- Skyler, vamos... Salgamos un rato... Llevas todo la noche y este día ahí adentro, debes salir en algún momento. - Dijo una voz masculina al otro lado de la puerta de un baño.
Adentro de este. Estaba una joven de cabellos rizados y rojisos amarrados en un descuidado moño. El maquilla corrido y los ojos hinchados. Ella se encontraba sentada en las baldosas de un frío piso mirando un punto nulo de la habitación, recargada sobre el inodoro.
- ¿ Éstas bien, Skyler ?
Pasaron largos minutos en silencio. Sin respuesta, como todo el día que aquel joven de cabellos rubios y ondulados había tratado de sacar a aquella chica, con quien obligarian a estar de aquí en adelante.
- Dios mio... Skyler, mira toda esta grasa - Chillo una mujer en el baño. La madre de Skyler estaba junto a ella en el baño, tratando de maquillar unos largos dedos marcados en la fina mejilla de su hija, en un rostro tan blanco como la nieve. Su padre peñisco el plano estomago de Skyler tratando de agarrar grasa que ella... Ni siquiera tenia. - ¿ No te ahogas al dormir ? Digo, esta grasa bien podría obstruir tus vías respiratorias . - Siguió su madre. Skyler mirándose en el espejo noto lo que su madre veía.
Lo mismo que ella vio días atrás frente el espejo de el salón donde ensayaba.
Su madre tenia razón. Su estómago dejo de estar plano ante sus ojos. Derrepente su estomago era treinta centímetros mas grande, sus caderas unos sesenta centímetros mas anchas, sus mejillas trece centímetros caídas por debajo de sus facciones, y una papada de veinte centímetros ocultando su degaldo cuello. Miro sus brazos, eran quince veces mas gruesos, su delgado cardigan parecía querer reventar al igual que su lindo vestido.
