Capitulo 5 Rescatando a la garrapata

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Al llegar a casa, Henry volvió a su oficina. Julie también trabajaba y al parecer tampoco estaba mucho tiempo en casa, así que me encontraba sola en esa enorme casa, bueno, Caroline también estaba pero ella solo se la pasaba en la cocina haciendo y deshaciendo cosas mientras veía series en Netflix.

—Estaré en mi habitación, Caroline —le informé.

—No, señorita. Usted primero come y luego hace lo que quiera —me ordenó apundando con un cuchillo la barra de cocina.

Tan solo con esa mirada me bastó para no protetestar y sentarme antes de que me lanzará ese cuchillo.

—¿Cómo le fue en su primer día? —preguntó mientras me servía—. ¿Ya hizo algún amigo?

—Eso creo, bueno si. No lo sé.

—¿Piensa que es imaginario? ¿Por eso no lo sabe?

—Es Allen —dije al final.

—Ya veo —comentó, y parecía divertida.

—¿Lo conoces bien? —me atreví a preguntar.

—No mucho. Solo ha venido un par de veces. Se ve que es un chico muy serio, pero creo que en el fondo es un buen chico.

—Lo es —aseguré con una sonrisa.

Pero la borré en seguida cuando me di cuenta que Caroline me miraba con una amplia sonrisa.

—¿Por qué pregunta? —inquirió desviando la mirada a lo que sea que picaba—. ¿Le gustó?

Casi me atraganté con la comida al escucharla. Tuve que beber todo un vaso de agua ¿De donde había sacado esa estupida pregunta?

—¡No! ¿Que pregunta es esa? —dije cuando pude respirar—. Apenas y lo conozco.

—No se ponga así. Solo era una pregunta inocente —dijo tranquilamente intentado no reírse.

—Pues no es nada de eso. Es solo que... he oído cosas... emm, no tan buenas de él. No quiero juzgarlo...

—No debería.

—Pero tampoco quiero hacer malas amistades. Suficiente tengo con aguantar a Henry, imagínate si me involucro con delincuentes. Terminaría en el hospital de tantos corajes.

—¿Pues que clase de cosas ha escuchado del joven Allen?

Y ahí era donde me arrepentí de abrir la boca. Ella no tenía que saber nada, no podía decirle las cosas horribles que decían de él.

—Son... —intentaba encontrar las palabras adecuadas—. Solo cosas estupidas de la escuela.

Ella pareció creerme.

—Pues le diré una cosa. Intente ser su amiga y si ve algo que no le parece, pues, déjele de hablar.

—Mi madre hubiera dicho lo mismo —sonreí al recordarla. Tenía que hablar con ella. La extrañaba.

—Eso haré.

No dije nada más, terminé de comer y Caroline me dejó subir a mi habitación. El resto del día me la pase encerrada adelantando algunos trabajos que Allen me había pasado por mensaje. Alex había llegado muy tarde de su práctica de fútbol y solo escuché como Caroline lo regañaba por no comer nada. Julie y Henry hasta entonces no habían regresado.

Al anochecer me di cuenta que tenía un montón de llamadas y mensajes de mi tía, pidiéndome que llamara a mamá, que estaba despierta y que quería hablar conmigo.

Así que, marqué su número mientras caminaba por los rincones de mi habitación, nerviosa. Tenía muchos sentimientos encontrados, aún estaba enojada con ella por mandarme con Henry, pero la extrañaba a la vez. Sabía que no podía ser tan dura con ella o eso podría enfermarla más.

El día que perdone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora