Caminando a mi diestra, guiando mis pasos, con cabizbajo, cargado de silencio ¿en qué estará pensando? Es de ojos nublados, teme de su amor pero ama la paz, sus fuertes brazos dan tranquilidad, mi peso y mis pecados los vio en un instante, no preguntó por un pasado, mas es abrazador no recordarlo. Sentí el cielo en mis piernas, lamí el arpa de Gabriel, toque las cuerdas de David y abrí mis ojos y era el. Mi alma quiere hablarle, mi mente rescatarle, no puedo pensar, pues ha de torturarme, mi espíritu ama, lo puede gozar, siente que flota sin saber respirar, pero hay silencio en los labios y no esta mal no hablar.