En una burbuja ©

Capítulo 1

Desde que tengo uso de razón reconozco mi fanatismo por los zombis y sobre todo por una película en especial Resident Evil, quizás a muchos le parecía irrealista, pero a mí me encantaba la actriz principal de esa saga, era maravillosa ver como con sus manos y su habilidad era capaz de derrotar varios zombis en cuestión de segundos. Lo más interesante eran lo rápido y fuertes que se volvían los enemigos en cada película, y creo que eso era un punto fuerte para que mi fanatismo o mi adicción por los zombis aumentara.

Pero no había nada que más me hacía gritar de la emoción y balbucear obscenidades que los juegos, siempre he sido pésima jugando, pero me encantaba hacerlo, aparte de que repetía el mismo juego millones de veces, me sabía todo lo que iba a pasar, como mejorar las armas, como hacer las cosas mejor para que no me afecten los golpes de los zombis, era una loca adicta a eso, pero ¿sabes? Lo curioso es que no le hacía daño a nadie, amaba estar en mi cuarto, jugando en mi computadora, escuchando alguna música sin sentido y sobre todo en mis redes sociales riéndome de algún meme tan malo, pero a mí me causaba gracia.

Increíble que después de toda esa introducción acerca de mi fanatismo por los zombis no les haya comentado mi nombre, es horrible, siempre he querido cambiarlo a uno más, no sé, ¿menos aburrido? Como Gabriela, joder, sigo sin decir mi nombre; es Rose Janet Miller, es un nombre como muy princesa para mí, ¿verdad? Lo odio, no me gusta para nada, ya porque mis papás eligieron ese nombre tan absurdo.

— Rose, ¿no crees que ya está algo tarde para estar pegada de esa cosa?

— Se llama computador por si no sabes —le respondí haciendo alegación a la computadora.

Mi mamá no era muy tecnológica, para ella era un simple aparato para jugar y hacer tareas, era como ese simple concepto que ella tiene sobre el computador, pero si ella supiera todo lo que puedes descubrir en la red, se volvería loca y no solo porque puedes googlear todo lo que no sepas, sino, que puedes ver y enterarte de cosas que quizás nunca en tu vida has hecho como por ejemplo el sexo. Es un tema difícil de hablar con los padres, pero igualmente siento un grandísimo interés por ese... ¿acto coital? Podría llamarlo así, creo. Supongo que tenía una muy mala perspectiva acerca de el por los diversos videos que solía ver durante la noche en mi celular, porque aparte de fanática a esas cosas de terror, era una loca depravada de esas cosas como diría mi mamá "cosas impuras" y es curioso porque por el acto coital es que me trajeron al mundo.

Apago la computadora, me acuesto en la cama y me coloco las sábanas, aunque no estuviera haciendo frío se me hacía imposible conciliar el sueño sin estar arropada, era como una necesidad de mi cuerpo, pedía a gritos estar cubierto seguro por miedo. Sí, porque ese es otro dato, soy miedosa, pero me encantan las cosas terroríficas.

En este momento en el que todos duermen es que veo mis cosas impuras, pero podía jurar que a veces sentía que me observaban, no sé si era como algo que mi mente hacía para arrepentirme de ver esas cosas, pero yo sabía que no estaba haciendo nada malo, solo me estaba descubriéndome a mí misma.

Al amanecer, escucho los pasos de mi madre resonar por mi habitación para levantar las cortinas y que toda esa claridad golpee mi cara, ella sabía que odiaba eso y que no me resistiría a levantarme si no era de esa forma.

— ¿No solo puedes tocar la puerta? —le cuestiono, cubriendo mi cara con la almohada.

— No, sabes muy bien que eres un lío para despertarte —dice terminando de recoger las cortinas—. Levanta el trasero, ¿No qué tienes universidad hoy?

Lastimosamente sí tenía que asistir a la universidad, me fastidiaba esa idea de levantarme temprano porque lo odiaba. Cuando terminé de asearme, me puse unos pantalones anchos y un polo negro, con un abrigo, mi gorro y claro, mis horrorosos guantes, porque es que a la universidad no se va a llamar la atención, se va a estudiar.