de entre las nubes se ve la luna, solitaria, pero brillando; como siempre.—A veces me pregunto si ella está ahí.—Suspira.

No puedo retener mis ganas de abrazarlo. Habla con calma, aunque siempre sea frío al fin y al cabo no deja de ser alguien... roto.

—A veces me gustaría poder volver a verla... Y disculparme.

—Tú no hiciste nada de lo que debas disculparte, no fue culpa tuya.—No sé muy bien que decir, es como intervenir en un monólogo muy triste.

—A veces quiero irme con ella. Poder dejarlo todo atrás y... Poner punto final.

Siento como se me eriza el cuerpo, ¿realmente está insinuando lo que creo que está insinuando?

—Daniel, esa no es la solución.

—Si no fuese por la puta medicación creo ya me habría tirado ventana abajo.

—Daniel...—Tengo un nudo en la garganta.

—Tranquilo.—Me sonríe con demasiada naturalidad, se supone que soy yo quien debería estarle consolando a él.—No voy a hacer nada, aunque a veces muera de ganas, pero no voy a hacer nada. Ahora no.

—¿De veras? Daniel, de verdad que puedes contar conmigo para lo que sea.

—Lo sé.—Me dedica una media sonrisa sincera.

Nos sumimos en un silencio, bañados por la leve luz de luna el uno junto al otro.

—Si esto fuera una película.—Empieza.—Probablemente los espectadores estarían esperando que los besáramos o algo, ¿no?

—Supongo que sí.—Río sorprendido, sintiendo como se me ruborizan las mejillas.

—¿Les damos el gusto?—Clava sus ojos azules en los míos, ahora con un aire más serio y típico de él.

Asiento con la cabeza antes de sentir como nuestros rostros se acercan. Nuestros labios se unen en un beso delicado como una rosa.

—¿Has estado tomándote la medicación estos días?—Pregunto cuando nos separamos, esa pregunta lleva rondándome desde hace minutos y no soy capaz de retenerla más.

Si las estrellas fueran eternas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora