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𝙉𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 𝙏𝙉
De nuevo sentía el que alguien me miraba incluso aseguraba que me seguía todo el recorrido hasta llegar a mi casa, aún mi propia casa me sentía vigilada.
Vivía en Japón con mi madre ya que se pensaba que era un país bastante seguro, pero me equivoqué, hay demasiados acosadores incluyendo asesinos en un tiempo no quería salir a toparme con personas, llegué a aislarme pero pude vencer el miedo social y salir, pero cada día pensaba si aquel que me vigilaba se cansaría...pero tal parece que no, mientras más pasaban los días el acosador se hacía más presente dejándome regalos, fotos y cartas.
Solo los miraba con asco y después los tiraba.
Llegué a mi casa después de un día cansado de la escuela, abrí la puerta dándome paso a la cocina junto con la sala, claro lo malo de aquí las casas son pequeñas y frías al menos a mi gusto puedo describirlas de esta manera, mi mamá estaba cocinando la cena de esté día, quería acortar el hielo con ella claro el tener problemas maternales no es algo que me encante.
TN- he llegado- dejé mis cosas en la mesa, dirigí mi mirada hacía ella-
Madre- me alegró- seguía su acción de cocinar- porfavor cambia tu ropa, es hora de cenar y con tu uniforme solo olerá a sudor el comedor-
Me dispuse a subir las escaleras para ir a mi cuarto, no quise comenzar una pelea con ella, estoy demasiado cansada, contaba mis días de irme de está casa a pesar que mi papá vivía con nosotros era raro que estuviera aqui al tener un trabajo de mayor rango se la pasaba en su oficina todo el tiempo, notaba que nunca tocaba a mi mamá incluso veía que le daba asco. Sentía lástima de mi propia madre, no me gustaba tener ese sentimiento.
-Pero que se le va hacer ella es asi - suspiré-
Noté que mi habitación estaba algo desordenada, juraba haber arreglado ayer en la noche note que faltaba cierta ropa interior, indagué más hasta que vi el regalo de cada día del acosador.
Comencé a temblar de miedo al ver qué ese tipo pudo entrar a mi habitación como si nada aún estando mi mamá o no.
Abrí el regaló solo era una caja roja con una rosa negra, leí la carta.
"Tan linda que eres no puedo esperar a que seas mía y tenerte todos los días"
Asqueada lo tiré al bote de la basura vaya mierda de regalo, pero sentía esa mirada pesada, quise alejarme de esa sensación que tomé mi ropa y me metí al baño a cambiarme.
Salí del baño con mi pijama para fijarme en la ventana y descartar algo raro.
Pero no había nadie y la mirada se sentía más, me dió algo de escalofríos, mi mamá gritó diciendo que bajé a cenar, cansada decidí bajar al comedor.
