Viktor se acercó con lentitud a la multitud que comenzaba a formarse en la plaza en la que se encontraba, abriéndose paso entre la gente hasta lograr ver lo que se traía entre manos aquel molesto chantajista; intentando pasar un poco desapercibido con la gabardina que siempre utilizaba en los días más frescos del otoño.—Ya le dije, hombre —hablaba Horacio con tranquilidad, moviendo una carta entre sus dedos de forma egocéntrica—, yo no miento. La magia no miente —corrigió, lanzando la carta al aire para que nunca volviera a caer. Todos miraban hacia arriba, atónitos y confundidos.
Todos menos Viktor Volkov.
El agente no se veía capaz de separar su mirada del moreno artista, observándolo bajo una luz completamente diferente ahora que conocía su historia. Aunque, claro, eso nunca quitaría el hecho de que se ha pasado los -seguramente- últimos años robándole a inocentes e ingenuos turistas o simples transeúntes.
—Es todo una ilusión… un simple acto —concluyó Horacio, devolviendo las miradas del público a su persona. Acercó su mano derecha detrás de la oreja de su nueva víctima (a quién ya le había robado todo objeto de valor que haya tenido a la vista) y sacó la carta que había sido lanzada al aire hace tan solo unos segundos atrás— ¿Esta es tu carta?
—Eh, no.
El encapuchado miró el naipe que tenía en mano y suspiró. —Lo siento, a veces estas cosas fallan, ¿sabes? —habló con tranquilidad, sacudiendo la carta unos segundos para volver a mostrársela al hombre frente a él—. Ahora si, ¿esta es tu carta? —preguntó, dejando sin habla al ojiverde que se había acercado para un simple truco de magia cuando vió una carta totalmente diferente a la que le había mostrado originalmente. 𝘚𝘶 carta.
—S-Si —balbuceó, tomándola en mano aún bastante sorprendido, extendiéndola para devolvérsela poco después.
—Quédesela, de recuerdo —El peliazul tomó la carta y la guardó en el bolsillo superior del saco del pelinegro frente a él.
El gentío comenzó a aplaudirle. El truco de magia efectuado podía haber sido uno de los más simples que existieran, pero no todos eran capaces de crear el efecto de distracción tan sútil e hipnotizante como lo hacía Horacio, terminando por realizar un show por de más entretenido y divertido. Claro, sin contar el hecho de que la gran mayoría que se acercaba terminaban siendo robados por el mismo moreno.
Los ojos de Horacio se pasearon por el público, sonriente y actuando como si no tuviera los bolsillos llenos de las pertenencias de muchos de los presentes, que conocía demasiado bien y que casi le produjeron una sonrisa ladina.
Pérez giró su cuerpo, caminando con sus claras intenciones de acercarse al agente; quién le había detenido hace unos meses (tres o cuatro, ya realmente no se acordaba) y quién había comenzando a volverse un espectador recurrente en sus shows callejeros desde entonces.
—Pft, haz algo más entretenido, cualquiera puede hacer ese truco —molestó un joven muchacho del público, llamando la atención de varios.
Horacio detuvo su andar y su mirada se dirigió hacia el portador de aquella irritante voz. —¿Cómo has dicho?
—Que ese truco ha sido una puta mierda, haz algo mejor, tío… ¿o acaso eres un fraude? —preguntó con cierto tono burlesco que logró clavarse cual filosa daga en los horribles recuerdos de su pasado, abriendo heridas que exponía como cerradas pero que eran tan profundas que ni el mismísimo tiempo podría curarlas.
Horacio se acercó al egocéntrico hombre, con un aire amenazador que hizo alejarse a todos los demás civiles que le rodeaban con tal de alejarse de un posible peligro. —¿Quieres un buen truco, eh, perro? —dijo una vez estuvo frente a él, su tono sonando demasiado calmado pero su sonrisa y ojos llegando a desprende un cierto aire macabro.
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𝕊𝕥𝕣𝕖𝕖𝕥 𝕄𝕒𝕘𝕚𝕔 [Volkacio AU]
FanfictionLa magia no miente. Es todo... una simple ilusión. Un acto, basado en el simple arte de la distracción. ↳H mago callejero/chantajista ↳V policia del departamento de estafas