Capitulo 9

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A pesar de que Byul era buena compañía, no me podía relajar. Ella no se daba cuenta de que Lisa era el enemigo también, pero yo sabía, y permanecía al pendiente. Andaba alrededor de la casa silbando y revisaba las puertas y ventanas, y hacia algunas otras cosas que me extrañaban. Una por ejemplo, roció cada alfeizar de las ventanas con agua bendita.

Le ofrecí ayuda, pero cuando intentaba hacer algo, me gruñía que me sentara y me relajara.

Y luego desapareció, para tomar una ducha.

Confundida con sus acciones, aburrida por no tener nada que hacer, usé su telefono ya que el mío se había quedado sin batería y no tenía el cargador. Llamé a la oficina para checar como andaban las cosas y apagar algunos pequeños "fuegos" que se habían levantado entre fechas mal agendadas y una auditoría.

Naturalmente, las chicas en la oficina querían saber qué estaba pasando, y no tenía mucho que decirles.

Una adivinó, por supuesto.

—Hay alguien, ¿no? —dijo Ryder por el teléfono, había una sugerencia especulativa en su dulce, alegre voz.

—No hay nadie —dije, pero mi voz falló.

Rió encantada.

—Mujer, sólo hay que esperar. Aposté a que te dirigías a un convento.

—¿Apuesta? —repetí, sin entenderla.

—Apostamos cuándo te ibas a acostar.

Mi mandíbula cayó un poco.

—¿Tienen una apuesta en la oficina? ¿De mí?

—Sí tenemos. —Parecía disgustada—. Jennie acaba de ganarla. Había dicho que treinta.

No podía creer que estaban apostando cuándo tendría sexo. Lo que era más increíble que la apuesta más cercana fuera a cinco años... y de mi propia hermana. Irritada, inventé una excusa rápida para colgar, la risa alegre de Ryder resonaba en mis oídos.

Byul paso justo en ese momento, su boca curvada en una sonrisa. Probablemente había escuchado cada palabra de la conversación. Le fruncí el ceño y salte del sofá, causando que su libro se cayera al suelo.

Me agaché a recoger el libro, y cuando volteé ya había desaparecido otra vez. Un minuto después, escuché la ducha otra vez. Fruncí el ceño desconcertada por su abrupta desaparición. Eso era extraño.

Algo como... ¿Yo? ¿Y el celo mañana?

Me sonrojé, pensando en cómo me agaché y eso la mando corriendo. Tenía que ser más cuidadosa. Con eso en mente, me senté en una orilla del sofá y hojeé la novela de Byul. Unos minutos después, me congelé cuando escuché que la puerta se abrió. Tratando de no hacer ningún sonido, cerré el libro y me paré. Al otro lado de la casa todavía podía escuchar la ducha abierta.

Nerviosa, me dirigí a la cocina, a mi mente se vinieron los cuchillos.

Pero el intruso ya estaba en la cocina.

Era una morena, pequeña y curvilínea, con cabello corto y ondulado. Tenía pecas en la nariz, y los ojos más oscuros que alguna vez haya visto. Era hermosa, vestida con una blusa escotada, pantalones ajustados y sandalias. Un perfume intenso flotaba a su alrededor.

Me miró con un toque de disgusto, sus fosas nasales se hinchaban en una manera que había a aprendido a asociar con los cambiadores. Su labio se curvó.

—¿Quién eres?

Me puse rígida ante su tono grosero.

—¿Quién demonios eres tú?

Puma-Moon // Moonsun Adaptación G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora