Noche 3: Bombardeo

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- ¿Saben? desde ahora, pueden llamarme mamá Mito.

Los dos hermanos la miraron sorprendidos.- Pero...- Dijo la niña, con algo de vergüenza.

La mayor dirigió su mirada al fuego de la chimenea.- Gon no sabe nada de sus padres, pero yo si los conocí. Su madre lo esperaba con tantas ganas... Ellos lo amaban. Pero ella no pudo sobrevivir al parto. Fue un amor maternal tan intenso y fugaz... Tan trágico. Su padre no pudo soportarlo, era un hombre muy, muy débil y febril, y la pena lo mató. El amor puede llegar a ser tan cruel... pero a su vez, lo anhelamos tanto...- Volvió a mirar a los niños.- Siempre respeté y respetaré a la madre de Gon, por eso nunca le dejé llamarme mamá a secas, solo "mamá Mito" como si fuera su segunda madre. Aún que él solo me llama así cuando está cariñoso.- Rió.- Si puedo seguir cuidando de Gon, es gracias a ustedes dos, así que quiero cuidarles también. Pueden llamarme mamá Mito.

La niña asintió entusiasmada y corrió a abrazar a la mujer.

-¡Despierto!- Canturreó el más mayor entre los niños, saliendo de su habitación ya vestido.- ¿Vamos, Killua?

El albino suspiró y estiró sus brazos hacia arriba.- Claro, manos a la obra.

- No se metan en problemas, ¡Y vayan con cuidado! Ya saben que es muy peligroso y...

- ¡Pero nunca nos pasó nada! Además, es la única manera de conseguir comida, y todo el mundo lo hace.- Dijo con ese tono despreocupado e inocente que tanto le caracterizaba.

- Yo creo que los guardias nos dejan robar sin decir nada, muchos están en el ejército más por obligación que por ideología política, algo de empatía deben tener, ¿no?

- Además, pasé lo que pasé es por qué el destino así lo escribió, ¿No? Mientras tengamos algo que hacer en la tierra, Dios nos protegerá. Eso dices siempre tú.

El destino.

Que cosa tan trágica.

- ¿Sabes? Creo que ya sé que es lo que debo hacer en esta vida.- Añadió tiempo después, cuando ya estaban en camino.

El albino rió.- ¿No eres muy joven para eso?

- Pero estoy seguro.- Le sonrió.- Estoy aquí para amarte tanto como mi alma y mi corazón me lo permitan en esta vida, para merecer reencarnar, volver a ser yo y conocerte de nuevo.

- Gon...- Ambos dejaron de caminar, e intercambiaron miradas suaves y llenas de estima.- ¿Me seguirás amando en nuestra próxima vida?- Añadió, con un tono dulce y pausado.

- No importa cuantas veces reencarne en este universo, siempre me enamoraré de tí.

Un tierno rubor decoró las mejillas de ambos.

Gon le besó la nariz, y él le dio un beso de esquimal.

Juntaron sus frentes, y se abrazaron.

- En alguna época, donde reine la paz, nos volveremos a encontrar. Seremos felices, y no nos tendremos que preocupar por la guerra. Viviremos nuestra vida hasta el final. Nuestra vida de verdad.

- Pero por ahora, sigamos juntos hasta que eso pase.- Volvieron a darse un beso de esquimal, y se separaron.

Entrelazaron sus manos, y siguieron su camino.

Se colaron con la misma facilidad que de costumbre; Gon ayudó a Killua subir hasta una ventana ya rota anteriormente por alguien más, y una vez el albino estuvo arriba, ayudó a subir a Gon. Luego, Gon se dejó caer ventana abajo, y recibió entre sus brazos al albino, para evitar que su pierna impactara con fuerza contra el suelo.

Desvanecerse. (GonKillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora