El Peli-naranja Desaparecido

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Patrick y Julian investigaban por el campamento, escuchando testimonios de los afectados por el fantasma, investigando si había algo extraño, un rasguño en la madera, algún daño en la estatua tallada del Sr. Manguera, algún robo que alguien sufrió, todo eran pruebas para encontrar al supuesto espectro que aterrorizaba el lugar, sin darse cuenta que uno de ellos había desaparecido.

—¿Ya me puedo ir a mi cabaña? —preguntó con miedo mirando a su alrededor, yéndose caminando hacía el lago, en donde Patrick se percata de algo extraño.
—¿Eso no es… —lo ve de cerca y ve la cámara de fotos de Gastón— es la cámara de Gastón. —dijo sorprendido, verlo tirado y sin su dueño era más extraño y misterioso que lo del supuesto fantasma.
—Ay, de seguro se le cayó al guardarla —dijo agarrando la cámara y limpiando un poco soplandola como su novio le había enseñado—. Se la voy a llevar, tú sigue tu investigación del chico sombra.
—¡Es “El Sombrío”!
—Como sea.
Julián se va a la cabaña de su amado, a pesar de ser casi todas idénticas la de Gastón tenía algo singular. La entrada de esta estaba más de lado, a comparación de otras que estaban en el centro, además de que su puerta fue decorada gracias a los demás campistas que acompañaban al peli-naranja.
Julián no esperó mucho a que se le abriera la puerta, un compañero de su salón lo atendió en seguida teniendo detrás de él otro campista, estaban jugando a las cartas y se veían libros por todas partes, una exagerada cantidad de libros.
—Oh, Julián, Gastón no está aquí si es que lo viniste a buscar a él.
—Oh bueno, era para devolverle la cámara. Gracias muchachos.
—No quieres jugarte una partida. Estuvimos apostando y ahora le debo cuatro almuerzos a Edison. —comentó con una sonrisa el delgado y pequeño muchacho, mostrando su área de juegos, algo tentador para un Bodoque.
—mmm… No, gracias, otro dia. —se negó con dificultad el pequeño Bodoque Vodoque, yéndose rápido para no caer en la tentación.

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Julian busca a su novio por todos lado, cada cabaña, incluso el de las femeninas, en el buffet, en los troncos que rodeaban las distintas fogatas, no había rastro de Gastón, algo que lo preocupó, asustandose de que ese supuesto fantasma fuera real y se haya llevado a su novio, temiendo de entrar al bosque, oscurecía y era cada vez más difícil de entrar sin una linterna, no llevaba consigo su celular, se lo habían quitado al ingresar en el campamento, así que solo le quedaba prender la camara y rezar de que tuviera alguna linterna o visión nocturna.
Por suerte para Julián la cámara tenía un modo nocturno, entrando al bosque de a poco, pero algo peculiar noto en el mismo, algo que por una parte lo alegró y a la vez le preocupo.
Sus garras.
Estas emitían un brillo que le daba un poco de visibilidad en la oscuridad, sabía que si tenía las garras lo más probable es que le cueste volver a la normalidad, pero ahora eran útiles, cerrando el puño como gesto de victoria.
Pero al hacer eso de la nada su mano es rodeada por una gran llama de fuego azul y muy luminosa, asustando al chimpancé a tal punto de agitar su mano con fuerza para apagar el fuego, pero no lo logró, salía de su mano como si una vela, lo curioso era que a pesar de ser fuego este no llega a quemar a Julián, sorprendiendose por la nueva habilidad que encontró de su propio cuerpo.
Pero no se detuvo a ver más allá la habilidad que ahora poseía, tenía un peli-naranja que encontrar y no descansaría hasta hacerlo, usando el fuego de su mano para iluminar su camino y la cámara para ver su alrededor.

Está historia continuará…

Campamento 31 (31 minutos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora