Día 2: Cruel destino.

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Sonó el despertador.

Gon, de nuevo, sintió esa presencia extraña, cerca de su pecho, como si le abrazara. Pero, se esfumó con rapidez. Gon extrañó su calidez.

Se desperezó y paró la alarma. Su corazón latía feroz, y su rostro tenía un tono carmesí.

- ¿Que clase de sueño fue ese?- Se cubrió la cara con las manos y pataleó hasta tirar la manta.

- ¡Gon! ¡El desayuno!

- ¡Voy!- Saltó de la cama y agarró aire con tranquilidad, para intentar calmar su sonrojo, y bajó corriendo las escaleras.

- Tuve un sueño extraño.- Se sentó en la mesa y agarró el chocolate.-

- ¿Con alguien?- Preguntó, como nostálgica, su madre.

El niño enrojeció levemente por la verguenza y asintió.

- Um... Dicen que cuando sueñas con alguien es por que el alma de ese alguien está en tu habitación.

- ¿Eh? Pero Killua no está muerto ni es un alma.-

- ¿Así que soñaste con Killua, eh?- Le dió un codazo juguetonamente y Gon hizo un puchero.

- ¡Tramposa!- La adulta se rió.- Aún que tu también estabas, solo que por alguna razón no eras mi madre, sino mi tía.- Mito suavizó su mirada, era una expresión dulce, pero sumamente triste.- ¡Ah! Y Killua tenía una hermana menor.- Untó el chocolate sobre el pan mientras hablaba, y tomó un sorbo de leche.

- Bueno, me alegra que ya tengas un buen amigo.

Una media hora después, cuando Gon se disponía a salir, alguien tocó el timbre.

- ¡Killua!- Por impulso y sin pensar, saltó encima suyo, para abrazarlo, y ambos cayeron al suelo.

- Buenos días, Gon.- Dijo el albino después de reír.

" Es como en mi sueño... " Pensó el moreno, sonrojándose.

Como si su alma se moviera sola, el mayor acercó más su cuerpo con el del más pálido, y sin decir nada, abrazó a su amigo en el suelo.

- ¿G-Gon?- Susurró, tartamudeando levemente, mientras sus blancas mejillas se tornaban rosas. Al no recibir respuesta, Killua subió su mano hacia el cabello de Gon, para acariciarlo, y añadió con ternura.- ¿Que sucede? ¿Volviste a tener una pesadilla?

- Algo así...- Se apartó y se levantó, y, instintivamente, le dió la mano para ayudarle a levantarse.- Perdón por aplastarte.

- Tranquilo, ahora que mi pierna esta bien, no debes preocuparte por lastimarme.

Gon abrió los ojos confundido, casi con pánico.

- ¿Tu pierna...?- Susurró.

- Sí, antes estaba lesionado.- Suspiró dramáticamente.— ¡Suerte que traía la mochila en la mano y no en la espalda! Sino me hubieses partido en dos.- Exageró y cambió de tema.

Gon se rascó la nuca y sonrió nervioso.- Lo siento...

Ambos subieron al cuarto del mayor, y guardaron los libros en la mochila.

- Bueno, ¿Vamos?

Gon asintió, y sin pensárselo dos veces, agarró la mano contraria y entrelazó sus dedos.- Vamos.

El camino hacia la escuela fue silencioso y cómodo. Una extraña paz inundó su pecho, y una calidez añorada y nostálgica hizo latir con felicidad su corazón.

Desvanecerse. (GonKillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora