Capítulo I : El despertar de la magia

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Era una mañana cualquiera. La luz del amanecer se colaba entre las rendijas que dejaban las viejas cortinas. Por la puerta, que estaba entreabierta, entaba un olor que recordaba a panadería.

Jack se despertó debido a los gritos de su madre advirtiéndole que llegaría tarde a la escuela. Se levantó y se vistió. Acto seguido puso rumbo a la cocina dispuesto a desayunar. Para su agrado, había leche recién ordeñada y pan. Jack se sorprendió ya que casi nuca se podían dar el lujo de comprar nada al panadero que pasaba todos los días por delante de su casa ya que su situación económica era mala. Se sentó junto a Emma, su hermana pequeña de 7 años, que devoraba el desayuno con energía.

- ¿Que tal has dormido hoy, Jack?- le preguntó su madre.
-Muy bien. ¿A que se debe que hoy haya pan para desayunar?
-¿A que va ser? A que es tu décimo primer cumpleaños. ¡Felicidades cariño!- dijo la madre antes de darle un beso en la mejilla y revolverle su castaño pelo.

-¡Felicidades Jack!- dijo Emma contenta-Toma, es tu regalo- prosiguió ofreciéndole un trozo de pan.

Jack sonrió a su hermana y le dio las gracias mirándola a los ojos, que al igual que él, los tenía de un color marrón claro.

Jack acabó de beberse la taza de leche y se guardó el trozo de pan para el camino a la escuela, que estaba en el pueblo a unos 30 minutos andando. Terminó de prepararse y salió de la vieja granja dónde vivían camino del pueblo.

El camino atravesaba un par de colinas dónde el trayecto era más cansado ya que tenía que subir alguna cuesta, pero, al pasar dichas colinas se abría un valle con un pueblo en su centro regado por las aguas de un arroyo que era mas caudaloso a medida que bajabas.

Sacó de su mochila las reservas que tenía de pan y fue terminandoselas poco a poco.

Por el camino, en una zona cercana al arroyo donde había árboles, se encontró con Louis, un chico un par de cursos mayor que él con el que no tenía muy buenas relaciones. Era hijo de un leñador, por lo que era fuerte y tenía un cuerpo grande y musculoso.

Jack agachó la cabeza e intentó pasar inadvertido, pero no funcionó. Louis se acerco a él con una sonrisa burlona:

-¿Que pasa, pardillo?¿Que estas comiendo?- preguntó.
-Un poco de pan- respondió Jack timidamente.
-¿Y no te importará dármelo, verdad?- siguió Louis con un tono amenazante.
-Verás, es que es mi cumpleaños y muy pocas veces compramos pan.
-Con que te niegas a dármelo, ¿eh? Pues te vas a enterar- contestó enfadado al tiempo que propinaba a Jack un puñetazo en la parte superior de su ojo izquierdo.

Jack se tambaleó antes de caer al suelo aturdido.

Louis se disponía a coger el pan cuando oyó un ruido raro, como el crujir de la madera. Cuando se quiso dar cuenta una rama del haya que estaba junto a él le dio tal golpe que le hizo tropezar con una piedra y caerse al arroyo.

Se incorporó y se dió cuenta que el haya le seguía atacando. Intentó salir del río pero el resto de árboles también parecían estar en su contra. Finalmente, consiguió salir del río con arañazos en su cara y sus brazos. No paró ni si quiera a recoger su mochila, que se había abierto, ni a sus libros, esparcidos por el suelo. Huyó hacia su casa corriendo y gritando asustado por el extraño fenómeno que había presenciado.

Unos segundos después Jack se levantó algo mareado y se dispuso a recoger su trozo de pan, que había quedado al borde del arroyo. Le extrañó el hecho de que la mochila de Louis estuviese en el suelo y él se hubiese ido corriendo. Miró su reflejo en el agua y se fijó en que la marca morada que le había dejado el puñetazo, al igual que el dolor, iba desapareciendo rápidamente hasta que su piel volvió a su estado habitual.

Jack desconcertado y lleno de preguntas se puso la mochila a la espalda y siguió su camino hacia la escuela.

La guerra de los elementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora