Capítulo 3

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Su cara fue de susto, tenemos la confianza suficiente como para hablar de estos temas, pero quizás nunca se esperó que le preguntara directamente, además nunca le he conocido una novia a Xel, es muy complicado con eso de las relaciones. Podría decir que es un chico muy exigente.

— ¿Y esa pregunta, Rose? —pregunta, si dice mi nombre y no metralleta, eso indica que está hablando en serio.

— Es que, he tenido muchas ganas como de hacerlo, ¿sabes? —le digo acercándome a él.

— ¿Sigues viendo esos videos en el internet?

— Si —dije con una sonrisa falsa.

— Te he dicho que dejes de ver esas porquerías.

— Es que me gusta verlo, quiero encontrar a ese chico que me complemente y que solo viéndolo o sintiendo su respiración en mi rostro, me excite, ¿entiendes? —le dije abrazándolo por detrás.

— ¡Deja de hacer eso! Tu mama puede entrar y más nunca confiar en mí —me quita las manos.

— No me vas a decir nada sobre lo que te dije.

— Bueno, suerte encontrando a ese chico —me mira—. Pero ten cuidado.

— ¡Es difícil! Nadie logra conectar conmigo.

— ¡Qué exigente! —dice sonriendo.

— Tú igual eres exigente —me levanto de la cama y cierro la puerta con seguro.

— ¿Qué haces?

— Me vas a decir ¿cuáles son los puntos débiles de los chicos? —digo.

— ¡Ay Dios mío! ¡Abrígate metralleta y ve a dormir! —ordena.

— No, no quiero —me cruzo de brazos.

Él se ríe.

— El momento que vayas a tener intimidad, solo va a suceder sin que los estes buscando. ¿Bien? Solo ten paciencia —se detiene y me mira—. Y deja de ver esas porquerías.

Quizás él tenga razón, me la he pasado toda mi adolescencia hasta ahora mis dieciocho años, buscando a la pareja perfecta, solo llevándome de los videos o porquerías como dice Axel en internet. No sé si es que me estoy volviendo adicta a estas cosas, pero lo que sí sé, es que quería experimentarlo, no estaba mal, solo quería romper con esta curiosidad que sentía y si se sentía tan bien como se ven en los videos pornográficos.

— Pero...

— ¿Sí? —dice arropado y acostado de lado en la colchoneta.

— ¿Lo has hecho?

— ¿Si te digo me dejarás en paz? —pregunta.

— Si, lo prometo.

— Pues si —confesó.

— ¡¿De verdad?! —pregunté emocionada sin percatarme de que ya era algo tarde.

— ¡Shhh, metralleta!

— Dime, ¿se siente bien?

— Dijiste que me dejarías en paz.

— Pero, no me puedes dejar con la curiosidad Xel.

— ¡Cállate ya, metralleta! —dijo con un susurro.

A pesar de que insistí que me contará, no me dijo nada más, no pude dejar de pensar en Axel teniendo sexo con alguna chica, es muy atractivo, me sorprende que haya tenido sexo y no tenga novia.

En una burbuja ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora